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Arte y Espectáculos 1 de noviembre de 2022

Ana Moglia y su nueva historia: “Si no aprendí algo después de escribir, no me sirve”

"Después de la tormenta" transcurre en la ciudad de Apóstoles. En este nuevo libro, que sigue a "La ruta de los sueños", una joven con dones especiales enfrenta a su entorno, mientras se fusionan las historias de su familia entre los yerbatales misioneros.

Ana Moglia.

Entre el rojo de la tierra y el verde de los yerbatales de Misiones, en la finca “Los Lapachos”, la escritora Ana Moglia puso las bases para su nuevo libro. Se trata de “Después de la tormenta” (Emecé), la historia de Arami, una chica que decide seguir el impulso de sus dones y estudiar medicina, contra viento y marea. Es la década del ’60 y enfrenta a sus padres. La historia de la joven se fusiona con la de sus antepasados: padre, madre, abuelas y abuelos intervienen en este relato romántico, atravesado por las tragedias, los encuentros, el destino, los milagros y lo inesperado. Sus antepasados también serán los dueños de historias tan emblemáticas como la central, de acuerdo a la trama que caracteriza a las narraciones románticas contemporáneas.

-¿Por qué elegiste como escenario de la historia a Apóstoles, una ciudad de Misiones, y el entorno vinculado a la yerba mate, donde transcurre una parte del relato?

-Solo apareció ese nombre en mi cabeza y lo acepté. Debía ser un lugar que, por supuesto, fuera yerbatero. Me sonó muy dulce el nombre. Tenía que ser ese y no me equivoqué porque después de terminar el libro pude viajar a conocerlo, y es hermoso.

-Descendientes de ucranianos, de polacos y miembros de la etnia guaraní conviven en esta historia en la que hacés mucho hincapié en el valor del esfuerzo y del trabajo, ¿por qué?

-Ya en “La Ruta de los Sueños” hice hincapié en valorar el esfuerzo y el trabajo. Después de la Tormenta es justamente, un desprendimiento de La Ruta de los Sueños, primera novela sobre la vida de los yerbateros, que hay en el mundo. Creo además que hay que conocer quiénes fueron los hacedores de muchas cosas que hoy tenemos. Soy una convencida de que nada se logra sin esfuerzo y sin trabajo, entonces, muchas veces, me resulta imposible disociar, en algunos aspectos, mi forma de pensar con lo que escribo.

-El tema de la organización de las cooperativas obreras también parece emerger, aunque de fondo, ¿te parece importante destacar esta clase de organizaciones?

-Eso fue algo que aprendí en la investigación, que por cierto fue ardua. Los alemanes, por aquel entonces, trajeron el modelo de Cooperativa y algunos yerbateros lo tomaron. De hecho hay una que, hoy por hoy, es muy importante.

-Arami es una chica decidida, pero aún así le cuesta que su familia acepte sus ganas de estudiar medicina, ¿eso se debe a que es mujer?

-No, para nada. Nunca lo escribí desde ese lugar. Creo que lo de sus padres, me refiero a la “aceptación rápida” de los planes de Arami, les costó por miedo, por la situación social del país en ese momento, porque era su única hija… pero finalmente prima la esencia de la familia Vennik, de esa semilla que sembraron Teodoro y su hijo Pedro: la de aceptar las decisiones de los hijos para que cumplan los sueños.

-¿De qué manera afectan a tus historias todos los cambios de paradigma que circulan en torno al rol de la mujer en la sociedad del siglo XXI?

-No sé si las afectan. En mis historias intento que se respeten todas las condiciones. Creo en el complemento. Y lo digo porque también he escrito historias donde el protagonista ha sido un varón y de hecho, mereció todo mi respeto.

-¿Arami tiene un don especial, un don para curar?

-Lo que Arami hace, a través de su don para curar, es sanar el espíritu de algunos de los protagonistas de esta historia que no habían logrado “aceptar” lo que el destino les tenía deparado. Creo que, gracias a lo que a ella le toca vivir cuando se encuentra en San Justo, sanan todas las heridas de su familia, de los que la aman.

-¿Después de tantos libros escritos, qué elementos considerás necesarios para que haya una buena historia?

-Respeto por el lector, en primer lugar. Hay que investigar bien. Que se escriba ficción no habilita a escribir cualquier cosa. Luego, y porque me doy cuenta de que es, podría decir mi estilo, que haya una dosis justa de todo, no más. Y a esto lo digo como lectora también, me gusta la simpleza, no lo vulgar. Y para finalizar, que haya aprendizaje después de la lectura. Si no aprendí algo después de escribir, no me sirve.

-¿Qué fue lo que aprendiste tras escribir esta historia?

-Cuando terminé este libro supe, definitivamente, que escribir me salva y me sostiene. Aprendí también que hay que disfrutar cada minuto que tenemos porque nunca sabemos lo que nos depara el destino. Aprendí que el tiempo acomoda las cosas y lo hace a través de señales… solo hay que estar atentos y abiertos para aceptar que todo puede suceder.