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Cultura 24 de noviembre de 2019

Ana Correa: “Me cuestiono por qué es tan difícil desandar el camino de una justicia tan patriarcal”

En "Somos Belén", narra el caso de la joven tucumana que en 2014 fue condenada a ocho años de prisión tras sufrir un aborto espontáneo en un hospital público..

Ana Correa.

Con prólogo de Margaret Atwood, la periodista Ana Correa aborda en el libro “Somos Belén” el estremecedor caso de la joven tucumana que en 2014 fue condenada a ocho años de prisión tras sufrir un aborto espontáneo en un hospital público.

A través de un relato muy bien documentado, pero a la vez fresco y emotivo, Correa narra el padecimiento de la joven y de su familia, la deplorable actuación de la Justicia, y la solidaridad que generó el caso a nivel mundial, la intervención de Amnesty Internacional y las Naciones Unidas.

El libro rescata el testimonio de Belén -nombre ficticio elegido para preservar su identidad- y el rol de la abogada Soledad Deza, que logró que el caso sea revisado y la joven recupere su libertad luego de dos años y cinco meses de prisión.

En diálogo con Télam, Correa conversó sobre esta obra, editada por Planeta.

– ¿Qué le permitió descubrir la recorrida por el hospital y la cárcel donde estuvo presa Belén?

– Para ponerme en el lugar de Belén tenía que recorrer los lugares y las situaciones por las que atravesó. Fui al hospital a la misma hora que ella había ido cuando fue a atenderse por un dolor abdominal que tanto ella como los médicos que la atendieron asociaron con un problema digestivo y no con un embarazo. Me llamó mucho la atención algo que no había leído en ninguna nota. El hospital queda frente a la cárcel más grande de varones de Tucumán. Llegar de noche a ese hospital te quita el aire. Tal vez por esa circunstancia quienes te reciben en el hospital son policías. Hay más policías que enfermeras o enfermeros. Nadie puede imaginar cuando llega ahí que una mujer quiera ir a provocarse un aborto en un sitio rodeado de policías y frente a una cárcel inmensa. Es de locos. Como con tantas cosas que vi en el expediente, me sorprendía que ninguno de los que intervino judicialmente en la primera etapa se tomó un minuto para ir al lugar de los hechos, para ponerse en el lugar de Belén, para preguntarle su verdad.

– ¿Qué reflexión hace sobre las irregularidades del proceso judicial?

– Es todo tan lamentable. Belén estuvo presa por un delito que no cometió. El abogado que primero contrató la familia había cometido un delito grave y fue condenado pero nunca pisó ni pisará la cárcel. La primera abogada defensora oficial mintió para culpabilizar a su defendida. Los jueces no chequearon que ni una sola persona que conocía a Belén estaba al tanto de que estaba embarazada. Como dijo Belén en una de sus notas: todos ellos siguen en sus despachos tomando café. Belén perdió tres años de su vida, tuvo que irse de la provincia y hoy le cuesta conseguir un trabajo que no sea informal. Está todo dado vuelta, pero no debería ser así.

– ¿Cómo evalúa el rol de Edgardo Jiménez, ministro Público Fiscal de la provincia, y por qué con su cargo no tuvo mayor injerencia en casos como éstos?

– Más que personalizarlo en él, que estuvo muy bien en el caso Belén pero sostuvo más de la cuenta a la fiscal Giannoni, que persiguió a los médicos que auxiliaron a Lucía en el caso de la niña que quisieron obligara a parir, me cuestiono por qué es tan difícil desandar el camino de una justicia tan patriarcal. Una puede pensar que hay avances pero no, todo cuesta muchísimo. Las abogadas y los abogados feministas son los menos. Ahora surgió un nuevo prototipo tanto en la justicia como en otras instituciones: los que se dicen feministas pero siguen subestimando el discurso y las denuncias de las feministas. El maltrato a las mujeres es moneda corriente.

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– ¿Qué cambió este caso a nivel social y en la justicia tucumana?

– Lamentablemente en Tucumán no cambió nada. El caso de Belén y la movilización desde Tucumán y en toda la Argentina sirvieron para dar un impulso definitivo para poder debatir el aborto, tanto en los medios y en la sociedad como en el Congreso. Pero el gobierno de Tucumán aún no reacciona. Un gran sector, no todo, no olvidemos que la Corte Suprema de Tucumán fue impecable en el fallo tomando argumentos de la defensa y de los Amicus Curiae de las organizaciones, en especial los presentados por Innocence Project y la Defensoría General de la Nación, pero hace falta un gran gesto y un gran cambio por parte del gobierno de Tucumán para que no haya más casos Belén ni más casos Lucía.

– ¿Cómo evalúa la situación de Belén en la actualidad? ¿Cómo pudo reconstruirse e ir superando lo vivido?

– Si Soledad Deza no se enteraba de casualidad que Belén estaba presa, al día de hoy seguiría en la cárcel. Si vamos a una cuestión de justicia, Belén aún no ha recibido ningún tipo de reparación por lo que le han hecho. Debido a que se fue de Tucumán, no se llegó a plantear aún la posibilidad de una demanda de reparación, no sé si lo hará algún día. El gobierno de Tucumán estuvo al tanto de esta situación, y sus abogadas reclamaron una compensación. El gobierno de Manzur nunca respondió a este pedido.

Del prólogo de Margaret Atwood

“En la Argentina —un país que proporcionó algunas de las prácticas de la vida real que incluí en ‘El cuento de la criada’, en especial, el robo de bebés perpetrado durante la dictadura militar—, la grave situación de Belén logró salir a la luz, lo que obligó a la Justicia a revisar el caso y, finalmente, llevó a su absolución. Pero esto sucedió después de años de sufrimiento por parte de Belén, y únicamente fue el resultado de una masiva protesta contra la negación de un debido proceso a la joven, organizada por un grupo de activistas determinado a revertir este ejemplo de una Justicia injusta. (De esta suerte, por lo menos, la Argentina no es Gilead. Gilead jamás toleraría una protesta así).

¿Cuántas otras Belén hay en el mundo? ¿Cuántas mujeres han muerto porque tuvieron miedo de ir a un hospital por un aborto, espontáneo o provocado, aterradas por la posibilidad de que las acusaran de asesinato? ¿Cómo podríamos saberlo? Como ocurre muy a menudo cuando se trata de las mujeres, las injusticias están ocultas, enterradas entre silencios y eufemismos. Tenemos una deuda de gratitud con aquellos que dieron a conocer, al menos, esta injusticia en particular”.



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