Se trata de cuatro ladrones que fueron autores de diversos robos graves durante el verano de 2016. El juez Pablo Javier Viñas del Tribunal Oral Nº 1 los sentenció a penas de 13 y 16 años de cárcel respectivamente.
Cuatro peligrosos delincuentes que integraban “La banda de Camet” fueron condenados a 13 y 16 años de prisión por diversos robos ocurridos durante el verano de 2016 en viviendas de Mar del Plata.
Tras un juicio unipersonal realizado en el Tribunal Oral Nº 1 por el juez Pablo Javier Viñas, Pablo Nicolás Scaramuccia (27) y Ulises Javier Andrada (27), recibieron la pena de 16 años de prisión, mientras que Cristian Nahuel Ullua (26) y Roberto Angel Del Buono (32) fueron sentenciados a 13, respectivamente.
Además, el juez Pablo Javier Viñas dispuso el decomiso de las armas de fuego que utilizaban y de un vehículo secuestrado, que será integrado al patrimonio del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Más precisamente, el rodado será enviado a la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local, para su utilización por parte de los uniformados.
Todos los casos fueron investigados por el fiscal Mariano Moyano y el persona de la DDI local, que los detuvo en la zona de Camet. Por eso, la banda que integraban se dio a conocer con ese nombre.
Los hechos
Los cuatro delincuentes condenados fueron, según quedó acreditado en el juicio, autores de al menos ocho hechos probados.
El 2 de febrero de 2016, alrededor de las 22.30, Ulises Javier Andrada, Pablo Nicolás Scaramuccia, Cristian Nahuel Ullua y Roberto Angel del Buono, munidos con armas de fuego y con un designio en común, irrumpieron violentamente a través de una ventana en la vivienda sita en la calle Concepción Arenal al 5700 de Mar del Plata. Antes habían escalado una reja perimetral de 1,80 metros de altura que cercaba su frente.
Una vez en su interior intimidaron y amenazaron con armas de fuego a sus moradores (cuatro personas mayores de edad) y los condujeron a una de las habitaciones de la casa, donde los ataron de pies y manos, exigiéndoles la entrega de bienes y dinero, lesionando en la cabeza a una de ellas con el arma de fuego que portaban. Luego de apoderarse ilegítimamente de diversos bienes (tecnología, joyas y vestimenta que luego fue hallada en uno de los allanamientos practicados) se dieron a la fuga del lugar.
Poco después, el 12 de febrero de 2016, a las 4.30, Andrada y Scaramuccia irrumpieron por sus fondos a la finca ubicada en Alvarez Condarco al 6200. Inmediatamente se dirigieron al sector del comedor donde se encontraban la propietaria, su hija de 3 años y amigos de la familia también con hijos pequeños. Una vez en su interior, mientras Scaramuccia amenazaba e intimidaba con el arma de fuego a la propietaria, Andrada golpeó en la cabeza al hombre que se hallaba en el domicilio de visita, con una llave cruz saca tuercas de moto, tirándolo al suelo y atándolo con una cinta en sus pies y manos. Tras ello, ambos desapoderaron a las víctimas de dinero y demás elementos de valor.
Asimismo, Scaramuccia, luego de construir una lanza casera (con un palo de escoba y una tijera atada en uno de sus extremos), para alejar a la mascota de la familia, se dirigió a la trotadora de la finca donde se hallaba estacionado un vehículo de los damnificados sustrayendo diversas pertenencias existentes alguna de las cuales fueron a posteriori habidas en los allanamientos practicados, reconocidas como propiedad de las víctimas y devueltas oportunamente.
Más tarde, el 16 de febrero del mismo año, a las 22.40, Ullua, Del Buono y una tercera persona no identificada, distribuyéndose sus roles y conforme el plan ilícito previamente orquestado, ingresaron en la vivienda de Guido al 1200, a través de una de las aberturas ubicadas en el living de la finca, para lo cual debieron forzar el marco y la cerradura. Una vez en su interior, Del Buono se dirigió al comedor de la casa donde se encontraba la propietaria de la vivienda a quien intimidó apuntándole con el arma de fuego que portaba; en tanto que Ullua se trasladó a la planta alta de la finca donde se hallaba el esposo de la mentada, a quien apuntó con un revólver y le ordenó que se arroje al piso. Una vez en el suelo lo golpeó y lo redujo atándolo de pies y manos colocándole, luego, un pulóver en su cabeza. Una vez doblegadas las víctimas, ingresó a la casa un cuarto individuo quien a su vez mantenía comunicación vía handy con una quinta persona, quien lo alertaba de todo lo que sucedía en el exterior de la finca mediante la escucha de la frecuencia policial.
Tras ello los cuatro ladrones comenzaron a exigir a los moradores la entrega de dinero y elementos de valor, mientras continuamente amenazaban de muerte al propietario de la finca y le propinaban golpes en su cuerpo. Tras revisar las distintas dependencias de la casa y luego de permanecer allí aproximadamente 40 minutos, los individuos se apoderaron ilegítimamente, de dinero, ropa, armas de fuego, electrodomésticos y ropa que más tarde y en virtud de los allanamientos practicados pudo recuperarse y devolverse a sus propietarios.
El 20 de febrero de 2016, a las 21, Andrada y Scaramuccia, junto a otras dos personas no identificadas, irrumpieron en la vivienda de Zaccagnini al 5500, dirigiéndose al sector del comedor donde se hallaban el matrimonio propietario de la vivienda con sus hijos menores y personas amigas.
Tras intimidar a las víctimas con las armas que portaban, los obligaron a dirigirse hacía una de las habitaciones, donde las redujeron atándolas de pies y manos. En tales circunstancias, Andrada -con el fin de causar un mayor amedrentamiento e intimidación- montó la pistola que esgrimía en dos ocasiones en la cabeza del propietario de la vivienda y también a su amigo. Los delincuentes, luego de revisar los distintos ambientes de la casa, se apoderaron ilegítimamente de una guitarra eléctrica, elementos musicales, celulares, dinero y ropa, logrando recuperarse parte de lo desapoderado en el marco de la requisa del vehículo que los autores utilizaron en el asalto.
Transcurridos unos 30 minutos y una vez sustraídos esos y otros bienes, los ladrones se dieron a la fuga del lugar.
Robo e incendio
El 22 de febrero, a la 1.30, Andrada y Scaramuccia, después de escalar una reja de 1,50 metros, lograron irrumpir en Estrada al 5300. Una vez en su interior, intimidaron con las armas de fuego que portaban a su propietaria, la pareja de ésta y amigos que se encontraban en el lugar para participar de una cena, uno de los cuales se hallaba en compañía de su hija de 4 años. Luego de ello, y como lo habían hecho en los otros casos, los obligaron a trasladarse a una de las habitaciones donde los redujeron, atándolos de pies y manos, y mediante amenazas de muerte les exigieron la entrega de bienes.
Tras propinarle golpes de puño y patadas a la pareja de la propietaria, Andrada se quedó custodiando a las víctimas, mientras Scaramuccia revisaba las distintas dependencias de la casa en la búsqueda de dinero y objetos de valor. Transcurridos unos 45 minutos, y luego de apoderarse ilegítimamente de dinero, aparatos electrónicos y el vehículo de la femenina, huyeron.
No conformes con ello, en la misma madrugada, entre las 2 y las 5.30, Andrada y Scaramuccia, incendiaron premeditadamente el automóvil sustraído a la víctima del hecho con la finalidad de impedir que sobre el mismo se pudiesen llevar a cabo trabajos periciales y de recolección de evidencias impidiendo, de tal modo, el libre ejercicio de la autoridad policial.
El arma
De acuerdo a la investigación realizada por el fiscal Mariano Moyano, expuesta en el juicio, entre el 17 de diciembre de 2015 y el 27 de febrero de 2016, Andrada y Scaramuccia, recibieron, “a sabiendas y/o debiendo sospechar de su procedencia ilícita”, una pistola marca Bersa Thunder modelo Ultra Compact pro, calibre 9 milímetros. Se trataba de un arma de fuego reglamentaria sustraída, el primero de los días mencionados, a una mujer policía que se desempeñaba laboralmente en la ciudad.
El 27 de febrero, en tanto, siendo aproximadamente las 14.30 y en el marco de un allanamiento ordenado por la Justicia de Garantías en una casa de José Hernández al 2300, se constató que Andrada y Scaramuccia, detentaban en el interior de dicho inmueble -más precisamente en el interior de un placard empotrado en la habitación- dos armas de fuego, una pistola marca Bersa Thunder modelo Ultra compact pro, calibre 9 milímetros sin cartucho en la recámara y un cargador con diez cartuchos sin percutar del mismo calibre, además de un pistolón de dos caños yuxtapuestos calibre 32 marca Zafad, sin cartuchos en su almacén, y a su lado dos cartuchos calibre 14 marca Orbea sin percutar, careciendo los nombrados de la debida autorización administrativa para su portación y/o tenencia.
Entonces, los delincuentes fueron detenidos y luego cayeron también los coautores. Tras más de dos años presos en la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán, el juez Pablo Javier Viñas del Tribunal Oral Nº 1 los condenó a 16 y 13 años de prisión, respectivamente, por los delitos cometidos.