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Arte y Espectáculos 14 de agosto de 2016

“A los chicos les encanta tocar Mozart”

A las 16 de hoy tocarán en el Radio City Roxy. En una nueva etapa de la orquesta, los docentes Anton Sullivan y Pedro Sotelo cuentan cómo se las ingenian para seguir activos. "Tenemos mucha voluntad", sostienen.

“No fue un taller en un barrio y se murió”, defiende Anton Sullivan. “La orquesta sigue y está sostenida por personas a las que les gusta”. Las palabras del joven profesor de música de veinte años podrían completarse: personas a las que les gusta la música, la enseñanza y a las que les gusta creer que es posible que un grupo artístico se convierta también en un grupo de contención social.
La orquesta a la que se refiere es la Infanto Juvenil “Amadeus”, que llegó a funcionar dentro de la esfera municipal y que gracias a la impericia de las nuevas autoridades del área de Cultura municipal -liderada por Silvana Rojas- quedó excluida de su grilla de trabajo, como otros tantos proyectos culturales.
Sin embargo, la Orquesta sigue viva. Instada a vivir una nueva etapa en el terreno de las orquestas juveniles independientes. Y por eso mismo instada a superarse.
Formada por cerca de ciento cincuenta chicos de entre 6 a 18 años, la orquesta se presentará hoy a las 16 en un concierto que se realizará en el escenario del Radio City Roxy (San Luis 1750).
“A los chicos les encanta tocar Mozart”, aporta Pedro Sotelo, otro de los jóvenes directores. Por eso el repertorio de hoy incluye “Pequeña serenta nocturna”, del gran Wolfgang Amadeus más “Suite para cuerdas” de Gustav Holst, las dos piezas centrales. Y a ellas se suman otras más breves: dos piezas cortas de Beethoven, Concierto para violín de Vivaldi con la participación de la solista Alma Martínez, Concierto para dos chellos de Vivaldi con las solistas Priscilia González y Jazmín Cirilli, canciones de folklore de Arturo Martínez y canciones clásicas de Eric Satie y Dvorak, que interpertará Edith Villalba.
“Yo estudio en Buenos Aires dirección orquestal -sigue Pedro-. Cuando llego a Mar del Plata hacemos ensayos con la orquesta y tocamos, me encargo de hacer los retoques… cada vez que vuelvo veo a los chicos que tocan bien y los que tocan más desparejo lo hacen bajito, atrás y no molestan a los otros. Es genial”.
Entusiastas, Sullivan y Sotelo apuestan a seguir con un proyecto artístico que tiene su costado social. Es que muchos de los jovencísimos músicos provienen de barrios alejados, que accedían a las clases que se impartían en los centros de capacitación abiertos en diez barrios (desde Juramento, Las Canteras, Camet, Centro, Centenario y otros) y que ahora, con esos centros cerrados por decisión municipal, lo hacen en el Partido Socialista, en Rivadavia y Jujuy, donde ensayan todos los días en dos turnos, desde las 9 a las 17.
“Sabemos que algunos de los chicos no pueden tomarse el colectivo para llegar hasta el centro y otros que no pueden pagar la cuota”, cuenta Sullivan y dice que buscan solucionar estos dilemas sin excluir a nadie. Por eso, para suplir la distancia, volvieron a abrir un centro de apoyo musical en el barrio Bernardino Rivadavia, en la zona del Centenario (Alvarado 5755). Allí están los viernes desde las 16 a las 19.
“Disciplina con amor”, dice Pedro que se respira en el grupo. Y Sullivan agrega: “Son infinitas las cosas que aporta la música. Nuestras clases son grupales, con la idea de que todos se escuchen entre sí, que aprendan a escucharse, buscamos que cada uno se desarrolle individualmente pero en un grupo”.
Los docentes aportan muchos de los violines, violas, chellos y contrabajos con los que enseñan. Lograron comprarlos a partir de conciertos solidarios y con ellos siguen haciendo sonar una música colectiva que contagia y activa la necesidad de creer. “Cuesta, sí, pero tenemos mucha voluntad”, concluye Anton, un capacitador a quien la comuna le debe varios sueldos, “pero ya nos dijeron (las autoridades) que nos olvidemos de esa deuda”.