“Sola no eres nadie” es la obra de teatro en la que el actor Mariano Mazzei realiza “una visita al mundo femenino” desde el amor. Todos los viernes y sábados a las 21 sube a escena en la sala Nachman, con el apoyo del Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
Con una gran trayectoria en el teatro independiente, un ciclo que en 2017 cumple diez años, Mazzei es uno de esos actores que nunca falta en los espectáculos del verano. Acompañó durante años al grupo “Los del Verso”, que dirigió Mariano Moro, y fue parte, dentro de ese colectivo, de obras como “Quién lo probó lo sabe”, “De hombre a hombre” o “Jesucristo”, entre otras.
Hace dos años, encandiló a los espectadores con “El corazón del incauto”, una delicada pieza en la que ponía el acento en la identidad de género.
Con una temática similar desembarcó este verano en Mar del Plata. En “Sola no eres nadie”, obra que dirige Ana Alvarado, cuenta “la historia de una chica transgénero, una mujer que nace en el cuerpo de un hombre y un día decide abandonar ese cuerpo, ponerse un vestido, dejar su pueblo natal y venir a la ciudad en busca de su propia identidad”, contó a LA CAPITAL.
La obra “acompaña a este personaje en este periplo, en esa transformación, en ese viaje del interior a la ciudad”, reconstruye el actor. Y cuenta todos los trabajos que tuvo, desde empleada en casas de familia a cuidadora de ancianos. “Es un personaje entrañable, humilde, sencillo y por momentos sufre maltratos, no solo por su condición sexual si no por la desigualdad social a la que se enfrenta”.
-¿Sufre una doble discriminación?
-Sí, claro, por eso yo entiendo que esta obra no es un espectáculo solo de temática de género. Abre un espectro bastante más amplio, invita a reflexionar sobre más cosas, no solo sobre la identidad sexual. También es importante en el texto el tema de la mirada del otro, cómo las personas pueden influir y condicionar el comportamiento de los seres humanos, a través del prejuicio, del maltrato, o a través de la aceptación. Por suerte, mi personaje logra conectar amorosamente con varias mujeres de las familias con las que trabaja, se siente contenida.
-¿Logra una hermandad entre mujeres?
-Sí, la obra es una visita al mundo femenino desde un lugar amoroso y es bastante… no quiero decir feminista, pero se mete en el mundo femenino desde una óptica particular.
-Teniendo en cuenta tus últimos espectáculos, podría inferirse que el tema de la identidad de género te interesa especialmente.
-No sabría decirlo. Yo estreno dos obras por año de diferentes autores, es una coincidecnia pero a la vez no puedo negar que es una temática que me interesa. Lo que me interesa es despertar a la reflexión con los personajes que elijo y con las obras que interpreto, es una temática que me moviliza pero sobre todo por la aceptación de la mirada. El hombre es bastante rudo y crudo con lo que le parece diferente y hasta a veces es violento con eso. Son temas que me interesan, un poco es casualidad que haya traído justo esos dos personajes (en alusión al que desarrollaba en El corazón del incauto).
-¿Se puede entender que tu trabajo es una militancia a través del teatro, una militancia que tiene que ver con la libertad personal y con lo derechos humanos?
-Seguamente, probablemente sí y también sobre la defensa del amor, en general. Si tengo algun tipo de militancia es esa, me gusta hablar sobre el amor, sobre los seres humanos y todo lo que eso implica. El hombre como raza, con su pensamiento y su evolución o involución, a mi me interesa despertar la reflexión para que nos tratemos de una manera más pacífica y amorosa, por eso el amor, el amor es lo que puede rescartar a la condición humano. Llamémoslo amor o llamémoslo arte.
-El amor entendido en un sentido bien amplio…
-Aceptar a un ser humano tal como es es amarlo y es ser mejor ser humano, ser tolerante, poder convivir. Apelo con mis trabajos a que podamos intentar convivir de un modo mejor, diferencias va a haber porque somos seres diferentes, pero eso no implica apabullar al otro, condicionarlo, violentarlo… Este tipo de personajes sufre mucha violencia, se enfrenta a la discriminación.
-¿Qué balance hacés de estos diez años de temporadas en Mar del Plata?
-Hice teatro independiente, ocho temproadas en La Bancaria con “Los del Verso”. Siempre que estreno una obra pienso “¿la puedo estrenar en Mar del Plata?”. Es una alegría venir, porque se que hay una movida que no se conforma con el music hall y las luces. Y el teatro que se produce acá es magnífico. Me conozco todas las salas.