Cada semana una decena de farmacias se ve obligada a cerrar en el Reino Unido
Las pérdidas en el sector ascienden a 129 millones de euros mensuales, unos 12.624 euros por establecimiento. Se estima que unas 1.500 farmacias cerraron en Inglaterra en la última década.
Por Raúl Bobé
LONDRES, Inglaterra.- De media, cada semana una decena de farmacias se ve obligada a echar el cierre en el Reino Unido y el sector farmacéutico atraviesa “una crisis sin precedentes” después de una década con la financiación estatal congelada.
Abdul teme que la pequeña farmacia en la que trabaja, situada en el barrio londinense de Camden, sea la próxima en bajar la persiana. “No estamos sobreviviendo. No sabemos por cuánto más tiempo vamos a poder seguir. Estamos como patinando sobre hielo y en cualquier momento podemos resbalar y caernos”, confiesa a EFE.
El sistema de salud británico (NHS, en inglés) atraviesa graves problemas estructurales, con largas listas de espera y falta de personal, por lo que el Gobierno quiere reducir la presión de los hospitales trasladándola a farmacias como la de Abdul, que denuncian que se les está pidiendo hacer “mucho más trabajo por menos”.
El NHS financia con 2.600 millones de libras (3.120 millones de euros) a las farmacias en Inglaterra, una partida que no varía desde hace más de una década. Sin embargo, desde el sector denuncian que, con la suba de la inflación y el costo de vida, en términos reales ha supuesto un recorte de financiación del 40 % en los últimos años.
Desde mayo de 2024, el precio fijado para los medicamentos con receta en Inglaterra es de 9,90 libras (11,90 euros) por artículo y aunque el NHS reembolsa parte del dinero de los medicamentos que venden, en la mayoría de los casos las farmacias no consigue cubrir los gastos.
Pérdidas millonarias
“Cuando las farmacias dispensan medicamentos a los pacientes, lo hacen a pérdidas”, explica a EFE Paul Rees, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Farmacia (NPA), que estima que las pérdidas en el sector ascienden a 108 millones de libras mensuales (129 millones de euros), unas 10.500 libras (12.624 euros) por establecimiento.
“No puedes decepcionar a tus clientes, pero nosotros absorbemos ese costo y muchas personas que dependen mayoritariamente del dinero del NHS se están hundiendo”, apunta a EFE Pradip Patel, que regenta desde hace 30 años una farmacia en Londres y se ha reinventado vendiendo productos de cosmética o administrando vacunas para subsistir.
“Los dueños de las farmacias están pidiendo dinero a sus familiares para rehipotecar sus casas, pidiendo préstamos a los bancos o usando el dinero de sus fondos de pensión para mantener sus establecimientos abiertos”, dice el director de la NPA, que describe una “crisis sin precedentes” en el sector.
Rees asevera que algunas partes del Reino Unido ya son “desiertos farmacéuticos” y que en las áreas rurales muchos establecimientos han tenido que cerrar, obligando a los pacientes a tener que desplazarse mucho más lejos para poder ver a un farmacéutico cara a cara y recibir consejo clínico.
Se estima que unas 1.500 farmacias han cerrado en Inglaterra en la última década, mientras que los números en otras regiones como Escocia se han mantenido estables, en lo que para Rees es una muestra de que “si financias al sector de forma correcta, puede ser sostenible”.
Una sanidad “rota”
Según Rees, las farmacias pueden ser “el corazón de la atención médica en las comunidades locales” británicas, pues atienden cada día a más de 1,6 millones de personas, pero después de una década de declive el Gobierno necesitaría incrementar la financiación un 50 % para mantener el sector a flote.
En un intento desesperado por hacer oír su voz, varias asociaciones de farmacéuticos lanzaron en junio la campaña #SaveOurPharmacies (Salva nuestras farmacias) con una petición dirigida al ministro de Sanidad, Wes Streeting, que ya ha sido firmada por más de 100.000 personas, para que tome acción y frene este cierre masivo de farmacias.
Han lanzado una votación interna para estudiar la posibilidad de recortar sus horas de apertura, o reducir los servicios que prestan si la situación no mejora, aunque algunos como Abdul creen que la iniciativa no tiene “poder efectivo” porque las farmacias operan como “subcontratas” de la sanidad pública y no pueden ejercer huelga porque no tienen un sindicato.
“Este Gobierno heredó una sanidad rota, donde las farmacias han estado descuidadas durante años. Estamos comprometidos a apoyar a los farmacéuticos locales, que desempeñan un papel vital mientras perseguimos nuestro objetivo de desplazar la atención sanitaria de los hospitales a las comunidades”, dijo a EFE un portavoz del Ministerio de Sanidad británico.
El sector farmacéutico mira ahora al primer presupuesto del Ejecutivo laborista de Keir Starmer, que ya ha prometido que tendrá entre sus prioridades arreglar el NHS y que esperan que también acabe con una década de financiación congelada para las farmacias.
“Si la red total colapsa, sería una catástrofe para la gente y para el país”, concluye Rees.
EFE.
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