Comerciantes de la zona de la Municipalidad manifestaron este viernes su malestar por la continuidad del acampe de organizaciones sociales, que cortan el tránsito desde hace cinco días en tres de las calles que rodean al palacio comunal.

“Es una situación insostenible, que no es nueva porque ya la vivimos en otras ocasiones. En su momento se pidieron soluciones permanentes, pero no se soluciona”, lamentó Alfredo Kostzer, propietario de Librería Luro, ubicada en La Rioja entre Luro y San Martín.

El comerciante recordó que “la misma situación se vivió en la época del inicio de clases”. Como ahora, la afectación en las ventas fue importante.

“Somos rehenes, estamos pagando los platos rotos”, alertó Kostzer. “Somos las únicas víctimas. Si fuera por la política o la Justicia, esto sigue en forma infinita”, agregó.

El comerciante contó que planteó el reclamo ante las autoridades de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP) y que habló con dirigentes de los espacios de Guillermo Montenegro y Julio Razona que se acercaron a conocer la situación.

“Arroyo nos dijo en su momento que estaba atado de pies y manos porque esto dependía de la Justicia”, recordó.

El acampe de un grupo de organizaciones sociales comenzó el lunes en reclamo de programas sociales, trabajo y alimentos. Pese a que hubo audiencias de mediación en las que intervienen las partes y la Justicia, por el momento no hubo acuerdo.

Esta vez, a diferencia de otras protestas similares en las que solo se ubicaban sobre la calle Hipólito Yrigoyen, hay carpas por avenida Luro y la calle La Rioja, lo que obligó a desviar el tránsito y el transporte público que circula por esa avenida. Así, día tras día, el sector aledaño es un caos de tránsito.

Los comerciantes están preocupados por la baja abrupta de las ventas. “Bajaron un montón porque la gente no quiere pasar. A mí me partió al medio. Hacemos muy poca caja”, expresó Andoni Igoa, de la despensa Nápoles, de La Rioja casi Luro.

El comerciante consideró que “a la gente le da miedo pasar” por el piquete. “Esperamos que se vayan para poder trabajar”, anheló, y cuestionó que ningún funcionario haya ido a ver cómo estaba afectando el acampe: “Nadie vino a decir nada, un desastre”.

En cambio Oscar Carraro, del café Rincón, ubicado por Luro, no espera que vaya ningún secretario. “No le creo a nadie. Yo espero que (los manifestantes) se vayan y listo. No surten efecto ni las cartas, ni las presentaciones ante autoridades ni las reuniones”, dijo resignado.

Carraro sostuvo que el piquete “esta vez afectó más que otras veces”, y que se sumó “a la recesión que se viene dando desde hace un par de meses largos”. “Esta vez estamos más aislados. La gente no pasa”, acotó. Y mencionó que ni siquiera los proveedores pueden acercarse al lugar.

Mauricio Rodríguez, de un comercio de zapatos ubicado en Luro y La Rioja, afirmó que “las ventas han bajado bastante” esta semana. “La gente no se acerca y, como cortaron el recorrido normal de los colectivos, tampoco vienen los que bajaban, miraban y entraban a comprar”.

“El movimiento venía flojo por la crisis económica y esto nos termina de liquidar –se quejó–. Realmente no se puede trabajar así”.