Con sarcasmo y comentarios variopintos, el productor cinematográfico Mario Emilio Marchioli escribió “Colpaso”, una novela cuyo nudo se ató a partir de leer “política, la Biblia y el Corán” y de hablar con sus amigos argentinos y extranjeros.

“Viendo los noticieros nuestros de la TV, principalmente las entrevistas de políticos pendulares, encontré un lugar común, siempre además de sacarme una sonrisa, me ha quedado grabado una contestación de estos personajes o de un referente mediático ante una pregunta sesuda, comprometida y el entrevistado inexorablemente contesta: ‘complicado’. Quise escribir sobre estos personajes y para ello tuve que armar un esqueleto y luego vestirlo”, dijo Marchioli a LA CAPITAL.

“No es una novela de acción, de espías o terrorismo. Es la historia de un canalla, un improvisado, un advenedizo que de vez en cuando surge cuando todos sus congéneres están distraídos y provoca un colapso. No sabría donde encuadrarla. Está más se acerca a la geopolítica, escrita con sarcasmo, dotándola de suspenso y vueltas de tuercas”.

-¿Por qué elige nombres ficticios para una ciudad como Mar del Plata, para la provincia de Buenos Aires y para Argentina?

-Bien podría ser situada en Inglaterra, que desde el año 1776 a la fecha tuvo 65 escisiones independencistas, incluidas 13 colonias. Pudo haber sido España, no solamente Cataluña se desea independizar. En la novela menciono casi todas las independencias intestinas de países extranjeros. Pero escribí ficción y tomé un atajo totalmente imaginario, podía ser un hipotético Acapulco en México o la isla de Chatoga en Panamá. Hay un solo nombre ficticio, es un personaje de la vida real. Él lo sabe y es un homenaje. El resto es un juego, se lo dejo todo librado al lector, si se siente identificado o reconoce en el escrito a un vecino o a un familiar.

-¿Por que elige contar la historia en el medio de tantas reflexiones del narrador?

-Desde el principio esta novela rompe estructuras convencionales narrativas. Escribe el curioso, el empedernido lector, el cineasta, el viajero sorprendido, el gestor cultural. Como al principio a manera de un sintético prólogo, le doy señales al lector. En un momento hay una página en blanco, que está a disposición del lector y al final hay dos finales para que el lector elija. Yo también elegí uno.

-¿Por qué escribe?

-Escribí toda mi vida. Ya vieron la luz seis libros y lo seguiré haciendo hasta el último día de mi vida, generando contenidos. Todas las mañanas durante no menos de tres horas. Escribí otrora discursos para terceros. Tengo libretas repartidas por toda la casa, en mi mesa de luz, en el coche, en el morral, donde escribo frases o ideas para después desarrollarlas. De todas las ciudades y los países que menciono en “Colapso” me detuve a escudriñar lo que no hace un turista, saqué fotos que nunca se publicarían en ningún medio que luego volcaría en historias al papel.