Amenazó a su ex, la violó y la filmó para mostrarle el video al actual novio
El Tribunal Oral N° 1 condenó al hombre a 14 años de prisión por abuso sexual con acceso carnal agravado por el uso de armas y robo simple. El fiscal Carlos Russo consideró al hecho como "perverso" y remarcó que existió violencia de género física, psicológica, sexual y económica.

Un hombre fue condenado por haber abusado sexualmente de su expareja, a quien amenazó con un arma de fuego, golpeó y luego filmó durante la violación para mostrarle las imágenes al actual novio. Para la fiscalía se trató de un hecho perverso que incluyó cuatro formas distintas de violencia de género: física, sexual, psicológica y económica.
En un debate que se realizó en el Tribunal Oral N° 1, los jueces Pablo Viñas, Ricardo Perdichizzi y Facundo Gómez Urso condenaron a S.T.L. a la pena de 14 años de prisión por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el uso de armas y robo simple” en perjuicio de su expareja, E.M.R..
Durante el debate, el fiscal Carlos Russo consideró el caso como “perverso”, ya que el imputado no se conformó con coaccionar y abusar de la víctima, sino que la humilló al filmarla, pretendió afectar la relación de ella con su pareja al mostrarle esos videos de la violación y continuó con los hostigamientos.
El fiscal también destacó que el caso englobó cuatro formas diferentes de violencia de género: sexual, por los abusos sexuales; física, ya que la golpeó; psicológica, por las amenazas y el hostigamiento constante y económica, ya que amenazaba con no darle mercadería o dinero para mantener al hijo de ambos.
Por su parte, el abogado defensor del imputado, planteó en su alegato, no cuestionó la violencia de género que existió, pero sí criticó la acreditación de los hechos y planteó una nulidad parcial respecto del abuso sexual agravado, por advertir una diferencia con aquel reseñado en la elevación a juicio, ya que según su explicación “el fiscal incluyó el uso de un arma de fuego, la defensa no pudo defenderse, hubo una sorpresa y no pudimos ofrecer prueba al respecto”.
Los jueces no hicieron lugar a los planteos de la defensa, ya que entendieron que no corresponde analizar si la víctima vio o no el arma de fuego que el imputado llevaba, sino si el fiscal Russo consideró el uso de esa arma de fuego para cometer el abuso sexual. Lo que para los magistrados se dio por probado.
Un hombre violento
Víctima y victimario tienen un hijo en común de 7 años. Comenzaron una relación desde 2016 hasta el 2020, cuando el niño tenía 2. Según contó E.M.R. el imputado la violentaba constantemente, la insultaba y cuando intentó cortar con la relación se le aparecía constantemente en los negocios del barrio, en la casa de la madre, en la vía pública.
El 5 de mayo de 2020 la situación no dio para más: estaban en la casa del imputado, en Marcelo T. de Alvear al 1200 cuando el hombre comenzó a insultar a la mujer y a golpearla, para luego tirarla al piso y patearla en el cuerpo, provocándole equimosis en pómulo derecho, región frontal derecha y región parietal y occipital derecha. Además, también golpeó al hijo de ambos, causándole equimosis en la región parietal izquierda.
Por estos hechos, el Juzgado Correccional N° 2 condenó en junio de 2022 a S.T.L. a 2 años de prisión de ejecución condicional.
“Desde allí siempre hice tratamiento psicológico, me ayudó a poder estar acá sentada, poder hablar tranquila y
sobrellevar la vida. Espero que la condena sea justa y que todo sea con tranquilidad y que se dé lo que se tenga que dar”, expresó durante el juicio la víctima.
Un caso perverso
Durante el juicio, se dio por probado que el 18 de noviembre de 2021, S.T.L. siguió a su expareja hasta la casa de su actual novio y se escondió en un descampado. A la mañana siguiente, la víctima fue hasta la Base Naval para dar un examen, sin saber que era seguida de cerca por el violento y “perverso” del padre de su hijo.
Cerca de las 11 de la mañana, la mujer se encontraba en la puerta de la Base Naval esperando el colectivo cuando apareció su expareja en moto y, amenazándola con un revólver calibre 38 la obligó a subir al vehículo, para llevarla hasta su casa de Marcelo T. de Alvear al 1200.
En el interior de esa casa, donde ya había sido brutalmente golpeada un año atrás, el horror escaló todavía más: el hombre sometió a la mujer, la golpeó, la intimidó con el revólver y abuso sexualmente de ella. Además, filmó la violación y llamó a la actual pareja de la víctima para mostrarle las imágenes, para enseñarle que era de su propiedad y de nadie más.
La víctima, sin posibilidad de defenderse, intentó convencer al violento de que estaría con él, de que volverían a ser pareja, por lo que el hombre la invitó a tomar mate y la llevó en la moto por la avenida Juan B. Justo, hasta que al llegar a Don Orione la mujer se tiró del vehículo e intentó escapar.
En ese contexto, la víctima sacó su celular y filmó al agresor mientras lo acusaba a los gritos de violador, pero el hombre le arrebató el teléfono y huyó del lugar. Acto seguido la mujer corrió hasta una comisaría, donde radicó la denuncia.
“Él siempre me pegaba, para no recibir una paliza mayor yo le hablaba segura, pero siempre le tuve miedo, siempre”, expresó la víctima durante el debate y agregó: “Yo fui obligada, él hace ver las relaciones como que fueron consentidas, yo quería irme y busqué la forma para poder irme, yo quería hacerle creer que iba a volver
con él para que abra la reja para poder irme”.
Para el fiscal Russo, y los jueces, no quedaron dudas que la víctima fue obligada a consentir una relación en
función no solo de la intimidación de ese día, sino del círculo de violencia al que se veía sometida desde hacía años.
Para los jueces, el testimonio de la víctima se presentó “internamente coherente, es decir, sin grietas en cuanto a su consistencia lógica; verosímil en torno al contexto de su relación con el imputado; compatible con un ejercicio de violencia extendido en el tiempo por parte de este; carente de fantasías o exageraciones respecto de los hechos;
meticuloso respecto de los detalles y sereno y medido en relación a sus expectativas sobre el proceso judicial”.
También destacaron que “no se aprecia motivo o finalidad alguna que pudiera beneficiar a la víctima en caso de tratarse de una denuncia no correlativa con la realidad”. La mujer se mantuvo firme al declarar, explicando que el
apoyo psicológico le permitió enfrentar así la situación.

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