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La Ciudad 14 de junio de 2024

Afirman que el 92% de las familias no cubre su alimentación básica en los barrios populares

Un muestreo de "Somos Barrios de Pie" expone que el 73% consume menos proteínas y el 66% tuvo menor acceso a alimentos en general. Además, el 75% tuvo que pedir dinero o endeudarse para llegar a fin de mes. "Las familias no llegan a comer: algunas lo hacen solo una vez al día y otras resienten el alimento para que coman los niños", alertaron.

El 92% de las familias que residen en los barrios populares de Mar del Plata y Batán sufre “inseguridad alimentaria” y no llega a cubrir mínimamente su alimentación básica, según los resultados que expone un muestreo territorial realizado recientemente por la organización “Somos Barrios de Pie”.

El ajuste y la crisis económica presenta un alarmante impacto en los barrios más vulnerables, donde la situación “se agrava semana a semana” y “las familias no llegan a comer: algunas lo hacen solo una vez al día y otras resienten el alimento para que coman los niños”, alertaron desde la organización tras la presentación de la primera etapa del Análisis de Situación de los Barrios Populares, diseñado por la Universidad Popular de Barrios de Pie.

En el partido de General Pueyrredon se encuestaron a representantes de 67 hogares de barrios populares, donde residen un total de 275 personas, de las cuales el 31% son menores de edad.

Uno de los datos más alarmantes es que el 92% de los hogares encuestados experimentan “inseguridad alimentaria”, concepto establecido por la escala FIES de la Organización Mundial de la Salud, que lo define como “insuficiente ingestión de alimentos, que puede ser transitoria (cuando ocurre en épocas de crisis), estacional o crónica (cuando sucede de continuo)”.

En este punto, el informe repara en que el 65% de los hogares encuestados en Mar del Plata presenta “inseguridad alimentaria severa”, definición que no guarda sustanciales diferencias con el concepto de desnutrición.

Además, según este relevamiento, el 73% las familias informó haber reducido su consumo de proteínas en comparación con el año anterior, con un 79% de estos hogares que no compensaron esta reducción aumentando el consumo de ningún otro tipo de alimento.

En términos generales, en el 66% de los hogares manifestaron haber reducido su consumo de alimentos en general. De ellos, el 88% tuvo un menor consumo de proteínas, el 98% redujo el la ingesta de frutas, el 76% tuvo un menor consumo de alimentos altos en hidratos de carbono, el 84% consumió menos verduras y el 79% tuvo ingirió menos lácteos.

Además, tres cuartas partes de los hogares (75%) tuvieron que pedir dinero prestado o endeudarse para llegar a fin de mes, con porcentajes aún más altos de inseguridad alimentaria entre estas familias.

“Es una patada en el estómago”

Detrás de cada una de estas alarmantes cifras que releva el primer muestro, remarcaron desde Somos Barrios de Pie, está la realidad puertas adentro de cada hogar, donde a la hora del desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, la comida es a las claras insuficiente y, en consecuencia, “no todos comen”.

En diálogo con LA CAPITAL, Emilce Rodríguez, referente distrital de la organización, no ocultó su indignación por los resultados. Pidió dejar de lado los “balances” o análisis y exigió soluciones concretas para revertir la situación que atraviesan miles de familias.

“Es una patada en estómago este informe”, dijo y señaló que en los próximos días se realizará un nuevo relevamiento en los barrios populares, con foco en la atención primaria de la salud, esta vez junto a becarios y estudiantes de la Escuela Superior de Medicina de la Universidad Nacional de Mar del Plata, con el impulso de la Secretaría de Extensión y Somos Barrios de Pie. Para llevarlo a cabo, convocan abiertamente a voluntarios que deseen participar.

“La inflación está altísima y los ingresos de las familias siguen planchados, es realmente crudo el panorama y toda la ayuda que pueda haber a nivel nacional o provincial, como la Tarjeta Alimentar, la Asignación Universal por Hijo, la absorbe la inflación. El costo de comer es altísimo hoy“, sostuvo Emilce Rodríguez.

“El estudio refleja que las familias no llegan a comer, que algunas familias no comen durante el día y que otras comen una vez al día. En muchos hogares se resiente la comida de algunos integrantes para que los niños puedan comer”, expuso.

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Frente a casos de desnutrición extremos, la propia organización busca la manera de colaborar con alimentos propios, pero lógicamente “no tenemos lo suficiente para darle a todos; es el Estado el que tiene que dar respuesta”, marcó Emilce.

En ese sentido, la dirigente expuso fuertes críticas hacia la “falta total de asistencia” por parte del gobierno municipal.

“El Municipio no resuelve absolutamente nada en materia social, viene lavándose las manos hace mucho tiempo”, cuestionó la referente distrital de Barrios de Pie. “Todavía estamos esperando explicaciones de qué hicieron con los fondos que recibieron para el manejo de la pandemia. El Estado municipal no puede correrse de su función de resguardar los derechos básico de los habitantes”, completó.

Crítico panorama nacional

Los datos recopilados en el primer muestreo a nivel nacional revelan una situación igualmente crítica en todo el país. La Encuesta Nacional Alimentaria se llevó a cabo en 20 jurisdicciones, encuestando a representantes de 5.357 hogares de barrios populares, donde residen 21.266 personas, de las cuales el 37% son menores de edad.

En este contexto, el 89% de los hogares encuestados sufren inseguridad alimentaria, con un 62% que experimenta inseguridad alimentaria severa. El 81% de los hogares redujo su consumo de carnes y huevos, con una gran parte de ellos sin compensar esta reducción aumentando el consumo de ningún otro tipo de alimento.

La situación financiera es igualmente preocupante, con el 76% de los hogares teniendo que pedir dinero prestado o endeudarse para llegar a fin de mes. Los porcentajes de consumo alimentario por debajo de las recomendaciones nutricionales son alarmantes, con un elevado porcentaje de hogares consumiendo menos de una vez al día y, en algunos casos, menos de una vez por semana, alimentos básicos como frutas, verduras, lácteos y carnes.

Los reflejan una crisis alimentaria de proporciones alarmantes, exacerbada por la crisis económica y la caída del consumo, que impacta en buena parte de la sociedad y aún más fuertemente en los barrios populares, donde residen las familias más vulnerables que, en muchos casos, dependen de la tarea territorial que realizan las propias organizaciones sociales y los comedores barriales.