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Opinión 1 de abril de 2018

Arroyo, más lejos de Macri

Por Ramiro Melucci

El acto que organizó el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, para anunciar obras en el aeropuerto, fue la primera muestra: a su lado ubicó al diputado nacional Guillermo Montenegro, posible candidato a intendente del PRO en 2019. La maniobra enfureció al intendente, que también estuvo en el acto y que, unos días después, trató al legislador de “poco ético”.

La segunda fue la agenda de la vicepresidenta, Gabriela Michetti, que compartió su acto principal en Mar del Plata –una entrega de distinciones a quienes invierten en accesibilidad– con Montenegro y la titular del Emtur, Gabriela Magnoler. En cambio, Arroyo la acompañó en el aniversario del Inareps, al que la prensa no había sido convocada.

En el medio, el jefe comunal admitió que hace tiempo no habla con Mauricio Macri. El último acto del primer mandatario en Mar del Plata se remonta a noviembre de 2016, cuando inauguró la planta de Havanna. Lo escoltaron la gobernadora y el intendente.

Ahí se terminaron las fotos. En la campaña del año pasado, Arroyo fue excluido. Macri visitó seguido la ciudad y Chapadmalal, pero sin grandes actos ni encuentros con Arroyo.

La semana pasada, la distancia se ensanchó. El intendente dijo una verdad inconveniente: que la desocupación está vinculada a la economía nacional. Lo hizo sin intercalar ningún reconocimiento a las obras que el gobierno nacional impulsa en Mar del Plata. La frase no pasó desapercibida en el Ministerio del Interior, que activó una respuesta a dos puntas. El diputado nacional Juan Aicega, del PRO, y la concejal radical Vilma Baragiola salieron a recordar las inversiones en obras del Gobierno en la ciudad.

Las declaraciones de Arroyo, en rigor, no sorprendieron. Ya había advertido que no le interesaban los partidos políticos. Es decir, que no siente obligado a respetar a rajatabla el discurso de Cambiemos. Tampoco las medidas: fue uno de los intendentes oficialistas que no comulgó con el decreto de Macri para apartar a los familiares de la función pública.

Hace tiempo que María Eugenia Vidal ventiló sus diferencias con Arroyo, pero, al menos a la luz pública, el gobierno nacional se había mantenido al margen de esa puja, que incluyó discrepancias en las finanzas (como la de las exenciones para cines y teatros) y en seguridad (como la de las horas extras para la policía que custodia el predio de residuos). Los nuevos episodios marcan otra actitud de los ministros de Macri. Menos tolerante y compasiva con un intendente que no acata, ni en los dichos ni en los hechos, la línea oficial.



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