Beatriz Elena Puertas: trayectoria literaria y docente que deslinda fuertes revelaciones
Entrevista a la poeta rosarina, autora de libros como "Paseo por territorio enemigo".
Beatriz Elena Puertas.
Por Sebastián Jorgi
Estoy frente al hermoso Parque Chacabuco, pleno de árboles centenarios, cruzo la avenida Asamblea y ahí nomás, a metros, a pasos de un mercado gigante, está la casa de la poeta, narradora y docente Beatriz Elena Puertas. Una mañana de intenso sol que anticipa la primavera. Mediante un par de cafés largos y exquisitas medialunas, después de espiar en su extensa y variada biblioteca, mantenemos una larga e interesante conversación.
–¿Cómo fueron tus comienzos en las letras? Ese despertar vocacional…
Mi comienzo literario fue a los 11 años, la maestra de quinto grado pidió que hiciéramos una composición sobre Sarmiento. Cuando leyó la mía en voz alta, suspiró y dijo –Beatriz, la vas a leer en el acto Ese sábado nos fuimos a un asado cerca del Tigre. Al regresar de madrugada, no fuimos a la escuela. Tocó el timbre la portera y dijo que tenía que ir a la Escuela. Mi papá me miraba serio y me preguntaba ¿qué hiciste? Le explicaron: “Nada señor Puertas, se sacó un Premio en el Ministerio de Educación de la Provincia” Les había llamado la atención que empezara la redacción con una Pregunta Retórica. El regalo en el Acto fue un libro de Tapa de Cuero y un Diploma.
–Me imagino como debió caer en la familia este premio…
Precisamente, mi tía Clelia era Profesora de Inglés en la Universidad del Litoral, lo festejó. También era poeta … ah y recuerdo que la abuela, enojada porque se puso de novia con un albañil le quemó todos sus poemas. Yo estaba presente cuando lo hizo. Esa abuela nos dejaba leer durante una hora El conde de Montecristo, pero después venía la hora de bordar y hacer vainilla, con rima te lo digo, para mí era una pesadilla.
–Estoy releyendo tu poemario Paseo por territorio enemigo, un título inquietante. Tiene que ver con tu exilio, supongo.
Justamente, el territorio enemigo tiene que ver con mi vuelta del exilio. Yo sufría una enormidad la frialdad de los holandeses, aunque económicamente estábamos bien, pero había mucha discriminación. Pero llegar a “la familia, la patria, el apoyo a la dictadura de los vecinos desde el panadero hasta muchos maestros” me hizo mucho mal.
—Estabas en La Plata en aquellos momentos dramáticos de los 70, ¿no?
Cuando estuve detenida en el 74 mi hermana mayor-, ya fallecida- y mi mamá junto a otros familiares de los que habían detenido conmigo no se fueron de vereda de la Comisaría de la calle 1 y 43, cerca de la Estación Principal de Trenes y Colectivos. Pese a las amenazas, empujones e insultos. Después me encerraron también pero no sabían dónde estaba. Me largaron en el camino que va desde Magdalena a La Plata, a la madrugada, volví caminando. Era casi el amanecer y yo me orienté porque ahí iba con mi novio a la playa.
–Todos portamos algún poeta, o narrador, ícono o paradigma, ¿los tuyos Beatriz?
A mí siempre me gustaron Alfonsina Storni, Juan Gelman y ArmandoTejada Gómez, yo tenía una locura con este poeta. Mi hermano varón mayor, porque son tres, rescató después del segundo allanamiento, un libro de Tejada Gómez. Habían incendiado la casa, pero ni bien se fueron los milicos, los vecinos corrieron con baldes a apagar el fuego. Hace unos años me los devolvió y me preguntó si podía quedarse uno de sus discos. Ya ves que toda la familia ama la poesía. Aunque hacía teatro. Y en el terreno internacional, Neruda, el paraguayo Elvio Romero.
–Estoy repasando tu novela La corta luz de junio, debe tener cuadros autobiográficos…
Así es, entre los personajes figura mi sobrina, tenía un año y medio cuando me fui al exilio, al volver, ella era una señorita que estaba en primero de Ciencias Políticas, pese a que había sufrido la muerte de su mamá, pero quedó embarazada de su primer novio y se casó consiguiendo una aprobación de mi hermano ante un Juez, porque aún no tenía 18. Vivía con nosotros, su bebé, y el tipo que hizo todo lo que cuento en la novela, se iba a bailar, la dejaba con nosotros y la llevó engañada a Salta. La corta luz de junio es casi toda real o como suele decirse ahora es non-fiction.
—Ficción y realidad se mixturan, ¿no?
Sí, en cierta forma, el hecho de no haber tenido una vida de corte tradicional tiene que ver mucho con el tema de mis novelas. Son cinco, aunque solo pude editar dos.
—Y en el tintero, como decíamos siempre, debes tener bastante material…
En el tintero hay muchas historias, aunque antes de seguir dándole forma quisiera publicar las otras que ya están listas. Una sola anécdota más. Así como empecé a escribir en la niñez, también a los 14 años empecé a ser militante política, el punto tal de compromiso que mi cuñado, tenía un programa de radio, y después de leer mis poesías y cuentos, me invitó a ir, un sábado de 13 a 15. Me anunció, me hizo propaganda, pero cuando yo arrancaba ya para Buenos Aires, estaba en una reunión de la JP y el responsable me dijo que tenía que darme una tarea. Le dije que no podía porque me estaba esperando un familiar y me obligó a quedarme. Esa anécdota que todavía circula en la familia.
—Situaciones que te han marcado para siempre, de alguna manera, vislumbro.
Así es. Fuertemente. Muchas gracias, Sebastián.
Beatriz Elena Puertas. Nació en Rosario, Argentina, en 1949, Licenciada en Letras y Profesora de Lengua y Literatura. UBA. 1983 Primer Premio Poesía del Ministerio de Recreación y Cultura, Holanda. 2004 Finalista Cuento Editorial BaoBab. 2015 Finalista Cuento Fundación Victoria Ocampo. 1983. La criba verde. Poesías. Editorial Het Mirakel. 1984. Prometeo. Poesía. Bilingüe Holandés-Español.CRM. 1997. Los yankees también juegan a la rayuela. Poesía. Ediciones Gustavo Lasús. 1999. Integra la Antología de Poesía del GCBA, 2001. 2004. Integra 9ª Antología. Bao Bab.2015 en Antología de la Fundación Victoria Ocampo. 2018. Anudadas. Poesía. Ed. Vinciguerra.2015 Novela. El desfiladero. Prosa Editores.2018-2019.2019. Poesía. Paseo por Territorio Enemigo. Editorial El mono armado.2019. Antología Cultural Misterio y Palabra. Cuento. 2020 Cuando el Pincel se hace Pluma. Enigma Ediciones. 2020. Novela, La corta luz de Junio
EL ARMA MÁS CERTERA
El arma más certera que tuve entre los labios
fue un silbido rasgado
un pedazo de viento que se escapa
mientras la vida canta
una rama cortada del árbol
de la melancolía
una serie de tonos y corcheas
la melodía
detrás de la guitarra
qué difícil es estar entre renglones
tratando de flotar hacia la nada
No sé qué fue
de un momento al otro
ardía todo
no quedaban más libros
ni más fotos
el fuego consumía todo
una llamarada se abrazó
al Billiken
otra a Yupanqui
junto a los libros
que cobijó la infancia
morían los psicólogos
se oían explosiones
los más valientes
corrieron a esconderse
los libros estallaban
no puede ser así-dijo un perito-
los libros nunca estallan
mueren humildemente
amarillentos
y no quise quitarle la ilusión
solo agité las manos
estallé
y eché a volar con ellos
(de Paseo por territorio enemigo)
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