Al oficialismo no le alcanzan los votos para frenar a la oposición
Denigra el proyecto para extender el servicio de guardavidas, pero no halla la manera de evitar que se convierta en ordenanza. Foto de unidad en medio de las peleas nacionales. Raverta, en el centro de los festejos del puerto.
Guillermo Montenegro y los concejales oficialistas, el miércoles, al presentar el proyecto de ordenanza de las habilitaciones. Foto de unidad en Juntos por el Cambio.
Por Ramiro Melucci
“Esto el municipio no lo puede pagar. Esperemos que de acá al jueves algún concejal opositor aporte sensatez”. La frase, surgida de las entrañas del gobierno de Guillermo Montenegro, puede interpretarse más como una expresión de deseos que como una posibilidad concreta.
Alude a la próxima sesión del Concejo Deliberante, en la que se tratará el proyecto del Frente de Todos para que el servicio que prestan los guardavidas comience en octubre de cada año en todas las playas.
Un rápido repaso de lo que sucedió en los últimos días permite entrever que el anhelo oficial podría ser una mera ilusión. El interbloque de Juntos por el Cambio necesita un voto más de los que tiene para forzar el desempate de la presidenta, Marina Sánchez Herrero, y de esa manera tumbar el proyecto. Está claro que no saldrá del kirchnerismo, impulsor de la propuesta. Sería contradictorio si partiera de Acción Marplatense o Alejandro Carrancio, de Crear. El presidente del bloque de AM, Horacio Taccone, ya votó tres veces a favor: en las comisiones de Turismo, Legislación y Hacienda. Carrancio lo hizo en dos oportunidades: en Turismo y Hacienda.
Resta Nicolás Lauría (Creciendo Juntos), pero esa esperanza se diluye cuando se recuerdan dos datos. Su buena sintonía con el referente de la Unión de Guardavidas Agremiados (UGA), Diego Sánchez Cabezudo. El proyecto de comunicación que presentó hace un año para que haya guardavidas el fin de semana del 12 de octubre en diez playas, ocho de las cuales no fueron mencionadas por el gobierno municipal entre las que tienen servicio en octubre.
Si bien la iniciativa que se trata este año es distinta porque amplía todavía más el operativo de seguridad en playas, no parece probable que esta vez, valga más que nunca la metáfora, el edil rescate al oficialismo del naufragio.
A falta de socios políticos para este asunto, el tiempo se le presenta al Ejecutivo como un aliado. Despotricó por el momento en que fue presentada la iniciativa (casi al finalizar el año, con el ejercicio financiero por concluir), pero después del jueves no quedará margen administrativo para que se implemente nada este mes. Se decida lo que se decida, entrará en vigencia (o no) el próximo año. Plazo suficiente para negociar la instrumentación o aclarar por qué no se efectivizará.
En la administración prefieren no izar por ahora la bandera del veto. Antes prepara una andanada mediática en la que le exigirá a la oposición que explique de dónde se van a sacar los $ 330 millones que se necesitan para financiar la medida. Y en la que proclamará que, al no contar con la máquina de imprimir billetes, la única alternativa sería un aumento de tasas. Que no está en los planes implementar para afrontar esta decisión del Concejo.
Después del jueves no quedará margen administrativo para que se implemente nada este mes. Se decida lo que se decida, entrará en vigencia (o no) el próximo año.
“Es una acción de ahogo financiero”, disparan cerca de Montenegro. La Secretaría de Economía procuró argumentar la sentencia. Recordó que el año pasado una de las fuentes de financiamiento del servicio de seguridad en playas, el Fondo de Promoción Turística, empezó a dejarse sin efecto para ese fin, y que en 2023 será destinado en su totalidad al Emtur para la promoción de la ciudad. “Primero nos sacan el financiamiento y después nos amplían en operativo”, fue el mensaje que subyacía en el informe enviado al Concejo. El detalle político es que aquella norma, también promovida por el Frente de Todos, terminó siendo votada por unanimidad.
Los puntos de contacto están a la vista. El gobierno también había comenzado el debate del Fondo de Promoción Turística denunciando un intento de desfinanciamiento, mientras el Frente de Todos abría, como ahora, el interrogante sobre cuánto dinero dejan en las arcas municipales los turistas que, según el Emtur, llegan cada vez más fuera de temporada.
La diferencia de la discusión del año pasado con la actual es que el oficialismo terminó acordando con la oposición para no desairar al sector turístico. Esta vez, si bien los guardavidas y el kirchnerismo dijeron que había margen para buscar puntos de acuerdo, no hubo acercamientos.
El mal trago que podría ingerir el interbloque de Juntos por el Cambio el jueves se vería matizado, en cierta manera, con la aprobación del pliego para la operatoria del predio de residuos. Abstención mediante, el Frente de Todos facilitó el tránsito del expediente por las comisiones internas. Tal vez por eso el oficialismo casi no tomó nota de las modificaciones que propusieron Acción Marplatense y Crear, orientadas en esencia a garantizar la competencia en la licitación. De todos modos, se aguardan cambios de último momento impulsados por el radicalismo. El principal es para que el plan de trabajo en el predio deba ser presentado en los sobres con las ofertas, no 30 días después de la adjudicación.
Montenegro va mechando asuntos de gestión con mensajes políticos. Presentó el proyecto para acelerar las habilitaciones comerciales con todos los concejales de JxC. Una postal de unidad local en el fragor del torbellino que es la coalición en el plano nacional, agitado la semana pasada por los cuestionamientos que Facundo Manes le dedicó a Mauricio Macri. Hasta Elisa Carrió, que había metido la pata con los precios de Mar del Plata, recompensó al poner a la ciudad como ejemplo de concordia.
Gabriel Felizia y Fernanda Raverta, el viernes, en la apertura del festival Marea.
Si con el proyecto sobre el operativo de guardavidas el Frente de Todos local logró imponer su agenda, fuera del Concejo tiene otro motivo para regodearse. Lejos de la confrontación, el festival Marea lleva el sello de Fernanda Raverta y de su representante en el puerto, Gabriel Felizia. La visita de Axel Kicillof ya había vuelto a mostrar el folklore kirchnerista en Mar del Plata, con la titular de la Anses como acompañante privilegiada y primera destinataria del anhelo lanzado al aire de que más temprano que tarde a la ciudad la gobernará “el campo popular”. “Mar del Plata se merece un gobierno peronista y Fernanda es la mejor candidata”, reforzó después la vicegobernadora, Verónica Magario, en la sede del PJ local.
Ese paisaje preelectoral, en el que no se aprecia a simple vista un escenario para la competencia interna, no impidió sin embargo que el director del Correo Argentino en la ciudad, Rodolfo “Manino” Iriart, mandara el recordatorio de que una porción del PJ no comulga con la dama. “El 42 por ciento”, suele aclarar en referencia a los votos de la interna de marzo.
Fue a través de un encuentro con sectores políticos y gremiales bajo el hashtag “Camino al 2023”. Movimientos similares se produjeron en otros grandes distritos que no gobierna el Frente de Todos, como La Plata y Bahía Blanca, para otorgarle al recado anticámpora un volumen mayor. La incógnita es si llegará a destino o pasará desapercibido.