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Interés general 19 de septiembre de 2024

Los déficits nutricionales en la infancia pueden limitar la talla de los argentinos

Las formas de desnutrición crónica y oculta, asociadas a la combinación de retraso de crecimiento y sobrepeso, son las más frecuentes en las últimas décadas en nuestro país, debido a un déficit leve a moderado de nutrientes durante períodos prolongados, especialmente en la infancia.

Los niños tienen derecho a una buena nutrición, uno de los determinantes para alcanzar el máximo potencial de crecimiento y desarrollo, que brinda mejores posibilidades para llevar una vida saludable, para mejorar su aprendizaje y su interacción con los demás, y para seguir prosperando a lo largo de la vida, con beneficios que se extienden a las generaciones futuras.

Este viernes 20 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Concientización sobre el Crecimiento Infantil. En ese contexto, se expresaron sobre las carencias nutricionales de los niños desde PROFENI (Profesionales Expertos en Nutrición Infantil), un equipo de profesionales de la salud con experiencia en temas relacionados con la nutrición infantil, que trabaja en el desarrollo de propuestas para mejorar el perfil nutricional de productos alimenticios, llevar adelante investigación en este campo, comunicar para concientizar sobre alimentación y así contribuir a la construcción de infancias saludables.

El término “petisos sociales” no busca estigmatizar, pero sí visibilizar una problemática creciente y hace referencia a aquellos niños cuya talla y desarrollo están por debajo de lo esperado para su edad y su potencial genético debido a una carencia de nutrientes esenciales.

Esta situación no responde a factores genéticos, sino a malos hábitos de nutrición, presumiblemente por falta de educación alimentaria y/o restricciones socioeconómicas y culturales. La Organización Mundial de la Salud estima que 149 millones de menores de cinco años en el mundo presentan retraso en el crecimiento, principalmente debido a malnutrición crónica.

“Hay diferentes tipos de malnutrición; el retraso de crecimiento hace referencia a un niño que es demasiado bajo para su edad. La desnutrición aguda, en cambio, se refiere a un niño demasiado delgado para su estatura. El exceso de peso corresponde a un niño que pesa demasiado para su estatura. Algunos niños sufren más de una forma de malnutrición, como retraso del crecimiento y sobrepeso o retraso del crecimiento y bajo peso”, sostuvo Mariana Raspini, Licenciada en Nutrición, especialista en Nutrición Pediátrica de la Universidad de Buenos Aires e integrante de PROFENI.

Las formas de desnutrición crónica y oculta, asociadas a la combinación de retraso de crecimiento y sobrepeso, son las más frecuentes en las últimas décadas en nuestro país, debido a un déficit leve a moderado de nutrientes durante períodos prolongados, especialmente en la infancia, explicaron los especialistas.


Los responsables del retraso del crecimiento en estatura.

Uno de los principales responsables del retraso del crecimiento en estatura es el déficit de calcio y vitamina D: en Argentina el 70% de la población infantil no cubre la ingesta diaria recomendada de calcio y el 96%, la de vitamina D. Eso sucede porque 8 de cada 10 no consumen las tres porciones diarias de lácteos recomendadas.

Los lácteos son fuente de calcio con muy buena biodisponibilidad y vitamina D. También aportan proteínas de alta calidad, vitaminas A y B, fósforo y magnesio.

Entre los lácteos, el yogur -como alimento fermentado- se diferencia por su aporte de microorganismos vivos. Si tiene probióticos, otorga beneficios adicionales para modular la microbiota intestinal y el sistema inmunológico.

Además, debe procurarse llevar una alimentación que priorice el correcto aporte proteico a través de huevos, carnes magras y pescado, hidratos de carbono complejos provenientes de verduras, legumbres y granos enteros -que son fuente de energía de muy buena calidad- y el aporte de los micronutrientes y fibra que brindan las verduras y frutas.

La Dra. Romina Lambert, médica especialista en pediatría y nutrición, integrante de PROFENI y miembro del Hospital Italiano Regional del Sur y del Hospital Municipal de Bahía Blanca, describió que las consecuencias del déficit de nutrientes en edades tempranas afectan el neurodesarrollo con consecuencias en las capacidades cognitivas y de aprendizaje, que -proyectadas en la edad adulta- se expresan como limitaciones al acceso laboral mejor remunerado, como factor perpetuador de la pobreza transgeneracional.

Por su lado, el Dr. Omar Tabacco, médico pediatra gastroenterólogo, integrante de PROFENI y expresidente de la Sociedad Argentina de Pediatría, explicó que una problemática adicional consiste en que “los petisos sociales, en edades posteriores -al acceder a calorías suficientes, pero de baja calidad nutricional (con excesos de hidratos de carbono y grasas saturadas)- ganan peso sin poder mejorar su talla y se hallan así en mayor riesgo de desplazar su malnutrición hacia cuadros de sobrepeso y obesidad, que pueden traducirse en la edad adulta en una impronta metabólica que favorece el desarrollo de enfermedad cardiovascular, diabetes y cáncer, entre otras”.

Un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) establece que 1 de cada 10 niños en Argentina tiene problemas de crecimiento y desarrollo.

Además, según la II Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del Ministerio de Salud de la Nación, en nuestro país las cifras de sobrepeso y obesidad son muy preocupantes: exceso de peso del 13,6% en menores de 5 años, pero asciende al 41% de 5 a 17 años.

“Esta compleja realidad nutricional de nuestro país, que se repite en iguales condiciones a nivel mundial, de coexistencia de problemas nutricionales sumatorios, no es homogénea en todos los estratos socioeconómicos, pero tampoco privativa de ninguno de ellos. En su génesis, y para poder revertirla, además del acceso a una alimentación segura y saludable, debe contemplarse la educación nutricional de la población como un factor fundamental.

Invertir en una alimentación adecuada para los niños es invertir en el futuro de la sociedad. Los esfuerzos deben enfocarse en garantizar que todos los niños puedan acceder a una dieta que les permita alcanzar su máximo potencial de crecimiento y desarrollo”, concluyeron.



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