Manu Fanego: “Quieren destruir la cultura pero nos están fortaleciendo”
Integrante de Bla Bla y Compañía, mantuvo una charla con LA CAPITAL antes del regreso con la premiada obra "Modelo Vivo Muerto", este sábado en el Auditorium.
Artista de la música, el clown y la actuación, Manu Fanego vuelve a Mar del Plata con Bla Bla y Compañía, el elenco del que forma parte hace 14 años.
“Modelo Vivo Muerto”, una obra de humor que marcó un antes y un después en la historia del grupo, es la propuesta con la que se presentarán este sábado, a las 21, en la sala Piazzolla del Teatro Auditorium.
La compañía está integrada por Fanego, Sebastián Furman, Pablo Fusco, Julián Lucero, Tincho Lups, Carola Oyarbide y su productora y asistente Maribel Villarosa, con dirección de Francisca Ure. Se trata de su primera obra clásica, en tres actos.
“La compañía ya lleva 14 años, con lo cual va teniendo, cada tanto, reformulaciones. Y en este año y medio, estamos en una nueva etapa, con una nueva forma de hablar, con una obra con una estructura narrativa diferente que se condensa en una historia. Nosotros veníamos acostumbrados a laburar números y sketches, pequeñas historias cortas y ahora disfrutamos mucho de esta nueva modalidad. El año pasado era un poco más novedoso. Ahora nos permite estar relajados y divertirnos, que es nuestro juego, divertirnos en el escenario y poder transmitir eso al público”, definió Manu en una charla con LA CAPITAL.
Hije del querido y recientemente fallecido Daniel Fanego, ha participado en ficciones como “El amor después del amor”, “Cris Miró: Ella”, “Inadaptada”, “Granizo”, entre otras, pero considera al teatro como “refugio” y como “herramienta de transformación”.
“Quieren destruir la cultura pero nos están fortaleciendo”, aseguró en la nota en la que indicó que “la política es personal y desde allí construimos política a través del arte. Pero no es una bajada de línea, sino más bien como abrir un pensamiento, un rebote asociativo que permita indagar o cuestionar o buscar nuevos horizontes”.
Para Manu, en la compañía en particular y en el arte en general, “es inevitable, simplemente, escuchar lo que va pasando en las calles, en la sociedad, en la gente y eso transformarlo en algún sketch, alguna escena, alguna frase”.
Y no es solo eso. “Ahora estamos dando descuentos a los docentes universitarios, a los estudiantes –agregó–. Normalmente, uno lo hace, pero nos parece importante remarcar el hecho de que haya que apoyar a los docentes universitarios en un contexto tan hostil donde se vetó toda una ley de financiación. Son pequeños gestos con los que uno va tratando de contribuir y dar voz a lo que a nosotros nos pasa y vemos que le pasa a la gente que está cerca nuestro”.
– ¿Entienden el acceso a la cultura como herramienta de pensamiento, de conocer ideas distintas, abonar al debate de ideas? ¿Eso ha sido parte de tu vida, de tu casa, de tu familia?
– Bueno, sí, en mi casa, mi familia siempre estaba informada y se leía y se trataba de cuestionar y profundizar más allá de lo que se hablaba por los medios de comunicación, consultar un poco más algunos libros, algunos historiadores. Y mantenerse informados de política, saber qué es lo que está pasando en el mundo, tratar de tener un panorama y compromiso.
– En tu caso, tenés un compromiso con el colectivo LGBTQ+, que a pesar de los avances en cuanto a derechos, sigue sufriendo.
– Sobre todo en estos tiempos. Si bien hubo muchísimos avances, hay muchos retrocesos, en muchos sentidos, y un intento de vaciamiento de la cultura, muy importante y que sin duda también aplica para marginalizar y dejar fuera todos estos derechos que fueron conseguidos con tanta sangre. Porque no hay que olvidarse que el promedio de vida de una mujer trans es de 40 años en toda Latinoamérica. Hay que dejar de darle un lugar de rareza y de prejuicio.
Yo tengo el privilegio de participar en la Asociación Civil Infancias Libres que preside Gabriela Mansilla. Su asociación reúne a familias de infancias trans, travestis, no binarias y que cuando ves a una personita de 7 años en esa situación, se te caen todas las dudas, todos los prejuicios y empezás a entender que esa persona necesita vivir así y no le hace mal a nadie. Más bien, toda la coyuntura está predispuesta a hacerle mal a esa personita. Y solo basta con echarle una ojeada a como se trata a las trans y travestis.
– Te referís a la falta de empatía y respeto de todas las personas, justamente por personas, más allá del género con el que puedan identificarse.
– Tal cual, en un momento en que parece haber renacido un odio, una intención de erradicar o borrar del mapa, me parece súper importante la palabra empatía, poder bajar decibeles. Pero bueno, el nivel de impotencia que surge muchas veces es muy angustiante, viendo que las comunidades que están más en los márgenes son las más dolidas. Y hablamos de la cultura, pero también los índices de pobreza, la falta de educación, todos estos colectivos también son los más afectados y el mundo mira para otro lado. Hay un maltrato histórico. La reparación no existió, no existe, no hay una mirada compasiva de parte del Estado o de quienes tienen que ejercer políticas para la inclusión de todas las personas que representan. Porque en definitiva son personas que son elegidas para gobernar para todes. Yo me tengo que bancar a aquel que piensa que La Libertad Avanza es una genialidad y, bueno, ellos también tienen que comprender que no pueden erradicar a todo aquel que no piense como ellos, que parece ser su plan. Es un contexto muy grave, no sé si lo dimensionamos.
– ¿Considerás al teatro como un refugio y una plataforma en este contexto?
– El teatro siempre fue un refugio. El arte es un refugio, es un lugar que uno aprovecha para transformar las cosas. Y estas personas que quieren destruir la cultura no están haciendo más que darnos de comer y nos estamos volviendo cada vez más fuertes. En algún momento se balanceará la cosa.