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Interés general 28 de enero de 2018

Alfonsín: “Nos hemos olvidado la razón de ser de Cambiemos”

El dirigente radical advirtió que esa causa era "reparar el daño que había sufrido la República". Pero alertó sobre los decretos de Macri, acentuó sus críticas al Gobierno y reclamó a su partido "no quedarse callado".

La reforma jubilatoria y la laboral. Los decretos de Mauricio Macri. La venta de Transener. Son apenas algunos de los asuntos que Ricardo Alfonsín no comparte con el gobierno nacional. Y en cada una de sus críticas hay una demanda: la de que su partido, la UCR, deje su rol de “convidado de piedra” en la alianza Cambiemos, que a su entender ha olvidado que su razón de ser era la República. “Me he manifestado en contra de la reforma jubilatoria y creo que el partido debió haber hecho lo mismo. Tampoco coincido con la reforma laboral. No creo que los problemas que nosotros tengamos en la economía ni las dificultades que tenemos para recuperar los niveles de actividad económica tengan que ver con los trabajadores”, dice el dirigente radical a LA CAPITAL.

– ¿Qué cree que puede pasar si el radicalismo, como hasta ahora, sigue sin influir en las decisiones del Gobierno?
– Si no influye creo que van a seguir tomándose decisiones inspiradas por esta concepción de que lo mejor que puede hacer un gobierno por la economía es no meterse, y eso no es bueno.
– ¿Se adoptan caminos que no son los convenientes para tomar las decisiones?
– El decisionismo prescinde de las formas y los procedimientos adecuados. Por un DNU el presidente de la República hace cosas que no puede hacer según la Constitución. Entre otras cosas, el Ejecutivo no puede derogar ni modificar leyes. Sólo lo habilita excepcionalmente a hacer algo así. Si creemos que está dentro de esta excepcionalidad modificar 120 leyes, me parece que no entendimos lo que decía la Constitución Nacional. Por otro lado, no se dan las razones de necesidad y urgencia que prevé la Constitución Nacional. No tener mayoría no es una causal para dictar DNU. Y esto a mí me preocupa porque creo que tenemos que ser muy respetuosos de las instituciones.
– ¿La UCR debería pronunciarse?
– Callarse la boca cuando ocurren cosas como estas no es lo mejor. Ni la doble vara. Las cosas están bien o mal con independencia de quien las haga. Si estaban mal antes, están mal ahora también. La razón de ser de Cambiemos es la República, reparar el daño que habían sufrido las instituciones de la República, y la verdad es que nos hemos olvidado que esa era la razón de ser de Cambiemos. Y hago responsable, fundamentalmente, a mi partido.
– ¿La UCR no ha podido influir o no ha querido?
– No ha querido. Se autocolocó en esa situación propia de un convidado de piedra. Ni siquiera con los gobiernos radicales fue tan acrítico la Unión Cívica Radical. Cambiemos es un frente que reúne fuerzas que piensan diferente. A pesar de eso, no hubo un acuerdo programático. El que diga que hubo un acuerdo programático no le dice la verdad a la gente.
– ¿Todo esto lo se lo atribuye a la conducción nacional del partido?
– Lo digo por la que existió hasta ahora. Me hago ilusiones con la que asumió hace menos de un mes. Por lo pronto, ya manifestó discrepancias con relación a la venta de Transener, como yo lo había hecho anteriormente. El ministro (de Energía, Juan José) Aranguren ha contestado que eso es lo mejor para el país, pero no ha explicado por qué. Está haciendo lo mismo que se hacía en la década del noventa, cuando nos decían que privatizar Gas del Estado, YPF o los ferrocarriles era lo mejor para el país.
– ¿Y a pesar de todo esto el radicalismo tiene que seguir en Cambiemos?
– La razón de ser de cambiemos es la República. Yo creería que todavía no están aventadas las amenazas que pueden ponerla en riesgo. Pero esa es la pregunta del millón que no quieren hacerse los radicales: ¿Qué vamos a hacer cuando estas amenazas estén aventadas? ¿Vamos a seguir reuniéndonos fuerzas que piensan distinto? ¿No sería lo normal que se reúnan fuerzas que piensan igual y que las que piensan distinto compitan entre sí? Mi preocupación es que termine pasando con el radicalismo algo parecido a lo que pasó con el llamado nuevo laborismo de Tony Blair y Gordon Brown, que se parecía más al Partido Conservador que al Laborista.