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Cultura 21 de diciembre de 2024

Carlos Aletto, presencia marplatense en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Las letras marplatenses celebran la incursión del escritor y periodista en la FIL 2024 donde, además de compartir mesas y charlas con los autores más encumbrados de Latinoamérica, fue invitado a presentar su decálogo para cuentistas.

Aletto es autor de "Once segundos", una novela que transcurre en Mar del Plata durante el segundo gol de Maradona a Inglaterra en 1986. Crédito Foto FIL/Carlos Zepeda.

El viento y el mar como testigos de historias. Así podríamos resumir los primeros pasos literarios de Carlos Aletto (Mar del Plata, 1967), escritor y licenciado en Letras que ha convertido a su ciudad natal en escenario recurrente de sus ficciones. Aletto, a quien el mundo editorial y el público reconoce por novelas como “Once segundos” (Sudamericana, 2023), donde el tiempo se congela en un barrio de la ciudad ante el mítico gol de Maradona a los ingleses, y “Anatomía de la melancolía” (Galerna, 2012), una introspección renacentista de natural belleza, llega ahora a un nuevo umbral de difusión. Su reciente participación en la 38ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) no solo lo sitúa entre autores argentinos destacados sino que confirma a la ciudad de Mar del Plata como embajadora de las letras argentinas en el evento literario más importante de Latinoamérica.

Este año, la FIL —cuyo inmenso influjo cultural se expande más allá de los muros que cada noviembre cobijan charlas, talleres, recitales, presentaciones, ceremonias de premiación y mesas redondas— lo ha recibido como el único autor argentino invitado de manera oficial. Aletto, con una mezcla de orgullo y responsabilidad, llevó su voz marplatense al corazón de Jalisco, tierra natal de Juan Rulfo, uno de los autores fundamentales de la literatura latinoamericana. Allí, recorrió distintos pueblos para dialogar sobre la mítica novela “Pedro Páramo”, analizada desde la óptica de un lector y escritor argentino. Los encuentros en Ciudad Guzmán y Sayula, sumados a la invitación inicial, enriquecieron esta experiencia, aportando un matiz de cercanía con los lectores locales: las anécdotas sobre su estadía allí en otras ocasiones en que también fue formalmente invitado y el relato sobre su viaje por la tierra de Rulfo se entretejieron con reflexiones sobre el propio oficio de narrar. Sin duda, las historias trascienden fronteras, épocas, acentos.

Presentación que tuvo lugar durante la FIL 2024 de Guadalajara.

Presentación que tuvo lugar durante la FIL 2024 de Guadalajara.

La presencia de Carlos Aletto en la mesa “Latinoamérica Viva” —espacio de referencia que en su undécima edición reunió a decenas de escritores de todo el continente— reafirmó su lugar dentro de las voces importantes que dan forma a la literatura latinoamericana actual. Este panel, que desde hace más de una década convoca tanto a narradores noveles como consagrados, ha sumado a lo largo de sus ediciones a 246 autores. En esta oportunidad, Aletto compartió ideas, referencias, perspectivas con la escritora brasileña Lucrecia Zappi y la joven uruguaya Tamara Silva Bernaschina, demostrando una vez más que la diversidad cultural y literaria de América Latina encuentra en estos foros un punto común: la voluntad de contar historias, la convicción de probar formas estéticas y de encender la curiosidad de nuevos lectores.

La relevancia de este encuentro también se vio reforzada por la entrega del prestigioso Premio Sor Juana, que en la edición 2024 de la FIL recayó en la autora argentina Gabriela Cabezón Cámara, por su novela “Las niñas del naranjel”. Aletto integró la ceremonia de premiación, acompañando a una colega y amiga, que con su obra (premiada, traducida) perfila internacionalmente a la literatura argentina contemporánea.

La presencia de Carlos Aletto en la FIL no fue un hecho aislado, sino más bien la continuidad de una línea de autores argentinos que cada año han sabido dejar huella en Guadalajara, particularmente en el Encuentro Internacional de Cuentistas, del que han formado parte figuras de la talla de Luisa Valenzuela, Andrés Neuman, Ricardo Piglia, Ana María Shua, Liliana Heker, Hebe Uhart, Mempo Giardinelli y Mariana Enríquez. Este 2024, el turno del escritor marplatense sella una tradición creciente de intercambio cultural, con la fuerza de una literatura argentina que sigue sumando voces en el panorama continental.

Como cada invitado al encuentro, en esa mesa Aletto realizó una lectura en voz alta de un cuento inédito, que el público tenía a disposición en el mismo momento de la lectura ya que fue publicado con anterioridad en un folleto especial, que puede descargarse en PDF desde la página oficial de la FIL. Pero además ese folleto cuenta con un decálogo personal sobre la escritura del cuento que se le había encargado al autor unos meses antes de iniciada la feria. Un conjunto de principios creativos que Aletto ideó y tituló como “Diez flechas para un cuento”. Allí se pueden leer las lecturas, la cosmovisión literaria del cuentista y su forma de aprehender el acto creativo.

Carlos Aletto es periodista, escritor y licenciado en Letras por la UNMdP.

Carlos Aletto es periodista, escritor y licenciado en Letras por la UNMdP.

Dicho decálogo, que reproducimos a continuación, funciona no solo como una guía para nuevos escritores interesados en el arte de narrar cuentos, sino también como ventana a la poética de un autor que ha sabido nutrirse de su experiencia de vida y de su formación académica y periodística para flechar el corazón de los lectores.

La trayectoria de Carlos Aletto es amplia. Además de publicar novelas, cuentos, crónicas, dirigió la revista Unicornio, un caballo con suerte (1992-1994) y posteriormente estuvo al frente del Suplemento Literario Télam, fundado en 2011, desde donde impulsó y visibilizó a numerosos autores argentinos. Además, su carrera periodística lo ha llevado a escribir en la actualidad la columna “Vidas para leer” en la revista Viva de Clarín, y a colaborar con notas y entrevistas para Radar Libros de Página/12. Estos espacios le han permitido efectuar una visión panorámica sobre la escena literaria nacional, a la vez que han fortalecido su propia voz como crítico, entrevistador y difusor cultural.

No es extraño, entonces, que el talento narrativo y ensayístico de Carlos Aletto haya sido reconocido en certámenes de gran renombre. En 2008, se alzó con el primer lugar del Concurso de Cuento Clarín, donde el jurado lo destacó por unanimidad entre 6.660 participantes. Seis años más tarde, conquistó el Primer Premio Municipal de Literatura de Buenos Aires, en la categoría de ensayo por su libro Diálogo para una poética de Julio Cortázar. También recibió por unanimidad el Primer Premio Internacional Dante en América, organizado por el Consorcio de Universidades Italianas, por su trabajo El Infierno de paja: Dante en La cautiva de Esteban Echeverría.

Con la mirada puesta en la crónica y la ficción, Aletto transita diversos registros: el periodismo cultural, la crítica literaria, el ensayo, la narrativa. Sus obras, marcadas por el pulso de la “ciudad feliz” y la fuerza de un litoral atemporal, muestran a un autor curioso que lee, viaja y se integra al mundo literario con un bagaje único.

Hoy, desde las páginas de LA CAPITAL, celebramos su paso por la FIL Guadalajara y nos disponemos a compartir la esencia de su oficio: las reflexiones que surgen de su praxis y que, reunidas en un decálogo, ofrecen pistas para quienes aspiran a contar buenas historias.

A continuación, presentamos “Diez flechas para un cuento”, el decálogo que Carlos Aletto realizó para la FIL y que, en esta edición especial de nuestro medio cultural, difundimos con el orgullo de sabernos parte de la misma tradición periodística que dio a conocer sus primeras publicaciones allá por mediados de los años ochenta, cuando ya se perfilaba como el indudablemente reconocido autor que es hoy.

Tamara Bernaschina, Lucrecia Zappi y Carlos Aletto, moderado por Rogelio Guedea. Crédito Foto FIL/Eva Becerra.

Tamara Bernaschina, Lucrecia Zappi y Carlos Aletto, moderado por Rogelio Guedea. Crédito Foto FIL/Eva Becerra.


Diez flechas para un cuento

Por Carlos Aletto

  1. El cuento es una flecha que debe atravesar la coraza del lector. El primer párrafo es su punta; si no está afilada, no penetrará con fuerza o lo hará defectuosamente. Es importante que el vástago esté pulido y que las plumas del final estabilicen el trayecto desde el comienzo, sin ser meramente decorativas.
  2. La flecha debe forjarse con la paciencia que demanda el lenguaje, ir letra a letra, andar palabra a palabra y oración por oración. Nada debe quebrar esa paciencia, ni siquiera la tentación de tensar la cuerda del arco y hacer el tiro antes de tiempo.
  3. La flecha no debe tener adornos excesivos; si es demasiado pesada o está decorada en exceso, perderá precisión y su trayectoria será incierta. El cuento debe volar directo, sin obstáculos, permitiendo que la historia cautive sin distracciones.
  4. No todas las flechas están hechas para el mismo arco. “El Dinosaurio” de Augusto Monterroso y “El inmortal” de Borges son cuentos, pero sus dimensiones y estructuras son distintas. Si el cuento es flecha ligera y precisa como un colibrí, no debe tener el peso de un cóndor, ni viceversa. Cada historia tiene su vuelo y debe respetar su naturaleza.
  5. El arco no debe ser tensado con una promesa demasiado grande si no se puede asegurar que la flecha llegará a destino. Si genera una expectativa alta que no se cumple, el vuelo quedará corto y el lector, frustrado. Que la promesa inicial esté a la altura del desenlace.
  6. La flecha no se detiene a explicar su vuelo; es el movimiento lo que la define. Cuando el protagonista actúa más y reflexiona menos, su trayectoria se vuelve clara. Así, sus pensamientos se revelan por sus acciones, sin palabras que ralenticen la historia.
  7. Mientras vuela hacia el blanco, la flecha cuenta una historia clara, pero hay otro trayecto, más sutil, que comienza en el carcaj o continúa después de dar en el blanco. Ese segundo recorrido es el que el lector descubre con perspicacia.
  8. El vuelo de un cuento sigue el trazo de otras flechas lanzadas antes. Cada nueva flecha dibuja su propio recorrido, pero se entrelaza con las marcas que dejaron otras, y es el lector quien reconstruye ese mapa desde la herencia de la tradición oral.
  9. Como Guillermo Tell disparando a la manzana sobre la cabeza de su hijo, en un cuento es crucial elegir el pretexto perfecto: un argumento relevante y preciso que logre una hazaña memorable. Esa flecha debe dar en el centro, dejando una marca profunda, una historia que los lectores querrán revivir.
  10. Por último, es cierto que los decálogos son instrucciones y pueden parecer un acto de fe. Sin embargo, conocerlos nos ayuda a entender qué consideraban fundamental los cuentistas: cómo calibraban sus flechas y qué principios seguían para dar con elegancia en el blanco.


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