Por Ramiro Melucci

Dos hechos de distinta índole confluyeron la semana pasada para que Guillermo Montenegro mantuviera su protagonismo veraniego. El primero, delincuencial: la amenaza que recibió a través de Instagram. El segundo exclusivamente político: el ataque de Juan Grabois, referente de Patria Grande.

Con la denuncia que presentó para que se investigue la procedencia de los mensajes intimidatorios en la red social y la réplica que desplegó contra el dirigente social, su nombre volvió a habitar, con naturalidad, las páginas de los medios nacionales.

Grabois vino a presentar su nuevo libro, “Argentina Humana”, y no halló mejor propaganda que una embestida frontal contra el intendente que le declaró la guerra a los “trapitos”. Lo ubicó en un lote de “hijos de puta que hay que hacer correr” junto al presidente Javier Milei; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el ministro de Economía, Luis Caputo, y el de Desregulación, Federico Stuzenegger. Como era de esperar, encontró en Montenegro a alguien dispuesto a subirse al ring. Qué mejor para el anfitrión que encontrarse en pleno enero en las antípodas de un defensor de los “fisuras”, “okupas” y “forasteros”, del lado del elenco de las “fuerzas del cielo”.

La oposición local no tardó en advertir que la andanada de Grabois era funcional a los intereses de Montenegro. El concejal Juan Manuel Cheppi, del Frente Renovador, le pidió que no se metiera. En el sector de Fernanda Raverta recordaron que la relación que mantenían con el dirigente se deterioró desde la controversia de El Marquesado, protagonizada por una organización vinculada al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que él lidera. La identificaron como una de las causas de la derrota electoral de 2023.

Quedó en claro que Grabois no venía a converger con la estrategia local: en su presentación cuestionó a Raverta, a Gustavo Pulti y a los concejales del Frente Renovador, Cheppi y Ariel Ciano. Eso sí: pasó el mensaje de que el gobernador Axel Kicillof “es el mejor posicionado” entre los opositores para las elecciones presidenciales del 2027.

Sebastián Pareja, Karina Milei, Martín Menem y Alejandro Carrancio, de La Libertad Avanza.

Montenegro estuvo más cerca de los libertarios en las palabras de Grabois que durante la visita de las autoridades nacionales y provinciales de La Libertad Avanza. No mantuvo ningún encuentro con la presidenta del partido, Karina Milei, y el titular de LLA en la provincia, Sebastián Pareja, lo trató con desdén: le recomendó que si quiere llegar a un acuerdo se siente a hablar con el coordinador de la fuerza, el novel diputado provincial Gastón Abonjo. Casi una afrenta para alguien acostumbrado a conversar con ministros.

Pareja calificó a Mar del Plata como una excepción. En otros lugares, dijo, el PRO y La Libertad Avanza trabajan en equipo “desde hace más de un año, incluso desde antes de ganar las elecciones”. La frase no se ajusta del todo a la realidad, porque un sector del PRO local colabora con los libertarios desde aquel entonces, pero fue otro dardo para Montenegro, con quien evidentemente por ahora no tiene el mejor de los vínculos.

En cambio, unos días después Pareja le dio la bienvenida al oficialismo nacional al intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, que hacía tiempo había elegido el camino de Patricia Bullrich y no el de Mauricio Macri. Aunque no sea sorpresiva, la nueva afiliación abre un par de interrogantes: ¿pueden seguir los pases del PRO a LLA?, ¿qué pasará si Macri no escucha a los que le dicen, como Montenegro, que hay que acordar?

El secretario de Legal, Técnica y Hacienda, Mauro Martinelli, en la presentación del presupuesto en el Concejo.

Otro foco estuvo puesto en el Concejo Deliberante, donde comenzó el tratamiento del presupuesto municipal 2025. En su presentación, el secretario de Legal, Técnica y Hacienda, Mauro Martinelli, les aplicó a los concejales de la comisión de Hacienda una altísima dosis de tranquilizante natural: leyó una hora y cuarto seguida, como invitándolos a una siesta antes que a hacerle preguntas.

El mecanismo de convocar solo al titular de Hacienda para que exponga sobre los presupuestos de la administración central y los entes descentralizados le acorta al oficialismo los tiempos de aprobación, pero deja a la oposición sin respuestas a preguntas específicas de cada área. Se le podría complicar mantener el mismo método el año próximo, si se le termina la mayoría.

Con su larga lectura, Martinelli redujo al máximo el riesgo de equivocación y pasó completo el mensaje oficial. Se ajustó al manual político que impera en el municipio: destacó la política económica del Gobierno nacional, no manifestó quejas por falta de fondos u obras, subrayó la reducción del gasto en la Municipalidad y ofreció detalles de la caída de la coparticipación provincial. Muy cerca de Milei, bien lejos de Kicillof.

Pero una consulta de Diego García, de Unión por la Patria, sobre el sistema de emergencia en la vía pública lo llevó a dar una respuesta controvertida. El concejal opositor le manifestó que este año tres ambulancias cumplirán su vida útil y le consultó si estaba prevista alguna inversión para reemplazarlas. Martinelli no solo le dijo que no, sino que a veces menos es más. Argumentó que, con una planificación adecuada, una mejor distribución de las bases y una mayor celeridad en los tiempos de respuesta a los llamados, el resultado “puede ser igual o más satisfactorio”. En cambio, “enviar dos móviles a un mismo lugar es un dispendio de recursos innecesario”.

Ocurre que en la realidad son más las ocasiones en que una ambulancia tarda más de la cuenta que las veces en que se juntan dos en un mismo sitio. Se trata, en fin, de recursos que nunca sobran, como los patrulleros. Ojalá hubiese más y se distribuyeran con la eficiencia que predica el secretario.

Martinelli les aplicó a los concejales una altísima dosis de tranquilizante natural: leyó una hora y cuarto seguida, como invitándolos a una siesta antes que a hacerle preguntas.

En la presentación del presidente de Obras Sanitarias, Carlos Katz, volvió a quedar en claro que el cierre del Ente de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa) paralizó por completo las obras de infraestructura que la empresa encaraba con financiamiento externo.

El proyecto de presupuesto de OSSE lo refleja en uno de sus puntos novedosos: los propios vecinos podrán financiar las obras de extensión de redes. Es un cambio respecto de lo que venía sucediendo: el financiamiento llegaba de algún organismo nacional e internacional, la obra se hacía y los vecinos luego la pagaban por contribución de mejoras. Ahora el financiamiento inicial dependerá de los contribuyentes. 

La alternativa está asociada “a que hay una disminución o retiro del financiamiento a través del Estado nacional, que en general era a través de organismos internacionales de crédito”, explicó sin pruritos el radical.

Hubo otras dos escenas relacionadas con el presupuesto. Una fue el fiasco de la audiencia pública, a la que por primera vez no asistió ningún vecino. Suelen no ir demasiados, salvo cuando algún bloque político se involucra en la convocatoria, pero esta vez el desinterés no se disimuló. La otra la constituyó el anuncio de la eliminación del derecho de confección de planos, incluido en el proyecto por desinteligencias de funcionarios municipales.

La presencia del nuevo tributo había sido advertida por el bloque libertario en los días posteriores a la presentación del presupuesto. Tenía la palabra de que iba a ser eliminado, pero el anuncio recién se efectivizó después de que el kirchnerismo estampara sus críticas en un comunicado. El nuevo derecho implicaba una contradicción flagrante con el discurso oficial, que hace gala de la disminución de la presión impositiva. “Fue un error administrativo”, sentenció Martinelli, que por lo visto ha aprendido a manejar, junto con los números municipales y la lectura cadenciosa, el siempre vigente recurso del eufemismo.