La serie semifinal de la Conferencia Sur de la Liga Nacional de Básquetbol entre Peñarol de esta ciudad y Bahía Basket cambia de escenario. Ahora se muda al “Osvaldo Casanova” de Bahía Blanca. Esta noche, desde las 20.30, se disputará un tercer partido que puede marcar una tendencia en esta eliminatoria, igualada en un triunfo por bando.
Ninguno de los dos puede sostener que la presión la tiene el otro. Bahía Basket sabe que puede pagar caro si deja poner de pie a Peñarol. Y el equipo marplatense está obligado a imponerse hoy o el viernes so pena de comenzar las vacaciones de manera anticipada.
El equipo marplatense supo de muchas victorias sobre Bahía Basket como visitante. Sin ir más lejos, hace poco más de un mes obtuvo una increíble con un triple de Kennedy Winston en la jugada final.
Pero play-offs son play-offs. Y Peñarol jamás pudo ganar un juego de post temporada en Bahía Blanca. Ni con Bahía Basket, ni con Estudiantes, ni con Olimpo.
Las estadísticas indican tendencias. Pero, al mismo tiempo, están para romperlas. Los equipos bahienses suelen dar un plus bajo presión. Sin embargo, cada serie tiene su impronta y cada equipo sus momentos.
Bahía Basket aprovechó una de las fortalezas de Peñarol para hacerlo caer en el primer partido. Y el equipo “milrayitas” que suele tomar riesgos para pasar la pelota y propone juegos de muchas posesiones se encontró con un rival que lo lastimó corriendo tras cada pelota perdida y lo dominó con ese argumento gran parte del primer partido.
En otro momento de la competencia Peñarol hubiera insistido con sus formas habituales. Pero no ahora. Porque no lo tiene a Leonardo Gutiérrez y difícilmente lo tendrá en el transcurso de la serie (ni siquiera viajó con la delegación a Bahía Blanca). Porque Nicolás Brussino, recién recuperado de su lesión en el tobillo, está lejos de su mejor versión. Porque la defensa rival gira sobre Kennedy Winston.
Ahora no le sobra gol al equipo marplatense que, en un momento del torneo, anotaba noventa puntos con naturalidad. Entonces debe jugar a otra cosa. El domingo eligió cuidar la pelota, pensar mejor cada ataque. Y así le arrancó a su rival su arma favorita: el contraataque.
Al mismo tiempo logró frenar al poderoso pivote Anthony Johnson, vital en la levantada que experimentó Bahía Basket en este 2016. Tanto que ya renovó su vínculo con los bahienses por dos temporadas.
Pese a negarle dos vías de gol importantes, a Peñarol le costó mucho ganar. Por un lado, los aciertos de los visitantes con sus lanzamientos exteriores y los de Lucio Redivo, en particular, los mantuvieron siempre en partido.
Por otro, nunca terminó de sentirse cómodo pisando tanto el freno. Por momentos, fue lento y previsible. Y lo rescataron, por momentos, los arrestos de Luciano Massarelli y los de Fabián Sahdi en los minutos finales. Ellos le dieron a Peñarol la revulsión que necesitaba para quebrar ese ritmo útil para controlar al rival y, al mismo tiempo, insuficiente para superarlo.
El arsenal de herramientas está desplegado para Peñarol. Muchas de las que utilizó el domingo sirvieron. Con otras habrá que mejorar. Y siempre dominar los nervios para mantener el eje ante un rival que, acicateado por su público, jugará más físico y rápido que en Mar del Plata.