Andrés Duprat: la curaduría y “el arte que activa lo sensible”
Es uno de los curadores de “Lo que la noche le cuenta al día”, exposición que inaugura este sábado en el MAR. En esta entrevista, traza un panorama sobre la mirada de crítica social y política de Argentina, de un grupo de artistas de vanguardia y contemporáneos.
Andrés Duprat.
“Lo que la noche le cuenta al día”, una exposición que traza un panorama del arte contemporáneo argentino a través de distintas poéticas personales que evidencian la capacidad de los artistas de observar y analizar la sociedad desde abordajes críticos, íntimos y originales, inaugura este sábado, en el Museo MAR.
Una veintena de artistas, entre los que iniciaron un camino de vanguardia en nuestro país y los que están hoy en plena actividad, fueron seleccionados por los curadores Andrés Duprat -director del Museo Nacional de Bellas Artes– y Diego Sileo -curador del PAC de Milán-.
Se trata de autores que habían sido seleccionados para la muestra del mismo nombre en Milán y luego en PROA (Buenos Aires): Eduardo Basualdo, Mariana Bellotto, Adriana Bustos, Matías Duville, Leandro Erlich, León Ferrari, Ana Gallardo, Alberto Greco, Jorge Macchi, Liliana Maresca, Marta Minujín, Cristina Piffer, Liliana Porter, Nicolás Robbio, Miguel Rothschild, Graciela Sacco, Alessandra Sanguinetti, Tomás Saraceno, Mariela Scafati, Juan Sorrentino y Adrián Villar Rojas.
“Los artistas son gente como cualquiera y al arte uno lo recibe como humano. Es verdad que uno ve lo que sabe, y que cuanto más sabés, más capas ves”
“Cuando me convocó Diego Sileo, la pretensión no fue mostrar todo el arte argentino, es imposible y decidimos que sea una muestra de importantes artistas contemporáneos, pero que se vean sus obras bajo cierto lente de la crítica social, de la crítica política, que yo creo que es una característica argentina, artistas, que de forma inteligente, incluso con humor, abordan temas de actualidad y lidian con una realidad tan cambiante, tan convulsionada como la Argentina”, definió Duprat, en una charla con LA CAPITAL, horas antes de su llegada a Mar del Plata para observar, junto a Sileo, los últimos detalles del armado.
Sobre la selección, destacó que fue “un trabajo lindísimo, porque si bien yo conozco la escena argentina, sumar la mirada con cierta distancia de Sileo, me obligó a justificar las decisiones. Eso está buenísimo como ejercicio intelectual”.
En ese sentido explicó que buscaron combinar un grupo de aristas “históricos, de las vanguardias, con tradición en el arte político o de crítica social como León Ferrari, Alberto Greco, Liliana Maresca y Marta Minujín y un ochenta por ciento de artistas en plena actividad que ejercieron ya en democracia pero provienen de estas vanguardias”.
Sobre “Lo que la noche le cuenta al día”, un homenaje al autor del libro del mismo nombre, Héctor Bianciotti, señaló: “Nos gustaba la metáfora de que la realidad es binaria y la Argentina es así, es un país que tiene unas virtudes buenísimas, es positivo, es diáfano, pero a la vez tiene períodos de oscuridad”.
Duprat destacó que la muestra “es viva, muchas son instalaciones”, por ello no es una “copia exacta” de las que se vieron en Milán y en Buenos Aires. “Son los mismos artistas, que presentan versiones de sus obras que representan su visión en cuanto a la temática que propone la muestra”.
Entre la elite y lo popular
Además de director del Museo Nacional de Bellas Artes, Duprat es curador, arquitecto, estudioso del arte y guionista. Integra el triángulo creativo de películas y series como “Competencia oficial”, “El vecino de al lado”, “Nada”, “El artista”, “Mi obra maestra”, “El encargado”, “El visitante ilustre” o “Bellas artes”, junto a su hermano Gastón Duptrat y Mariano Cohn.
En la charla con LA CAPITAL, Duprat trazó un análisis sobre su mirada, tanto en muestras de artes visuales, como en la arquitectura, el cine y las series. “Me gusta el arte que activa lo sensible, que no conecta solo desde lo intelectual”, definió el especialista.
– Curar ¿es un trabajo artístico en sí mismo?
– Yo creo en los curadores que se mantienen en un segundo plano. Hubo unos años donde parecía que los curadores eran más importantes que los artistas, pero combato esa idea. Si bien es verdad que fueron tomando mucha importancia con la globalización, en los últimos 20, 30 años, porque es tan inabarcable el mundo de la creación artística, soy de los que cree que lo que está en el primer plano son los artistas y la poética y la obra de los artistas, como en esta muestra, la idea como una excusa para presentar poéticas personales o la propia cosmovisión de los artistas.
-¿Sentís una responsabilidad, tanto al curar, como en los guiones, de desmitificar, de cambier esa impresión de las artes visuales que parecen algo alejado de la cotidianeidad?
-Es un gran tema. Es una realidad esa distancia, pero a la vez el arte es una expresión humana. Cuando escuchás música lo hacés de una manera sensible, no pensás ¿qué quiso decir el artista con estos acordes? Con las artes visuales se ha perdido eso. Esa es otra lucha mía, combatir ese alejamiento, tratar de que el arte active lo sensible, no que conecte solo desde lo intelectual. A veces se explica todo, pero en el afán de ayudar a que vos abordes esa obra, puedo terminar destruyendo tu acercamiento. Por ejemplo ‘el rojo significa violencia’, pero puede significar otra cosa, entonces a veces esa mediación sobre las obras, si es demasiado didáctica, puede hacer un daño también. La gran paradoja del arte contemporáneo es que a partir de las vanguardias se fue transformando en una cosa demasiado para una élite supuestamente y que vos tenés que ser un experto para poder ver un cuadro. Eso me parece absurdo. Aparte, los artistas son gente como cualquiera y al arte uno lo recibe como humano. Es verdad que uno ve lo que sabe, y que cuanto más sabés, más capas ves. Defiendo el conocimiento y el estudio, pero no es la única aproximación a una obra de arte. Hay una cosa de conexión que no es del campo intelectual ni de la anécdota, sino de la sensación.
-¿Esta idea, estos conceptos han tenido que ver en la forma en que has planteado los guiones de películas o de series?
-Por un lado es el ambiente que conozco. Cuando uno conoce algo puede ir más profundo. En nuestras películas está esa dualidad entre lo que es la cultura popular y lo que es la llamada alta cultura. Nos planteamos ¿la cultura es un nicho para unos pocos estudiosos, finos, expertos o debería ser algo que perfore esa burbuja y ser popular? Nos gustan los artistas que logran ese doble estándar, o sea, por un lado ser refinados profundos poéticos, pero a la vez perforar esa élite de supuestos expertos. Algo como sería el cine de Tarantino o los hermanos Cohen. Cosas de calidad y populares. En todo hay varias capas. El conocimiento y lo intelectual te ayuda a abordar con más profundidad las cosas, pero sin perder el acto sensible.
-Ahí entramos en el valor educativo del arte, en momentos en que al arte y la cultura no se les está dando prioridad…
-Me parece que contribuye mucho todo. Tanto sea en museos, como en audiovisual o en cualquier formato. Eso que se dice ‘el que lee tiene una vida más rica porque vive otras vidas’, bueno, con cuaquier expresión artística asomas la nariz a universos que no son el propio, te puede deslumbrar, te puede abrir la cabeza, podés aprender cosas, probar cosas, incluso en lo que no te gusta descubrís una dimensión. Yo creo que la cultura es el gran abridor de cabeza. Y Argentina es un país muy inquieto, la gente es muy autocrítica, crítica, una sociedad muy reflexiva, que no se contenta, que no la podés meter en caja siempre.