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Deportes 16 de junio de 2018

Alerta Roja

por Vito Amalfitano

Desde Moscú, Rusia

En la víspera al debut de Argentina llegó la primera visita a La Plaza Roja. Una aproximación a un destino imponente, para el que no alcanzarán los días del Mundial. Pero de repente se comprueba cómo uno de los enclaves que partió en dos la historia de la humanidad se convirtió ya en el corazón del fútbol.

Como para darle la razón al célebre historiador Eric Hobsbawm, quien decía que “somos todos parte de una cultura futbolística global”, es a través del fútbol que en La Plaza Roja se mezcla el fervor por las nacionalidades y las banderas, pero en el buen sentido. Hinchas de todo el mundo llegan hasta aquí para rendirle tributo a la pelota.

Entre ellos, miles de argentinos, quienes cantaron y gritaron por todo el centro histórico de Moscú en la previa del partido con Islandia y luego se juntaron en un imponente “banderazo” a la salida del Metro de Teatralnaya, y hasta reclamaron “que baje el dólar”, en alusión al descalabro económico que se vive en casa…

Y si de crisis provocadas se habla, la Selección en la cancha, fue un reflejo de ello. A veces, también en fútbol, se quiere disimular que hay equipo, cuando realmente es lo que falta. Y Argentina no llegó precisamente como eso a este Mundial. Mal se podía pensar en un funcionamiento si ni siquiera se sabía, hasta hace unos horas, cuál era la formación base de Sampaoli. Y, por el contrario, se presumía que era otra distinta a la que se presentó, puesto a que hasta hace una semana los ensayos eran con más abastecimiento de juego para Messi, con Lo Celso en cancha.

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. No había equipo antes de comenzar el Mundial .Sigue sin haber equipo ahora. El agravante es que ni siquiera Messi y sus compañías pudieron contra un debutante en Copa del Mundo, una Islandia disciplinada pero limitada, con potencia física y un par de jugadores del fútbol inglés como Gylfi Sigurdsson y Birkik Bjarnason que combinan dinámica con destreza.

Lo que también preocupa mucho es el mal diagnóstico conceptual. En nuestra privilegiada ubicación en el estadio del Spartak, en la primera fila de pupitres de prensa, casi a la altura del propio Sampaoli, por un momento se nos presentó la imagen del partido con Suecia en Japón y Corea. Claro que con muchas menos situaciones de gol. Pero con la misma equivocación, tratar de jugarle a un equipo europeo con su propio libreto, y mal usado. ¿Para qué improvisar a Salvio como lateral si siempre chocó contra los extremos de Islandia sin poder avanzar con éxito?

¿Para qué tantos centros sin sorpresa ante centrales como los de Islandia?: Si se sabe que a un equipo europeo antiguo – clásico,-no la España y la Alemania de hoy, si Islandia y la Suecia de aquel tiempo-, es “de manual” que se lo descoloca con más juego, con toque y pelota al pie.
Tanto o más inquietan los aspectos defensivos. Si Islandia, que casi no atacó, provocó tantos problemas como los del primer tiempo, es difícil predecir que puede pasar ante un equipo con más poder ofensivo.

¿Por qué a Sampaoli se le ocurrió súbitamente volver a la fórmula Mascherano- Biglia, que quizá atrasa cuatro años? Máxime si ambos son superados también en lo físico, en la velocidad, en la dinámica. De una mala salida del volante de Milan, por otra parte, llegó el gol de Islandia.

Messi dijo que esto recién empieza. Pero quizá en la primera fase el Mundial solo otorgue una revancha,-en este caso la del jueves, con Croacia-, mientras que a partir de octavos ya no hay desquite. Nada está escrito. Argentina puede sumergirse aun más en esta frustración. O bien puede llegar hasta el final del camino. El equipo quizá ya no aparezca, salvo un cambio diametral, pero si tendrá que empezar el Lío.

@VitoMundial