En algún momento temió que no iba a poder continuar subiéndose a un escenario, su pasión, su vida, como consecuencia de haber perdido la audición en uno de sus oídos. Pero con cambios, adaptaciones y dedicación, sigue girando. Adrián Barilari no solo continúa activamente con Rata Blanca, sino que está presentando una nueva edición de su espectáculo “Canciones Doradas”, que ofrece un repertorio de lo más icónico del rock internacional, pero con versiones en español.

Con este show “para toda la familia”, que tiene “muchos momentos de euforia”, el artista vuelve a Mar del Plata, donde se presentará este viernes, 12 de julio, en Vorterix Club.

Con una banda conformada por Beto Topini (batería), Ariel Vergara (guitarra), Javier Biscione (bajo), Juan Collado (teclados), Demian Báez (guitarra) y Guillermina Pelendir (coros), compartirá un repertorio de “viejos nuevos temas, muy distintos entre si, algunos icónicos. Va a haber algo del primer disco, parte del segundo disco y alguna sorpresa” aseguró el artista, en una charla con LA CAPITAL.

-¿Ha ido cambiando, a lo largo de los tantos años de recorrido, la forma en que vivís cada show, cada gira?

– Uno va adaptándose. Los años también tienen que ver con la forma de trabajar, el profesionalismo, el emprendimiento, entender, aprender. Siempre te encontrás con altibajos, no es fácil manejar un plantel grande y obviamente todos tenemos que estar bien predispuestos, contentos, así que los años de gira te dan esa posibilidad de entender cómo se hace y de hacerlo de la manera más cordial posible para todos. Yo lo vivo intensamente siempre porque es lo que me gusta, es estar con amigos, es vivir de lo que me gusta, es cantar y estar arriba de los escenarios más allá del problema que tuve en el oído.

Barilari, junto a los integrantes de su banda.

– ¿Cómo enfrentaste la pérdida de la audición?

– Me cambió la forma de trabajar arriba del escenario. Tuve que adaptarme a trabajar con un solo oído o teniendo un monitorista más cercano, que esté muy atento a lo que yo necesito y cambió la forma del trabajo.

Me llevó un tiempo bastante largo y fue complejo, pero pudimos llevarlo adelante. Yo en algún momento pensé que no iba a poder seguir, pero las ganas de hacerlo me llevaron a intentarlo y hoy puedo decir que lo puedo acomodar a mis tiempos y a mis necesidades y lo que tengo que escuchar. Estoy feliz de poder seguir haciéndolo, ojalá pueda hacerlo mucho tiempo más o el que me permita esta profesión porque es lo que me hace bien y yo creo que a la gente también.

– ¿Cómo es el encuentro con el público de la mano de estas canciones del repertorio universal?

– La gente disfruta a partir de que puede entender, que empieza a reconocer canciones como las ha escuchado durante muchísimos años. Yo a veces nombro a los autores o los intérpretes y la gente reacciona, porque obviamente uno se acuerda de una canción, de una melodía pero por ahí no recuerda sus autores o sus intérpretes y apenas arranca, más allá de la sorpresa la gente lo disfruta mucho, lo veo en sus caras.

– ¿Este repaso contribuye también a sumar más generaciones a este tipo de música?

– Viene la familia. Es un formato muy familiar donde a veces se da una escena como de un café concert o teatro donde uno puede tener más accesibilidad al público. Y todo el tiempo la gente termina parándose y cantando, coreando y divirtiéndose, que es la idea, porque no estamos inventando nada, estamos haciendo covers de grandes artistas y a veces logramos tocar el corazón de la gente.

– En ese repertorio “dorado”, entran algunos temas de Rata Blanca. ¿Cuáles son para vos y qué es desde tu perspectiva los que los ha hecho “dorados”?

– En el repertorio obviamente hasta a veces entra algún tango, o alguna otra que otra canción distinta, que se corre un poco del género. De Rata Blanca obviamente siempre tengo que hacer alguna canción porque el público lo espera, es algo que que va a suceder siempre.

Estas canciones son para mí un juego, un divertimento, más allá de que lo hacemos con mucha pasión y con mucho respeto. Tengo una banda que toca a la perfección, respetando los arreglos y por otro lado es un poco mostrarle a la gente que la década de los 80 como pienso y lo dije siempre, fue la mejor época del rock internacional. Sigo sosteniendo que todavía hay mucho para hacer con esto con las canciones tan icónicas de no solo los 80, los 70, parte de los 90, así que a la hora de interpretarlos en español es una alegría que compartimos con la gente.

– ¿Cómo es la puesta en escena que han preparado para esta propuesta?

– Tratamos siempre a nivel escena llevar una buena puesta de luces, un buen sonido, tengo un equipo que funciona a la perfección: pantallas en algunos casos, láser, humo. Hoy los espectáculos tienen que ser muy visuales más allá de que somos siete en el escenario, es una banda grande o importante por así decirlo. Es una sumatoria entre lo musical y lo visual. Siempre tratamos de superar, de avanzar un poquito más.