A Dalic le sobra fe, a Southgate método
Inglaterra y Croacia supieron cambiar a tiempo y llegan a esta instancia decisiva de la mano de dos entrenadores que han dejado un sello particular en sus dirigidos.
por Hernán Bahos Ruiz
SOCHI, Rusia.- Marcelo Bielsa suele decir que cuando los problemas afloran, no hay que inventar, la solución más inteligente es dejarlo en manos de los expertos.
Cuando Croacia e Inglaterra necesitaron apagar los incendios provocados por el mal desempeño de sus selecciones, optaron por conocedores del entorno.
Zlatko Dalic, un antiguo mediocampista nacido hace 51 años en Bosnia y técnico desde 2000, llegó a la selección de los cuadros rojos y blancos en octubre pasado para buscar un atajo a la clasificación a Rusia que se les iba de las manos con Ante Cacic. El repechaje con Grecia era el único camino que quedaba, y el mismo condujo a Dalic a hacer que sus pupilos vencieran a domicilio a Ucrania, en el último partido de su grupo.
A continuación los croatas mejoraron el semblante y sometieron a Grecia con un 4-1 en Zagreb y cerraron con un 0-0 en El Pireo. Con el visado sellado, la Federación Croata de Fútbol (HNS), que preside el exdelantero Davor Suker, confirmó el 14 de noviembre a Dalic para dirigir, al menos, hasta pasado el Mundial.
El exdefensor internacional Gareth Southgate era entrenador del equipo Sub 21 cuando en septiembre de 2016 Greg Clarke, presidente de la Federación Inglesa (FA), lo convocó de urgencia para dirigir tres partidos de las eliminatorias y un amistoso con España.
Sam Allardyce había sido destituido 67 días después de asumir el cargo tras caer en una trampa tendida por unos periodistas, ante los que admitió conocer la forma de bordear el reglamento sobre traspasos, una práctica prohibida por la FA desde 2008.
Con el exjugador de 47 años formado en la cantera del Crystal Palace, los británicos sellaron invictos su clasificación como líderes de su grupo al derrotar a Malta y Escocia e igualar con Eslovenia. Además, firmaron un 1-1 con España el 11 de noviembre.
En noviembre de 2016, dos meses después de sus llegada como interino, se convirtió en el decimosexto seleccionador en la historia de Inglaterra con el compromiso de dirigir al equipo cuatro años, hasta después de la Eurocopa de 2020.
En un tiempo corto los expertos solucionaron los problemas.
El método inglés
Para Southgate, que jugó 57 partidos con la selección inglesa, la explicación para tener de vuelta a los suyos después de 28 años y por tercera vez a unas semifinales de Copa del Mundo se debe no a una, sino a varias razones: aprender de los errores del pasado, sorprender con lo impensable, creer ciegamente en los recursos de la casa y dominar las herramientas que están a mano.
El 26 de junio de 1996, en partido de semifinales de la Eurocopa que se jugaba en el estadio de Wembley él falló un penal frente a Alemania Federal que privó a Inglaterra de disputar el título.
En la victoria en octavos de final sobre Colombia y el tranquilo triunfo sobre Suecia en cuartos la preparación para ejecutar y responder a penales quedó evidenciada, no hubo cabos sueltos. De causar sorpresas Southgate sabe, como también la de estar preparado para asumir las consecuencias. Por eso no le importó mucho reservar a la mayoría de sus titulares en el último partido de la fase de grupos que perdieron por 1-0 ante a Bélgica. Sabía que contra los colombianos los suyos sufrirían un desgaste brutal.
Gareth Southgate,
En una Premier en la que los jugadores extranjeros son el 64 por ciento, Southgate ha dado continuidad en la selección absoluta al trabajo que venía desempeñando con el equipo juvenil y por ello en el Mundial su plantel es el único que no tiene convocados de ligas de otros países.
Y a quienes critican al equipo por falta de pirotecnia y fluidez con el balón en movimiento, él responde con números que muestran el poder ofensivo, no con improvisada cadencia y sí con la práctica de una partitura en la que destacan libres directos y penales, lo que supone tener especialistas para lanzar, rematar o saltar.
La fe croata
Dalic, su colega croata con el que peleará el 11 de julio por el sueño de llegar a una final, ha dado el golpe de timón por otro camino que ha pavimentado con el mensaje a sus discípulos de tener fe y creer en lo que son como antídotos a las dudas que ha impedido trascender a otras generaciones.
Llegar a las semifinales del Mundial de 1998 jugado en Francia es hasta el momento lo más lejos que ha llegado una selección croata y antes que molestar a Dalic por las reiteradas comparaciones que se hacen entre aquella generación y la que él dirige, cree que esto los ha ayudado a tener más confianza.
Zlatko Dalic
Antes de comenzar el Mundial, sorprendió al afirmar que el debut ante Nigeria sería el “decisivo”, y que el encuentro ante Argentina “el más fácil” porque él y sus pupilos no tienen nada que perder. ¿Decía la verdad o, como en el póquer, probaba un ‘bluff’?
El tiempo se ha encargado de confirmar que no mentía el exentrenador de los clubes croatas Varteks, Rijeka y Slaven Belupo.
Pero el secreto más preciado del entrenador balcánico, más allá de su libreto táctico y en la inteligente acomodación de piezas para devolver la alegría a Luka Modric e Ivan Rakitic, está en la fe, con la que según ha dicho, ha conseguido todo en su vida. En su bolsillo lleva un rosario que le proporciona calma en los momentos más complejos.
“Cuando siento que estoy en un momento difícil, pongo mi mano en el bolsillo me aferro a él y luego todo es más fácil”, dijo al explicar el gesto que de tanto repetir la televisión durante el Mundial se ha convertido como un ritual.