“Se regaló”, diría cualquier joven del mundo actual al leer esta noticia. A pesar de ello, el resultado parcial de la historia no fue tan malo para el anciano, víctima de un robo vil ocurrido en los últimos días en el barrio San Martín.

El caso comenzó cuando el jubilado -mayor de 80 años- puso a la venta su automóvil. Con cierta premura, y tras recibir un llamado de un presunto comprador interesado, se dirigió al domicilio acordado para exihibirle el vehículo.

Si bien los pormenores del hecho son materia de investigación, LA CAPITAL pudo saber tras consultar fuentes judiciales que al llegar al sitio el dueño del rodado fue recibido por hombres que pertenecerían a la comunidad zíngara. En ese momento, ambos le pidieron al anciano “ir a dar una vuelta” para probarlo.

No habían recorrido muchas cuadras desde Génova al 5200, donde se había producido la cita, cuando los supuestamente interesados en comprarlo revelaron sus verdaderas intenciones: uno de ellos extrajo un arma de fuego, le apuntó al vendedor y le dijo: “Bueno, ahora danos los documentos y bajate”. El jubilado acató y se fue caminando del lugar, mientras los ladrones huían con su automóvil.

Más tarde, una vez que la víctima estuvo a resguardo, el hecho fue denunciado a la policía. En ese marco, se inició una investigación a cargo de la fiscal Lorena Irigoyen, quien ordenó la realización de distintas medidas a los fines de esclarecer el caso.

Los días pasaron y la pesquisa avanzó cuando el hijo del anciano observó en un estado de Whatsapp que una concesionaria publicaba el aviso de venta del vehículo de su padre. Automáticamente, se comunicó con los investigadores, quienes dispusieron que se llevara a cabo un allanamiento al local en cuestión.

La policía concurrió al comercio, pero el rodado no se encontraba allí. De todas formas, el dueño del negocio explicó que el vehículo estaba en el domicilio de un amigo suyo, que a posteriori también fue allanado. Efectivamente, el automóvil se hallaba en esa vivienda, cuyo propietario lo entregó de inmediato a los uniformados.

La víctima no reconoció a ninguno de esos dos hombre como los delincuentes que le habían robado. En ese contexto, ambos manifestaron que el vehículo había sido comprado a un tercero, por lo que si bien fue restituido a su verdadero dueño aún se desconoce la identidad de los ladrones.

Notificada de los resultados del operativo, la fiscal Irigoyen imputó al dueño de la concesionaria del delito de “encubrimiento agravado”, y emitió una serie de directivas tendientes a continuar con las averiguaciones y poder determinar así quiénes fueron los ladrones. Por el momento, según pudo saber LA CAPITAL, no hay sospechosos identificados pero las fuentes no descartan que existan avances en la causa en las próximas horas a través de los peritajes y las medidas ordenadas por la instructora judicial.