“A la poesía le concierne la cuestión del origen como tal”
En "Mantel de hule", Samuel Cabanchik explora desde los extremos grandes temas universales como el amor, la muerte y la soledad.
Samuel Cabanchik.
por Juan Rapacioli
“Mantel de hule“, nuevo libro del poeta y ensayista argentino Samuel Cabanchik, explora desde los extremos grandes temas universales como el amor, la muerte y la soledad, a través de un lenguaje que combina elementos del habla popular con ideas y conceptos filosóficos.
“En la poesía de Cabanchik el héroe-sujeto viene enfundado por el mantón plebeyo de lo inminente, de la caída en el desierto que presagia la conjetura de lo inanimado”, sostiene el poeta Luis Tedesco en el prólogo al libro publicado por Ediciones en Danza.
Y apunta: “No hay contenido en la esgrima poética de Cabanchik, hay la pura voluptuosidad de lo que falta, desacato, raspaje en la representación del mundo conocido”.
Cabanchik (Buenos Aires, 1958) es doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, donde ejerce como profesor de Filosofía Contemporánea y Fundamentos de Filosofía, desde hace más de 30 años.
Es autor de “El absoluto no sustancial”, “El revés de la filosofía”, “El abandono del mundo” y “El poema ha sido escrito”, entre otros libros. Fue senador de la Nación entre 2007 y 2013. El autor habló con Télam sobre su nuevo libro.
– ¿Cuál fue el origen de este poemario?
– A la poesía le concierne, por así decir, la cuestión del origen como tal. Corresponde a una apertura hacia lo que siempre está comenzando, y que opera en nosotros, quienes recibimos al poema como concreción del acto poético, el milagro de encontrarnos fuera del mundo como representación, y por ello, fuera del yo. Pero si tuviera que identificar un origen biográfico del libro, diría que pertenece plenamente a mi presente, en el que la escritura que me reclama me lleva a habitar la lengua a través de una idea que siente.
– El amor, la muerte, la soledad, la infancia y la memoria son los temas que circulan a lo largo del libro, abordados desde distintos ángulos. ¿Son los temas inevitables?
– Es un repertorio de temas que aluden a los extremos, los límites o bordes que nos constituyen y atraviesan. Podríamos decir que son, entre algunos más, los temas fundamentales.
– “Tanto se llenó todo de todo, que hasta Dios se volvió un actor de reparto en la Gran Comedia”, se lee en uno de los poemas del libro. ¿Te interesaba explorar la idea del mundo como representación, la existencia como teatro?
– El maestro Luis O. Tedesco en el prólogo al libro, ubica la poética de “Mantel de hule” en una zanja o frontera entre el rigor del concepto y la voluptuosidad del idioma: me parece exacto. Y es allí donde también ubicaría a la comedia en un sentido rastreable desde el taoísmo hasta Kafka y Benjamin. En la zanja nos es dado hacer de nosotros mismos como no siendo lo que las identificaciones nos conminan a ser. Si querés, es una operación de desconstrucción de la representación, incluidas las del mundo, del hombre y de Dios.
– La voz poética del libro combina elementos de la lengua popular con conceptos filosóficos o ideas abstractas. ¿Querías abordar los efectos de esa tensión en el lenguaje?
– No sé si obedece a una intención conscientemente controlada, o al menos no totalmente. Ocurre más bien que es en donde encuentro el pulso poético que me interpela.
– ¿Qué poesía consideras formativa? ¿Qué autores te marcaron?
– Uy, la lista puede ser muy amplia y muy variada según las épocas. No tuve una dieta poética muy unilateral, ya que en la adolescencia puedo mencionar contrastes tan abruptos como los que indican los nombres de Artaud y de Neruda. Pero para referirnos a los permanentes, a los que se quedaron en mí y a los que siempre vuelvo, destaco a Rainer María Rilke, a César Vallejo, a algunos heterónimos de Fernando Pessoa, a Luis O. Tedesco, a Enrique Lihn y, en un descubrimiento reciente, a John Burnside. Son sólo algunos nombres indicativos, a los que agregaría el de Lezama Lima, más por su ensayística que por su poesía.
– ¿Cómo articulas la enseñanza de filosofía con la escritura poética? ¿Hay puntos de contacto?
– Desde ya hay puntos de contacto entre la filosofía y la poesía en muchos sentidos. Pero también hay distancias, umbrales complejos, a veces riesgosos. En mi enseñanza de filosofía la poesía nos visita de vez en cuando, pero no es sistemático. En cambio, cuando escribo ensayo, apunto a las continuidades entre ambas.
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