Por Paola Galano

“Cuando se plantean los límites al humor, lo que se bordea es la censura”, dijo el humorista Ariel Tarico, quien entendió que en su performance televisiva, radial y teatral no vale todo. “Hay cosas que a mí no me quedan bien, yo tengo mis límites, hay cosas que no las siento y que no me salen, como el humor negro”, agregó en una entrevista con LA CAPITAL, antes de su desembarco en Mar del Plata.

Este verano, a partir del 2 de enero, el humorista y su par David Rotemberg propondrán en el escenario del Teatro Neptuno el espectáculo “Sean de Termos y Mabeles”, que tiene dirección de Juan José Campanella y que tuvo su despliegue en la porteña sala Politeama.

“El humor siempre nace del dolor y trata de transformarlo, así que los límites dependen de cada humorista y después de cómo le caiga a cada público, me parece que ahora está el fenómeno de la segmentación, hay público para tirar para arriba. Y obviamente que al público le va a caer mejor el humor de un humorista que de otro”, observó.

Definió su estilo como “humor de actualidad”, un concepto amplio dentro del cual se permite interpretar al presidente Javier Milei o a la piloto de avión trans Traniela, un personaje mediático surgido recientemente, entre muchos otros nombres del día a día. “Trato siempre de hacer humor o parodia sobre lo que pasa. El humor siempre escandaliza al fanático de una determinada figura, así que en ese sentido los ‘ofendemos’ a todos por igual, a los kirchneristas, a los macristas y a los liberales. Sucede que la caricatura de un político enoja siempre a los seguidores de ese político y no al político, al que le encanta” ser caricaturizado, contó.

“Me gusta crear un personaje aparte del personaje real, que pueda hacer algo que lo pueda cambiar de lugar. Me gusta sobre todo que se dispare para el lado del absurdo”

-¿Qué proponen en “Sean de Termos y Mabeles”?

-Es un resumen de estos más de 40 años democracia. Hacemos un espectáculo con David que es para reírnos de lo que nos pasó y de lo que nos pasa. Recopilamos nuestras historias personales, nuestras anécdotas de radio y de tele, cada uno tiene un camino distinto, pero tratamos de unirnos en el escenario y de homenajear también a las grandes figuras del humor que nos inspiraron. Todo lo que se ve en la pantalla del espectáculo tiene el diseño de la gente que animó a la película “Metegol”. Desfilan todos los presidentes, desde Alfonsín hasta la actualidad y en el final se van a animar, quizás, a cantar juntos.

-¿Alguno se enoja con el espectáculo?

-Notamos que mucha gente al final dice que empieza a pensar en eso de “mirá de lo que nos estamos riendo”, son cosas que por ahí como sociedad hemos permitido y genera cierta incomodidad o genera una cosquilla, un llamado de atención.

-¿Quiénes son tus referentes en el humor?

-Juan Carlos Mesa, Giani Lunadei, Tato Bores, Les Luthiers, después Jorge Corona también. Por suerte en la última función que hicimos en el Politeama vino a ver la obra y se animó, subió al escenario y además de contar sus chistes se animó a recitar otra vez el poema “Reír llorando Viendo a Garrik”, de Juan de Dios Peza. Fue un momento muy emotivo. En radio otro referente es Pablo Villar. Tenemos varios referentes y muchos de ellos por suerte vinieron a ver la obra, como Luis Landriscina, Gabriela Acher. En el espectáculos les contamos a las nuevas generaciones cómo era la radio y la tele que estábamos acostumbrados a ver nosotros, la radio que empezaba a las 7 de la mañana con Héctor Larrea y que tenía varios humoristas. Los sábados a la tarde estaba “Badía y compañía” en la tele.

-Mencionaste a Gabriela Acher, ¿qué otras mujeres te inspiraron para hacer humor?

-Nini Marshall y después tuve la suerte de compartir temporada, la última que hice en Mar del Plata, con Fátima (Florez) y la verdad fue muy fuerte verla laburar, tiene una energía única. La admiro mucho.

-¿Cómo aparece un personaje, qué es lo más difícil de imitar?

-El tono de voz es lo primero que a mí me llama la atención y a partir de ahí empiezo a jugar y a laburar. Pero ahora por ejemplo también estoy aprovechando el escenario para encontrar mi propia voz y contar mi historia y reírme de mí mismo, de mis aciertos y sobre todo de los errores que son muchos más. En este momento podría decirse que estoy desarrollando más el personaje de Tarico. Después tengo personajes que por ahí duran más de 20 años, podría decirte (Hugo) Moyano y después hay otros que son más fugaces. La idea es jugar y meterme en la psiquis de esos personajes, tratar de que sean como una plastilina porque a mí me gusta también crear un personaje aparte del personaje real, que pueda hacer algo que lo pueda cambiar de lugar, de ámbito, que pueda hacer cosas que no hace el personaje real. Me gusta sobre todo que se dispare para el lado del absurdo.