A cuatro años del crimen de psicóloga en Pinamar acusaron como partícipe a un plomero
Fue señalado por un testigo de identidad reservada que también identificó al sindicado autor material del disparo e instaló la hipótesis del intento de robo.
A cuatro años del crimen de la psicóloga María Marta Landívar, asesinada de un tiro en su dúplex de Pinamar, un plomero de esa localidad balnearia quedó imputado de haber participado del homicidio tras ser señalado por un testigo de identidad reservada que también identificó al sindicado autor material del disparo e instaló la hipótesis del intento de robo.
Fuentes judiciales informaron a Télam que se trata de Leonardo Mallol, quien se declaró inocente ante el fiscal de la causa, Diego Bensi, que lo acusó de ser “partícipe necesario” del homicidio y le tomó una “declaración informativa”, que es un instancia más leve que la indagatoria y que no conlleva medida privativa de la libertad.
Asistido por un abogado particular, el plomero afirmó que el día del crimen de Landívar (37), él estuvo junto a sus hijas, aunque admitió que conocía a la víctima ya que había sido paciente de ella.
También admitió que conocía al segundo sospechoso, que trabajaba para él y que reside en la localidad bonaerense de Hudson, dijeron los informantes.
El giro en la investigación por el asesinato de la psicóloga surgió en mayo de 2015 con la declaración de un testigo de identidad reservada que brindó al fiscal Bensi una nueva versión de los hechos.
Una fuente con acceso al expediente explicó a Télam que ese testigo dijo que el plomero trasladó en un vehículo a su empleado hasta el dúplex de la víctima para cometer un robo tipo “escruche”, es decir cuando en la casa no había nadie, y que él se quedó de “campana” mientras que su cómplice ingresó al inmueble.
“El testigo de declaró que el sospechoso que entró a robar se sorprendió con la presencia de la víctima en el interior del domicilio y que la mató porque se le escapó el tiro, mientras que el plomero no sabía que su cómplice estaba armado”, indicó el vocero consultado.
La fuente señaló que, siempre de acuerdo al testimonio reservado, luego del disparo, los dos sospechosos huyeron sin concretar el robo, razón por la cual nunca se detectaron faltantes del elementos de valor de la escena del crimen.
Tras la presentación de este testigo, el fiscal Bensi dispuso llevar a cabo una serie de diligencias encubiertas, a partir de las cuales se reunieron determinados indicios que corroboraron algunos de sus dichos y, en noviembre pasado, se allanaron los domicilios de ambos sospechosos.
Mientras el instructor judicial evaluaba los elementos reunidos en el expediente para formular la acusación hacia esos dos hombres, el plomero de Pinamar se presentó en mayo último ante el fiscal y pidió declarar, lo que finalmente se llevo a cabo la semana pasada, cuando el imputado respondió a unas cien preguntas del Ministerio Público.
“Ahora estamos evacuando citas, por un lado, y reuniendo más indicios para avanzar sobre el otro sospechoso, que todavía no declaró ni fue citado a hacerlo”, añadió el informante, tras lo cual aclaró que ninguno de los dos acusados está detenido no hay plazos para resolver su situación procesal en el expediente.
El crimen de la psicóloga fue descubierto el 20 de mayo de 2012, en un dúplex situado en avenida Del Valle Fértil y De los Langostinos, de Pinamar, donde vivía sola.
El hallazgo se produjo luego de que una amiga de la profesional fue a buscarla al no tener noticias desde el día anterior, ya que habían pautado con un grupo de amigas que irían a cenar a un restaurante de Valeria del Mar y la víctima nunca llegó.
La amiga se asomó por una ventana de la casa y vio a Landívar tirada en el living de la planta baja, sobre un charco de sangre.
Según los forenses, la psicóloga fue asesinada la tarde-noche del sábado 19, al recibir un balazo que le atravesó una mano -en lo que se cree fue un movimiento instintivo de querer cubrirse- y le ingresó por la clavícula derecha, recorrió 10 centímetros y afectó la arteria aorta, lo que le provocó la muerte en el acto.
Los pesquisas no advirtieron desorden ni faltantes de elementos de valor, por lo que en un primer momento descartaron el móvil de un robo y se inclinaron por otras hipótesis relacionadas con alguna cuestión sentimental.
En ese sentido, días después fue detenido como sospechoso al ex director de seguridad de la Municipalidad de Pinamar, Fernando Miner, quien aseguró ante la Justicia que no mató a la psicóloga ya que se encontraba en Capital Federal cuando ocurrió el crimen.
Las sospechas habían recaído sobre Miner ya que algunos testigos afirmaron que éste tuvo una relación con la víctima, aunque él mismo aclaró que su último contacto con ella había sido un año antes del homicidio, aproximadamente.
Luego de permanecer 11 días preso, la jueza de Garantías de Dolores, Laura Elías, resolvió excarcelar por falta de pruebas al ex funcionario comunal, que apuntó a la “maldita policía” de haberlo involucrado sin ningún elemento en su contra.
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