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Arte y Espectáculos 24 de febrero de 2020

Arnaldo André: “Me gusta saber que no tengo que salir a escena a seducir”

Mientras compone a Guillermo, este padre preocupado por su familia y la de su hijo, aprovecha su tiempo libre leyendo y contemplando la naturaleza. "Años a... hubiera estado ansioso, pensando en lo que vendría después sin poder disfrutar de nada. Mal, error", confió a LA CAPITAL.

Arnaldo André.

“Me gusta saber que no tengo que salir a escena a seducir, que puedo trabajar al personaje desde otro lado”, definió Arnaldo André sobre Guillermo, el padre de familia que compone en Mentiras inteligentes, la comedia dramática con la que está haciendo temporada en el Teatro Lido, junto a Nora Cárpena, Federico Bal y Micaela Vázquez.

Fue durante la charla que mantuvo con LA CAPITAL, en su camarín, una tarde de este verano en la que reiteró su orgullo por haber peleado y ganado contra el galán, aunque aún la gente se lo recuerde.

André, quien tiene en su haber numerosas temporadas en la ciudad, como actor y como director, suele llegar temprano al teatro, donde siempre tiene un libro a mano.

Así, inmerso en la lectura, en el universo de un thriller ambientado en el interior de España, lo encontramos, lo interrumpimos. Levanta la vista y, en ella, se pueden encontrar trazos de sus inolvidables personajes, tanto los más amados como aquellos “malditos” que supo lograr, como el Juan Manuel de Piel Naranja, Alonso Miranda de Amo y Señor, Renzo Chamorro de Amor Gitano, Juan de Gerente de Familia, entre tantos otros.

Pero el que devuelve la mirada es Arnaldo. La persona que se define como sencilla, aburrida, que pasa su tiempo leyendo y contemplando la naturaleza.

“Necesito ocupar mi tiempo leyendo. Siempre tengo un libro a mano, en casa, en el camarín, en las giras, donde vaya, tengo un libro”, afirmó, mostrando la novela en cuestión, compartiendo sus primeras impresiones. “Con este libro aprendí una palabra nueva, no la conocía”, confió y aseguró que “lo que más me gusta de leer es que de pronto viajás. Es increíble la mente, porque estás leyendo y entrás tanto en la situación que, por ejemplo me pongo nervioso o no quiero que un personaje haga algo que lo pone en peligro, sabiendo que no es real. El cine no te da ese tiempo. No podés perderte las imágenes, tenés todo servido. En un libro, usás toda tu imaginación a partir de las palabras del autor”.

Y diferenció esa lectura por puro placer y hobby, de la lectura de material laboral, guiones, posibles personajes. “Uno lee un guión con otro foco, imaginándose si lo podría hacer, analizando todo, si vale la pena, si tiene lo que me gusta, uno duda. De todas formas creo que la experiencia me ha brindado esta cosa del primer ojo, empiezo a leer y sigo, me va gustando y cuando llego al fin digo esto lo quiero hacer, va. Ahora, si dudo, lo dejo para después, lo retomo, no le puedo dar continuidad, creo que no me va a gustar, aunque puede que haya motivos que te convenzan. Lo ideal es decir, esto es lo que quiero hacer”.

– ¿Con Mentiras Inteligentes cómo fue?

– El libro me llega por primera vez cuando estaba haciendo y dirigiendo Plaza Suite en Mar del Plata. En ese momento el proyecto no salió a la luz. Meses después me lo acercan de nuevo, con un elenco ya armado, con Betiana Blum, lo empecé a leer desde ese lugar y lo empezamos a trabajar con Valeria Ambrosio y así tuvimos dos temporadas en el Astros y una corta gira por Paraguay, Uruguay, Córdoba y Mendoza.

– Guillermo es un personaje alejado del galán…

– Al galán lo dejé hace rato (risas).

– Pero la gente lo tiene vigente…

– Me lo recuerdan. Nos esperan, no solo a mí, sino a los varios que tenemos en este complejo (Nota: los camarines del teatro Lido comparten pasillos con los del Bristol y el Neptuno, donde está haciendo temporada “Desnudos”) y me dicen cosas mirando al galán y es como si le hablaran al 0 kilómetro… de hace 30 años.

– Aunque vos siempre te quisiste despegar de ese rol.

– Yo luché, pelee, triunfé sobre el galán con los personajes en televisión, personajes malditos, de carácter, que son los que me gusta hacer. Y Guillermo me cae parado, justo. Me gusta saber que no tengo que salir a escena a seducir, sino que lo puedo trabajar desde otro lado. Lo hermoso, fascinante que tiene la comedia y que el público no sabe es que en general se piensa que hacer una comedia es hacer reír y punto. Y la risa es la consecuencia de lo que hacés arriba del escenario, pero para lograr eso hay un trabajo interno, hay que trabajar con la verdad. Se piensa que la comedia es la joda y no es así. Cuanto más en serio lo hacés, es cuando la gente más se va a divertir. Porque es lo que sucede en la vida, las cosas más absurdas, más ridículas que te suceden o de las que sos testigo son pequeñas, pero suceden y la vida de esos personajes es la que tenés que transportar arriba del escenario. Eso es lo que me hace disfrutar de este personaje.

– ¿En esa verdad se genera la identificación?

– Exacto. Una buena comedia es esa en la que la gente no deja de comentar, preguntarse, mirá, habrá hecho bien este personaje en hacer esto, hizo bien ella en contar su secreto, hizo bien Willy en dejarse seducir, pensar en dejar todo de lado. Es imposible no identificarse. Lo inteligente del autor es que logra eso a través del humor.

– ¿Y en que no moraliza, no baja línea?

– Cuenta la historia. Apoya a la comedia para que sea “inteligente”, como el título.

– ¿Cómo te llevás vos con la mentira?

– Todos mentimos un poquito. A veces necesitamos hacerlo para salvar una situación. De todas maneras yo tengo mucho humor y con ese recurso no tengo que mentir y zafo. Pero hay mentiras que son necesarias, como sucede con el personaje de Nora -Cárpena-, por ejemplo, que se pone en el lugar de un personaje que para mí es ficticio pero parece que no. A veces las mentiras ayudan un poquito. Ok, están las mentiras que merecen castigo, o el engaño que es otra cosa y no es tolerante para mí.

Arnaldo Nora

– Como padre, tu personaje tiene angustia por la situación de su hijo y tiene que surfear entre lealtades divididas. ¿Contarle a su esposa lo que sabe o guardar el secreto de Willy?

– Sí. El personaje tiene furia y bronca también. A mí me ayuda mucho eso cuando estoy con Fede -Bal- para darle realismo a una situación, si no encontramos otro camino, es yendo a la memoria emotiva. Provengo de una familia unida, no numerosa, para nada, pero la defiendo mucho, hasta hoy. Lo de Guillermo me ha tocado con amigos y he intervenido, incluso con mi presencia, y lo he hecho porque valoro mucho la familia, como algo imperfecto, lo digo desde la convicción, como Arnaldo siente que debe ser.

– Ese amor por tu familia lo llevaste a una película, Lectura según Justino, que te costó mucho estrenar.

– Sí, la pude estrenar, finalmente, el año pasado, con mucha alegría, porque más allá de que el público o mi gente conociera esta historia tan personal, recibir las críticas que he recibido ha sido muy lindo. Es un trabajo muy lindo, con Mike Amigorena y Julieta Cardinali.

– Desde la visión de un niño, contás una historia familiar, pero también atravesás momentos significativos de la historia de tu país.

– No vivimos en una isla, vemos todo lo que sucede a nuestro alrededor, los problemas económicos, sociales, políticos, el hambre y uno no puede alzarse de hombros y decir no me importa. No podés estar ajeno a lo que pasa. Y cuando escribí Lectura según Justino no pude contar la historia de que murió papá, me tuve que poner a trabajar, fui a la escuela y tal. Había algo que estaba sucediendo dentro de ese pequeño mundo mío, problemas que yo no comprendía, políticos, que tienen que ver hasta con resabios de la segunda guerra mundial, estar castigados, no conseguir trabajo por una idea política. Y bueno, hoy no estamos tan alejados de eso. Cuando estrené la película muchos me preguntaban si era argentino o seguía siendo paraguayo. Yo amo Argentina, vivo acá y seguramente moriré acá, pero soy paraguayo y lo único que divide los países es una frontera. Yo me siento paraguayo y argentino, ciudadano de dos mundos.

– Es difícil que alguien pueda definirse y encasillarse de una única y exclusiva forma, ¿cierto?

– Claro, por sangre o por corazón. Mi tercer país por corazón es Venezuela. Pero también tengo sangre alemana y todo me tira, nada me deja indiferente.

– Entonces, lo que está pasando en Latinoamérica te impacta.

– Lo veo con mucha preocupación porque hay un común denominador, más allá de lo político, que son las necesidades, el hambre. Lo que ha sucedido en Bolivia, Chile, es resultado de que el pueblo es el que tiene que pagar todo, no tiene trabajo, no tiene para comer, lo mismo en Colombia y en países europeos como Francia, con el pueblo disconforme. Hay algo que hay que modificar. Ojalá uno como ciudadano tuviera la solución.

– No te imagino retirado, ¿estás evaluando proyectos?

– A veces amigos, por actitudes que no tienen que ver con el trabajo, me dicen que no paro. No me gusta esperar, soy muy activo. Es imposible pensar en que voy a dejar de trabajar. Si es cierto que por el hecho de sentir la necesidad emocional de trabajar no voy a hacer concesiones. No voy a hacer lo que sea. Soy bastante difícil, intento elegir bien lo que hago.

– Los momentos en los que no estás en una obra o un programa ¿son más creativos?

– Son los momentos en los que uno está generando cosas, leyendo material, escribiendo, por ejemplo, tengo mi segundo guión listo. Lo tengo acá en Mardel para revisarlo, para ver qué logró el tiempo, si me sigue gustando o no.

Cuando escribí mi libro, ‘Usted y yo sabemos’, lo que cuento es que no disfrutaba de mis éxitos, preocupado por el futuro. Ahora no me importa, pero años ha… hubiera estado ansioso pensando en lo que vendría después y sin poder disfrutar nada. Mal, error. Creo que tiene que ver con la juventud, la inseguridad. Ahora disfruto mucho de todo, de observar la naturaleza, lo verde, de darle de comer a un gorrión. Mi mamá me dio la teta debajo de una planta de mango. Supongo que observar el verde, el follaje, los colores, los olores, me remite a mi infancia y me da un placer enorme, no necesito mucho más.

– ¿Y la demostración de cariño de la gente?

– No estoy en la tele, pero es como si estuviera. A veces me da vergüenza las cosas que me dicen. Es maravilloso. Me enternecen mucho las abuelas, me encanta hablar con ellas.