Las Yaguaretés, quienes integran el seleccionado argentino femenino de rugby seven, completaron una semana de productiva concentración en Mar del Plata, clave en la preparación del equipo para los inmediatos compromisos internacionales por el Seven Challenger Series 2025.

Antonella Reding, oriunda de Villaguay, Entre Ríos, es una de las 24 jugadoras que participaron en esta positiva tanda de entrenamientos. Y le contó a LA CAPITAL sus sensaciones en el deporte que la conquistó para siempre.

-¿Hace cuánto que jugás al rugby?
-Empecé en 2013 o 2014, directamente en Seven.

-¿Venías de otro deporte?
-Sí, toda mi vida hice básquetbol, desde chiquita, y también practiqué otros deportes, como vóleibol, handball, hockey.

–¿Y cómo tomaste la decisión de pasarte al rugby?
-A mí, en realidad siempre me gustaron los deportes de contacto. Y en mi ciudad, era la primera vez que se hacía un entrenamiento de rugby de ese tipo. Yo ya estaba empezando la facultad y con una compañera de estudios jugábamos al handball juntas. Vimos la publicación, fuimos a probar y nos encantó. Así empezamos. Todas veníamos de un deporte anterior, así que ya teníamos incorporada la rutina de ir a entrenar y formar parte de un equipo. Se armó un grupo súper lindo y nos fue bastante bien de entrada.

-Vos misma empezaste con otros deportes. ¿Eso cambió? ¿Ahora las chicas empiezan directamente con el rugby sin pasar por otras disciplinas?
-Sí, obviamente que cambió. Hoy en día está socialmente mucho más aceptado y los padres llevan a sus hijas directamente a rugby o a rugby y también a otro deporte.

–¿Cómo pasaron estos días en Mar del Plata?
-Divino. Es mi primera vez en Mar del Plata, un hermoso lugar. Además, nos tocaron días muy lindos, así que disfrutamos cada momento, alternando entrenamientos y diversión. Lógicamente que cada cosa a su momento. Cuando nos toca entrenar, ponemos el foco ahí. Y cuando podemos disfrutar, lo hacemos.

-¿Tuvieron oportunidad de recorrer? ¿Qué es lo que más les gustó?
-En realidad, fuimos mucho a la playa, por la zona de Punta Mogotes, porque allí estaba el hotel. Yo soy mucho de la playa, por mí me quedaría todo el día (risas). Me encanta el mar.

-¿El objetivo de entrar al Circuito Mundial es casi una obsesión?
-Es nuestro primer objetivo para este año. Nos faltó muy poquito el año pasado. Vamos a dar todo para subirnos ahí y hacer historia en el rugby. Pero sabemos que todo lleva un proceso y tenemos que ir cumpliendo las metas parciales que nos permitan lograrlo.

-¿Eso también se refleja en el día a día en sus respectivos clubes, más allá de las concentraciones nacionales?
-Con Las Yaguaretés estamos en una estructura casi profesional. Entonces, es evidente que todo lo que una haga, tiene incidencia directa en los resultados. Todas las decisiones y acciones que tomemos en el día a día, es un pasito más que nos va a acercar a eso que tanto queremos.

-¿Qué es lo que más te atrae o te gusta del rugby seven?
-A lo largo de mi carrera he tenido la oportunidad de jugar rugby tradicional, de 15 jugadoras, también. He ido a jugar afuera, he estado en la selección. Lo que más anhelo es estar en la selección. Y también las amistades que voy haciendo en el camino. Compartir momentos con las chicas es súper emocionante. Y que todas estemos conectadas en la misma sintonía y podamos llevar adelante esa convivencia entre tantas, es lo más lindo.

-¿Qué significa para vos representar al país?
-Es un orgullo. Lo tomo así porque desde que era chiquita, para mí lo máximo era llegar a la selección argentina. En cualquier deporte de los que practiqué. Hoy mi foco está en el rugby. Lo llevo con mucho honor. No ha sido fácil, obviamente. Por eso también lo disfruto muchísimo. Es una sensación algo inexplicable, pero es muy emocionante y toda una alegría estar acá. Entre tantas que quisieran estar, me toca a mí. Si una se sienta a pensarlo, es un poco loco. Pero también, por algo estamos acá. Vestir esta camiseta es espectacular por todo lo que representa.

-¿Y qué pasa cuando suena el Himno Argentino?
-Ahí directamente surgen las lágrimas solas (apenas puede contener la emoción). En pocos segundos pasa todo el recorrido de toda tu vida. De los que estuvieron en cada detalle, todo el esfuerzo. Y te das cuenta de que realmente valió la pena. Es una satisfacción enorme.