CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
La Ciudad 20 de octubre de 2024

La historia de una madre de cuatrillizas: “Agradezco a la vida por este milagro”

En el invierno de 2011, Celeste Cardozo se hizo conocida por pedir ayuda para parir a sus cuatrillizas en la ciudad. El hospital Materno Infantil le abrió sus puertas y logró concretar su objetivo. En el Día de la Madre, cuenta cómo es la cotidianeidad de una familia numerosa.

Celeste, frente a la escultura "Abrazos sanadores" de Alejandro Marmo, que además representar los derechos humanos recuerda el nacimiento de las cuatrillizas, en la esquina del Materno Infantil.

Por Natalia Prieto
[email protected]

“Agradezco a la vida por ser portadora de este milagro”, dice Celeste Cardozo, madre de las cuatrillizas Landaburo, que en julio de 2011 revolucionaron la ciudad incluso antes de nacer. La familia, ya integrada por sus hijos mayores Azul y Ramiro, se volvió numerosa con la llegada de las chiquitas. “Sobreviví”, se ríe a la distancia y envía un mensaje a todas las madres en su día: “A las mamás solas, a las que no tienen a sus hijos, les digo que se puede. Yo pude, por los hijos se puede. Sigan adelante”.

Y, sin perder la sonrisa, le agradece a su madre Susana “por todo lo que hizo por mí hasta el día de hoy, siempre presente en todo momento”.

En el invierno de 2011, Celeste apareció en los medios de comunicación de la ciudad para pedir ayuda: cursaba un embarazo múltiple y en la institución médica donde la trataban le avisaron que no podrían atender a las cuatro bebés al mismo tiempo durante los meses de incubadora que les esperaba después del nacimiento. Incluso le sugirieron la posibilidad de trasladarse a Buenos Aires para el parto.

“Ningún hospital o clínica privada me aseguró capacidad suficiente para asistirnos”, contó Celeste en aquel momento, mientras que hizo todo lo posible para que sus hijas nazcan cerca de su hogar, de sus hermanos y de sus abuelos.

Entonces, le abrieron las puertas del Hospital Especializado Materno Infantil (Hiemi), donde adaptaron la infraestructura necesaria para recibir a las bebas. Celeste estuvo allí internada desde una semana antes de la cesárea programada. Las chicas nacieron el 4 de julio de 2011 y estuvieron más de un mes en sus incubadoras, con las permanentes visitas de su mamá y su papá, quienes se ocupaban personalmente de la alimentación. Fueron dadas de alta el 16 de agosto.

Celeste, junto a sus hijos en el 2012, cuando las cuatrillizas cumplieron su primer año.

Celeste, junto a sus hijos en el 2012, cuando las cuatrillizas cumplieron su primer año.


Hoy, 13 años después, Celeste trabaja en el servicio de limpieza del Hiemi y posa frente a las esculturas “Abrazos Sanadores” de Alejandro Marmo (en la esquina de Santa Fe y Castelli) para las fotos que ilustran esta nota.
Frente a la obra de arte que grafica el tercer abrazo, cuenta: “Acá aparecen las cuatrillizas, el nacimiento múltiple, que las homenajea”.

Bendición

Cuando nacieron las cuatrillizas Yemina, Luz, Abril y Guillermina, Celeste ya era madre de Azul (hoy 20 años) y Ramiro (19), y compartía la responsabilidad con Adolfo Landaburo, el padre de sus hijos, de quien hoy está separada.

“Somos familia numerosa y estoy sola, aunque el padre me pasa todo lo que corresponde –aclara– pero es duro llevarlo, es difícil, sobre todo porque ´las cuatri´ están entrando en la adolescencia. A veces es complicado”.
Si bien describe que las chicas “se pelean entre ellas”, también reconoce: “Son muy unidas, se defienden mucho entre ellas. Y para conseguir lo que quieren se complotan”.

Las cuatro cursan el primer año del secundario en la escuela 58 y concurren todas a la misma división.

El devenir cotidiano, enmarcado en la actual crisis económica, le resulta “muy difícil y complicado”. “Hoy es más caro comer que vestirse. Pero gracias a Dios, ellas se adaptan, no son nada delicadas, me ayudan”, dice. Y agradece especialmente “a Claudia y Macarena, de ´Nube de Algodón´, que todos los años nos ayudan y colaboran con nosotros”.

Actualmente, viven todas con Susana, la madre de Celeste, mientras que Ramiro se mudó hace poco con su novia.
Sobre el nacimiento múltiple, el segundo de cuatrillizas registrado en Mar del Plata, Celeste cuenta: “Recuerdo todo lo que pasé, lo que viví, la revolución que fue el segundo caso de cuatrillizos en Mar del Plata, toda una experiencia, me gusta contarlo”.

“A veces –añade– escucho a algunas madres que con dos o tres hijos se preguntan cómo hacer. ´Tuve cuatro juntas y sobreviví´, les digo. Al 4 de julio de 2011 lo tengo patente en mi cabeza, en mi vida, y estoy agradecida”.

Al embarazo múltiple lo califica directamente como “un milagro” y se considera “una elegida”, ya que esos casos se dan “uno entre 600 mil”. “Fue todo natural, no me hice ningún tratamiento de inseminación, y ninguno en la familia tenía antecedentes de mellizos o trillizos. Es un milagro. Agradezco a la vida por ser portadora de este milagro”, dice.

Orden

Desde el nacimiento de las cuatrillizas, los conceptos de orden y organización se repiten en el seno familiar cual mantra. “Desde que nacieron tuve que tener una organización terrible –reseña–. Ayuda tuve que tener desde el primer momento. Todo requiere organización, desde la comida hasta lavar la ropa”.

En ese sentido, asegura: “Cada una tiene un rol, que colaboren. Una lava los platos, otras tienden la cama, otras tienden la ropa, tratamos de organizarnos cada una en su rol en la tarea diaria, aunque de ahí a que se cumpla… La vamos luchando todos juntos”.

Y, en consonancia con las descripciones que hizo de sus hijas al cumplir un año, recuerda: “Guille es la más peleadora, a Luz le gusta cantar y saltar, Yemina es la más quisquillosa, mimosa y Abril es la más independiente”.

Al definirse como madre, Celeste piensa y dice: “No soy una mamá perfecta, tengo errores y fallas, pero trato de acompañar a mis hijos en todo lo que puedo. Soy una mamá luchadora”.

Para celebrar el Día de la Madre se enfoca en su progenitora, Susana, y señala: “Me ayudó desde el nacimiento de mi primera hija. Que nunca me falte mi mamá”.

“Quiero agradecerle –añade– por todo lo que hizo por mi hasta el día de hoy, siempre presente en todo momento, desde una comida hasta arropar a mis hijas al acostarlas. Siempre fuimos muy unidas, la amo. Soy lo que soy como mamá, con mis defectos y virtudes, por lo que ella me enseñó”.
Y, envalentonada por la emoción, les transmite un mensaje a todas las madres: “Muchas están solas, no tienen a sus hijos, son luchadores de la vida como me considero yo. Les deseo feliz día y aunque muchas piensan que no van a poder, les digo que yo pude, por los hijos se puede. Sigan adelante”.