Doble crimen en el barrio Malvinas Argentinas: una nueva hipótesis, los mismos interrogantes
“La Colo”, una adolescente de 16 años perteneciente a la estructura familiar que manejaba el point de droga del barrio Malvinas Argentinas continúa siendo la única detenida, aunque una nueva hipótesis la desvincularía. Drogas, marginalidad, “códigos” y venganza.
El "point" que había sido allanado el 13 de diciembre.
Las únicas certezas de los investigadores en torno a los dos crímenes en el barrio Malvinas Argentinas son que el 23 de diciembre asesinaron de un disparo en la espalda a Ezequiel “Tatín” Medina y que el 26 mataron a Aníbal Raúl Barrionuevo (63). Por el primero se entregó una adolescente de 16, “La Colo”, que aseguró que fue ella la homicida, aunque otras personas señalaron a “El Rata” como autor, el hijo de la segunda víctima. Por el otro asesinato, la policía busca al hermano de Medina, lo que cerraría el círculo de la venganza. Drogas, marginalidad y “códigos” mezclados en un submundo al que el Estado parece tener prohibido el acceso.
Días atrás la fiscal Mariana Baqueiro, solicitó que se aplicara la prisión preventiva de “La Colo”, y la jueza Mariana Iriani lo aceptó porque, consideró, había prueba suficiente para considerar que, en verdad, era ella quien había disparado. Más allá de que se entregó por sus propios medios a la policía y que un testigo, inicialmente, la involucró, luego no solo no se sumaron elementos nuevos que la incriminen. Por el contrario, parece que las cosas no fueron como ella mismo lo narró.
“La Colo” forma parte de la estructura familiar que manejaba el point de drogas de Brandsen al 8200 y una hipótesis es que se pudo haber “inmolado” para “proteger” a “El Rata”, quien, según testimonios de vecinos del barrio Malvinas Argentinas, fue quien disparó y mató a Medina.
El fiscal Fernando Berlingeri esta a cargo de investigar el crimen de Barrionuevo y ha solicitado la orden de captura del hermano de Medina e incluso ya allanó su domicilio pero no lo encontró..
Si bien los nombres se repiten en cada uno de los testimonios, definir los roles y responsabilidades de los involucrados es una labor intrincada para reconstruir, ya que los “códigos” barriales, la droga, la marginalidad y las mentiras se entremezclan.
Tatín, Tikín y El Rata
Sebastián “Tatín” Medina.
Una de las hipótesis que cobra fuerza en la investigación por el asesinato de Medina, y que le quita responsabilidad a la adolescente que se encuentra detenida, es que del crimen participó otra mujer, también con cabellera colorada, y mayor de edad, y que quien disparó fue “El Rata”, el hijo de Barrionuevo.
Según esta reconstrucción del caso, todo empezó hace más de tres meses, cuando un grupo de personas del barrio Belgrano se hizo con la casa de Brandsen al 8200 y la utilizó como point para vender cocaína. La situación, lógicamente, trajo problemas en un barrio como lo es el Malvinas Argentinas que no está exento a la violencia: peleas, balaceras y discusiones en torno al narcomenudeo. El 13 de diciembre se realizó un allanamiento en ese domicilio y una joven de 18 años fue detenida. Pero días después, volvió la venta de droga.
El 23 de diciembre “Tatín” Medina, su amigo “Tikín” y su pareja, “La Yani”, una joven en situación de calle, se reunieron para consumir cocaína. Horas más tarde, al despertar de una siesta, Medina notó que no tenía el celular, y acusó directamente a la pareja que estaba con él de habérselo robado para “comprar más falopa”. Acompañado de su sobrino de 23 años, Tatín fue hasta el “point” de droga para reclamar por su teléfono.
Al llegar, desde la ventana del búnker, El Rata y una mujer, con tatuajes visibles y cabellera colorada, exhibieron el celular de Tatín por la ventana y se negaron a devolverlo, mientras se burlaban de él.
Medina, que si bien no era un delincuente peligroso tenía prontuario por robo y hasta una reciente condena, sintió esto como una ofensa que no podía dejar pasar, no podía quedar en su barrio como un cobarde o, peor aún, “como un gil”.
Tatín volvió hasta su casa a buscar a su amigo Tikín y a La Yani para llevarlos, por la fuerza, hasta el “point” y allí, a los gritos, desafió a El Rata para que le dijera quién había empeñado su celular: si había sido Tikín o si la responsabilidad le cabía a La Yani.
Siempre según esta hipótesis, la respuesta de El Rata no fue la esperada por Medina. El hijo de El Gordo Barrionuevo salió armado junto a una mujer pelirroja que también llevaba una pistola en mano.
La mujer persiguió al sobrino de Medina hacia la calle 196, allí le apuntó y lo amenazó. Por su parte, El Rata corrió a Tatín Medina hacia la calle 198 y le disparó por la espalda.
Mientras que Tikín escapó del lugar, La Yani regresó para ayudar a Medina, lo abrazó y gritó para pedir ayuda. Manchada con la sangre de la víctima, tocó a diferentes puertas del barrio Malvinas Argentinas, hasta que vecinos la atendieron y llamaron al 911. Sin embargo la policía tardó en llegar al lugar y la ambulancia, directamente, no se hizo presente. El Estado, una vez más, estuvo ausente en la periferia de Mar del Plata.
Medina fue trasladado en el auto de un vecino hasta el Hospital Interzonal, pero el esfuerzo fue en vano ya que por la letalidad del disparo llegó sin vida.
El grosor que tiene el conflicto de marginalidad es demasiado para entenderlo, tanto como la misma naturalidad en el consumo de drogas, la portación de armas o la violencia de ciertos submundos de la ciudad. Hasta el mismo sobrino de Medina confesó que días antes había transferido dinero a “La Colo” para comprarle droga.
Venganza y asesinato de “El Gordo”
Pasaron dos días de investigaciones sin mayores novedades. Cuando todo se tranquilizó, El Rato volvió a ser visto en el “point” y volvió a vender cocaína. Hasta que la venganza tocó la puerta de su familia.
El jueves 26 de diciembre, en la casa de Rauch, entre Brandsen y French, asesinaron en una clara “devolución” a Aníbal Raúl “El Gordo” Barrionuevo mientras estaba sentado en un sillón mirando televisión. Los autores de este hecho llegaron hasta la casa ubicada a la vuelta del “point” en busca de El Rata, y al no hallarlo, mataron a su padre.
Desde entonces, a El Rata, buscado tanto por la policía como por allegados de Medina, no lo han visto más en el barrio Malvinas Argentinas. Incluso se sospecha que se fue de Mar del Plata.
El fiscal Fernando Berlingeri y su par del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, Mariana Baqueiro, investigan ambos crímenes, analizan cada una de las hipótesis en las que aparecen siempre los mismos nombres, en las que se mezclan las historias de El Rata y la venta de droga; el consumo problemático del asesinado Tatín, Tikín y La Yani y La Colo, con sus códigos de pertenecer a la estructura familiar dueña del “point”.
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