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Cultura 22 de enero de 2020

A 500 años de la Primera Circunnavegación, y desde ella la Primera Globalización

Mapa ovalado (1544) atribuido a Battista Agnese (1514-1546) con una línea marcando el itinerario de la primera circunnavegación de la Tierra.

Dra. María Luz González Mezquita
Universidad Nacional de Mar del Plata-RAH

Se cumplen 500 años de la primera vuelta al mundo realizada por la expedición Magallanes-Elcano y parece oportuno destacar la importancia de un viaje que, sin duda, marcó un punto de inflexión en la historia universal.

Mientras los portugueses insistían en rodear África para alcanzar la India y el Extremo Oriente, los españoles trataban de encontrar un paso en América que comunicara el Atlántico con el Pacífico tras el avistamiento de los mares del Sur por Núñez de Balboa. Para la conmemoración de este hecho, la Comisión Nacional de este V Centenario en España ha dado a conocer un nutrido programa de actividades. Como ciudad que forma parte de la ruta seguida por la expedición, Mar del Plata recibió la visita a comienzos de este año, de la fragata Juan Sebastián Elcano, buque escuela de la Marina española.

La idea de Magallanes, con respecto a que ese paso se hallaría muy al sur del continente americano -en el estrecho que hoy lleva su nombre- figuró como el mayor hallazgo geográfico de aquel viaje junto a la exploración de numerosas islas del Pacífico.

Esta extraordinaria aventura náutica se producía en un momento decisivo en relación con los avances oceánicos ibéricos en particular y en un contexto de expansión europea en general, comenzada en 1492 con el primer viaje de Cristóbal Colón. Las fechas clave de esta coyuntura histórica se extienden luego con la llegada al Cabo de Buena Esperanza por Bartolomé Díaz en el año 1488, a la India por Vasco de Gama (1498), el descubrimiento de la Mar del Sur por Vasco Núñez de Balboa (1513), del Río de la Plata por Juan Díaz de Solís en (1516) y la vuelta al mundo iniciada por Fernando de Magallanes y completada por Juan Sebastián Elcano (1519-1522).

El regreso de la nao Victoria a Sanlúcar de Barrameda en 1522 fue conocido muy pronto en Europa gracias a la pluma de varios autores. Entre la tripulación se encontraba un lombardo, Antonio Pigafetta, quien a su regreso a España en 1522 dejó testimonio de los acontecimientos en su Primer viaje en torno del globo, la obra más difundida que fue publicada en en Venecia en 1536.

Los turcos toman Constantinopla

Para comprender el contexto en el que se produce el viaje, es necesario recordar que en 1453 cuando los turcos toman Constantinopla, limitan los contactos de Occidente con Oriente y que esto se produce en el marco de una rivalidad entre Castilla y Portugal por hallar una ruta directa hacia Oriente que permitiese tener un total control sobre el comercio a escala internacional.

En el siglo XVI se realizaron numerosos viajes de exploración que deslumbraron a quienes vivieron en la época y se vieron sobrepasados por los conocimientos y noticias que llegaban desde territorios hasta entonces desconocidos para los europeos.

Las dos monarquías ibéricas desempeñaron un papel decisivo en la globalización inicial y generaron múltiples interacciones entre las sociedades de lo que, a partir de ese momento, pasó a definirse como las “cuatro partes del mundo”.

Los contactos dieron como resultado una economía nueva con integración de cultivos y especies animales adaptados de unas zonas a otras y al mismo tiempo, la conquista y colonización de amplios territorios.

Más allá de los prioritarios intereses económicos, esta apasionante hazaña (cualquier reflexión en términos actuales de valoración sería un anacronismo) mezcló aventuras y desventuras. Los integrantes de la expedición Magallanes-Elcano -comenzada al mando de Magallanes y finalizada con el mando de Elcano- se lanzaron a un mundo que no había sido transitado: el que media entre la desembocadura del Río de la Plata y las costas de las Molucas (así llamaban a unas pequeñas islas volcánicas del archipiélago malayo, productoras de las especies más buscadas en su momento), solo alcanzadas hasta entonces por el este, bordeando África.

Este viaje completó la primera circunnavegación del globo y demostró empíricamente la esfericidad de la tiera y la posibilidad de una vía marítima para navegarlo por completo.

¿Cómo imaginar el impacto que provocaba en los contemporáneos un viaje que ponía fin a la vigencia del sistema de la cosmografía aristotélica? Sin duda se trata de un episodio fundamental en la historia mundial que superaba las experiencias previas y que algunos han comparado con el impacto de la llegada del hombre a la luna.

Por las razones enunciadas es posible hablar de una primera globalización o primera mundialización o, en todo caso, de un período en el que se comienza a establecer un sistema de interconexiones de toda índole (humanas, biológicas, culturales, agropecuarias y económicas) entre los distintos continentes que hasta ahora se desconocían mutuamente. Estudiar estos procesos a partir de la global history y las connected o entangled histories, permite cuestionar ciertos axiomas eurocentristas sobre la Edad Moderna. Este proceso, que implicó a todos los mundos, -puntualiza Martínez Shaw- generó, paradójicamente, la aparición de un solo mundo y la posibilidad de concebir por primera vez una historia universal.

Algunos datos biográficos

Fernando de Magallanes (Portugal, 1480-Filipinas, 1521) era un navegante que adquirió experiencia en viajes organizados por los portugueses a la India y formó parte de una expedición para asentar el dominio luso en la zona del estrecho de Malaca (entre península de Malasia y la isla indonesia de Sumatra). De regreso en Lisboa, tuvo desacuerdos con su rey y decidió pasar al servicio de su vecino y rival español. Conviene recordar que la pugna entre las dos monarquías ibéricas había llevado a la necesidad de delimitatar sus áreas de influencia en el tratado de Tordesillas en 1494, y que estos complejos litigios animaban a los navegantes a ofrecerse al mejor postor. Ni Manuel I –rey portugués- ni sus consejeros, aceptaran el plan que Magallanes había ideado para alcanzar las Molucas navegando hacia el oeste dentro de la circunscripción castellana, convencido de que un paso al sur de América unía los dos océanos.

Por su parte, Juan Sebastián Elcano (Guetaria (España), 1486/7- océano Pacífico, 1526). Es un personaje poco estudiado y por consecuencia, poco conocido, que espera una biografía detallada. La investigación de su trayectoria personal antes de enrolarse en Sevilla con Magallanes –en la que se acredita una intensa actividad marinera-, así como también durante el viaje y con posterioridad a su vuelta a España podría permitir una lectura diferente las circunstancias del famoso viaje y hacerlo más complejo y plural, sobre todo, porque Elcano fue uno de los pocos expedicionarios que vivieron la aventura desde el principio hasta el fin.

El viaje

Carlos I -monarca español- aprobó el proyecto y el 22 de marzo de 1518, firmó con Fernando de Magallanes las capitulaciones de Valladolid. El rey (71%) y capitales privados (29%) ponían a su disposición una armada de cinco naves, pertrechadas para dos años con el objetivo de buscar un paso por mar hacia el recién descubierto Mar de Sur y encontrar una nueva ruta a la Especiería (Trinidad, al mando de Magallanes, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago) con 239-245 hombres de diferente procedencia. El 8 de mayo, se asentaban las instrucciones reales que precisaban con exactitud las relaciones en la cadena de mando. Más tarde, el comportamiento de Magallanes faltando a estas obligaciones, generaría con?ictos con los otros o?ciales de la expedición.

La escuadra salió del muelle de las Muelas de Sevilla el 10 de agosto, descendió por el Guadalquivir, fondeó en Sanlúcar de Barrameda y zarpó el 20 de septiembre de 1519. El 26 llegaron a Tenerife y en los primeros días de octubre pusieron rumbo a Cabo Verde. A la altura de La Mina, Magallanes viró al SO y se adentró en el Atlántico.

Avistaron el cabo de San Agustín, en Brasil, el 29 de noviembre y recalaron el 13 de diciembre en la bahía de Santa Lucía (Río de Janeiro) donde encontraron una bahía bellísima (Guanabara), cercada de montañas e islas sumamente atractivas. Aquí los marineros pudieron comer de un “extraño” fruto de la tierra que los indígenas llamaban “patata” y también probar pan de maíz

El 27 diciembre continuaron por la costa con rumbo suroeste. En los primeros días de 1520 la costa giraba de forma esperanzadora hacia el Oeste, y Magallanes se vio ante el actual Uruguay. Dejando atrás el río de Solís (Río de la Plata), el 20 de febrero doblaron el Cabo Corrientes (Mar del Plata) y siguieron hasta el paralelo 40º Sur.

Nadie había alcanzado por mar aquella latitud. ¿Era una locura, o convenía seguir explorando contra toda evidencia?

Flanquearon el amplio golfo de San Matías, que aparecía cerrado al Sur por la ahora llamada Península Valdés y se sorprendieron con sus focas, lobos marinos, ballenas y pingüinos. En el puerto de San Julián (Santa Cruz) el 30/31 de marzo de 1520, Magallanes decidió invernar hasta que llegara la primavera. La navegación permitía descubrir a los otros y reavivía mitos antiguos como el del gigantismo: tal es el caso de los patagones descriptos en textos ni totalmente ficción ni totalmente ciencia, dando lugar a un debate sobre el origen del término. Así lo refiere Pigafetta: “Un día en que menos lo esperábamos se nos presentó un hombre de estatura gigantesca. Estaba en la playa casi desnudo, cantando y danzando al mismo tiempo y echándose arena sobre la cabeza…Era bien formado, con el rostro ancho y teñido de rojo, con los ojos circulados de amarillo, y con dos manchas en forma de corazón en las mejillas. Sus cabellos, que eran escasos, parecían blanqueados con algún polvo. Su vestido, o mejor, su capa, era de pieles cosidas entre sí, de un animal que abunda en el país, según tuvimos ocasión de verlo después. Este animal tiene la cabeza y las orejas de mula, el cuerpo de camello, las piernas de ciervo y la cola de caballo, cuyo relincho imita. Este hombre tenía también una especie de calzado hecho de la misma piel”

Los hombres sufrían el frío y el hambre pero, sobre todo, temían las decisiones y el silencio de Magallanes. Un miedo que facilitaría el estallido de un motín alegando el incumplimiento de las Instrucciones por parte del capitán general. Dominada la sublevación, se dictaron 44 penas de muerte, pero se perdonó a 40, porque si eran aplicadas, faltaría gente para tripular los barcos. Fueron asesinados y descuartizados Gaspar de Quesada y Luis de Mendoza, mientras Juan de Cartagena y el clérigo Sánchez de la Reina quedaron abandonados en una isla a su suerte. En mayo de 1520 Magallanes ordenó a la Santiago navegar hacia el sur para reconocer la costa, pero encalló.

El Estrecho

El 21 de agosto, la flota reanudó la navegación hasta avistar el cabo de las Once Mil Vírgenes el 21 de octubre: sin saberlo, habían alcanzado la entrada del Estrecho. Por estar dividido en varios brazos, Magallanes envió a la nao San Antonio a explorar uno de ellos, pero los oficiales se amotinaron y regresaron a España. El capitán decidió nombrar el Estrecho de Todos los Santos el 1° de noviembre de 1520 y prosiguió su exploración desembocando el 27/28 de noviembre de 1520 en el mar del Sur.

La tranquilidad de sus aguas (atribuída a que El Niño les procuró una navegación mucho más suave de lo normal) lo llevó a designarlo como Pacífico. Las condiciones de la navegación eran dramáticas: racionamiento drástico de víveres y de agua y aparición de enfermedades como el tifus, la disentería y el escorbuto, consecuencia de la falta de alimentos frescos.

Uno de los afectados durante varias semanas en el paso del estrecho y la travesía del Pacífico, fue Elcano. Otra vez Pigafetta realiza una descripción impactante de la situación: “El bizcocho que comíamos no era ya pan, sino un polvo mezclado con gusanos que habían devorado toda su sustancia, y que además tenía un hedor insoportable por hallarse impregnado de orines de ratas…Frecuentemente quedó reducida nuestra alimentación a serrín de madera, pues hasta las ratas, tan repugnantes al hombre, llegaron a ser un manjar tan caro que se pagaba cada una a medio ducado”

Cambio de mando

Por fin llegaron a Guam (Marianas), y a las islas en torno a Filipinas. Magallanes se involucró en luchas por el poder de grupos locales y el 27 de abril de 1521, fue asesinado en Mactán (Filipinas). Otro ataque mataría a 30 tripulantes y por esta razón decidieron quemar la nave Concepción. La muerte de Magallanes supuso un punto de inflexión en la expedición. Después de realizar aprovisionamiento en algunas islas se formó un triunvirato para dirigir la menguada armada: el escribano Martín Méndez, el capitán de la Trinidad, Gómez de Espinosa, y el capitán de la Victoria, Juan Sebastián Elcano, quien se convirtió, de hecho, en el principal mando de la flotilla por sus conocimientos y por la confianza del resto de los hombres de la tripulación, decidieron navegar hacia las Molucas

El ansiado objetivo se cumplía con la llegada a las Molucas. El 8 de noviembre de 1521, los expedicionarios anclaron en la isla de Tidore. El clavo de gran abundancia fue la principal adquisición de los nautas, que también se interesaban por la canela, la pimienta, la nuez moscada, el jengibre y el azafrán. Ante la inminencia de la llegada de los portugueses para capturarlos, los navegantes debían decidir las vías de su regreso. La Trinidad, al mando de Gómez de Espinosa, optó por navegar hacia el este para alcanzar Nueva España, pero fue apresada sin conseguir su propósito. La Victoria levó anclas el 21 de diciembre, su capitán, Juan Sebastián Elcano, había decidido -por el contrario- regresar rumbo a occidente al sur de la ruta portuguesa, así llegó al cabo de las Tormentas o de Buena Esperanza el 18 de mayo de 1522 siguiendo por el litoral africano. Esta fue la determinación personal de un marino muy experimentado que convirtió lo que era una aventura comercial y política, en un hecho de gran trascendencia, al asumir la decisión de no volver por los mismos lugares por los que habían llegado.

La situación límite en la que se encontraba la tripulación, obligó a Elcano a hacer escala en la isla de Santiago, del grupo de las de Cabo Verde. Descubiertos, quedaron presos trece hombres (los cuales llegaron a España meses después gracias a la mediación de Carlos I) mientras la Victoria alcanzó a escapar. El 4 de septiembre de 1522, divisaron el cabo de San Vicente, y el 6 fondearon en el puerto de Sanlúcar. El mismo día, Juan Sebastián Elcano escribió una carta a Carlos I dándole las primicias de la circunnavegación (“que hemos descubierto y dado la vuelta a toda la redondez del mundo, que yendo para el occidente hayamos regresado por el oriente”). El capitán alquiló los servicios de un barco con el que remontó el Guadalquivir y, el 8 de septiembre de 1522 por la tarde, la Victoria ancló en el puerto de las Muelas tras recorrer 46.270 millas marinas (85.700 kilómetros), travesía en la que empleó, junto a las escalas, 1.084 días.

“Fuiste el primero”

Solo dieciocho marineros bajaron de la nao. Por Real Cédula de 23 de enero de 1523, Carlos I le concedió 500 ducados de oro anuales y vitalicios y lo nombró caballero con un escudo de armas que sintetizaba su hazaña. Por timbre lleva un yelmo cerrado y, sobre él, como cimera, un globo terráqueo circundado de una cinta con la leyenda Primus circumdediste me (Fuiste el primero en circunnavegarme).

Cuando los 18 descendieron exhaustos de la nao Victoria la concepción del mundo cambió. Desde entonces –como afirma Carlos Martínez Shaw- todos los mundos que vivían aislados podían entenderse como uno solo, un mundo interrelacionado como el que conocemos fue posible a partir de ese momento. Esto convierte el viaje de Elcano en algo único y con poder transformador con consecuencias trascendentales que llegan hasta hoy
A modo de conclusión

La primera vuelta al mundo es la mayor aventura marítima de todos los tiempos, una proeza técnica y humana cuyo dramatismo supera los límites de la imaginación, pero es también y, sobre todo, un acontecimiento clave en la Historia, el epílogo de una serie de viajes oceánicos que partiendo de la Península Ibérica revolucionaron el conocimiento humano y crearon las bases del mundo moderno. Como afirma Serge Gruzinski resulta imposible hablar del Renacimiento sin destacar este viaje, la impronta revolucionaria de Copérnico, Magallanes y Elcano y la importancia de su relación con los procesos coetáneos: la primera mundialización y el cambio radical en las redes comerciales, ya que el capital europeo también dio la vuelta al mundo. Las conexiones entre diferentes pueblos existieron desde tiempos muy remotos pero la primera mundialización es ibérica. Este largo viaje significa un antes y un después que abría una nueva forma de percibir y transitar el mundo.

Para finalizar, nada mejor que las palabras de un autor del siglo XVI, Giovanni Battista Ramusio (geógrafo Veneciano 1485-1557) “El viaje realizado por los españoles alrededor del mundo es una de las cosas más grandes y maravillosas que se han oído en nuestros tiempos; y aunque superamos en muchas cosas a los antiguos ésta superaría en gran medida, todas las que hasta este tiempo han sido halladas.”
Para saber más: LUCENA, M. (2003). Juan Sebastián Elcano; ZWEIG, S. (2005) Magallanes; COMELLAS, J. L. (2012). La primera vuelta al mundo; MARTINEZ SHAW, C. y MARTINEZ TORRES, J. A. (2014). España y Portugal en el mundo (1581-1668); GRUZINSKI, S. (2018) El águila y el dragón; PIGAFETTA, A. (2019) La primera vuelta al mundo. VAZQUEZ CAMPOS, B. (Ed. )(2019). El viaje más largo. La primera vuelta al mundo.



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