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Arte y Espectáculos 9 de septiembre de 2024

Eduardo Balestena analiza el último concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal

Con el violinista Juan José Kunert como solista.

Orquesta Sinfónica Municipal

Director: maestro Guillermo Becerra

Solista: Juan José Kunert, violín

Teatro Municipal Colón, Mar del Plata, 7 de septiembre, hora 20.

Bajo la dirección de su titular, el maestro Guillermo Becerra, la Orquesta Sinfónica Municipal se presentó en su sede del Teatro Colón.

El Concierto para violín y orquesta nro.1, en sol menor, opus 26, de Max Bruch (Colonia, 1838, Berlín, 1920) fue la primera de las obras de programa. Se trata de una de los más conocidos y apreciados exponentes del género. Lo caracterizan la belleza de la invención melódica, la demanda de un fraseo tan delicado como variable –de lentos momentos de intensidad a vibrantes cambios motívicos, que crean diferentes climas, a lo largo del desarrollo de sus movimientos. El diálogo entre el solista y la orquesta es siempre estrecho, con una continuidad, en las intensidades de cada uno de los términos de la construcción sonora. El movimiento final es vibrante e intenso.

Juan José Kunert nació en Mar del Plata en 2010 y comenzó sus estudios de violín a los 7 años con Matías Ramos en el marco del programa “Usinas Artísticas” de la Municipalidad de Gral. Pueyrredón. Posteriormente, fue alumno de Julia Chudova, Oleg Pishenin y Samuel Vargas y becario del programa SV Scholars de la Fundación Internacional de Música, participando de masterclasses con numerosos y destacados maestros. En 2021, recibió la mención “Young Talent” (Talento Joven) en el concurso “Vienna New Year’s Concert” International Music Contest.

Actualmente, es alumno de Rafael Gintoli en la ciudad de Buenos Aires. Al mismo tiempo, cursa segundo año de Academia Orquestal en la Sede Mar del Plata del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, en donde estudia violín con Oleg Pishenin.

Con una actividad en distintas formaciones musicales–tanto de música académica como de tango- desde junio de 2024, participa en la Orquesta Académica del Teatro Colón.

Los extensos antecedentes musicales, acumulados por un solista de solo 14 años como los resultados, hablan de la enorme importancia de los programas de orquestas barriales, a la vez ámbitos de formación, estímulo y descubrimiento.

Abordó la obra con un gran manejo de las exigencias que ella demanda: musicalidad, dulzura, intensidad en los pasajes de bravura en un criterio interpretativo acorde al carácter del concierto.

La Sinfonía Nro. 3 en mi bemol mayor, opus 55, Eroica, de Ludwig van Beethoven (1770-1827) fue la segunda de las obras abordadas.

La centralidad de este opus en la historia de la música y la apertura formal y estética que significó son demasiado conocidas e importantes para abordarlas aquí. Baste señalar que tal centralidad aparece íntimamente vinculada a las dificultades técnicas de la que –luego de la sinfonía nro. 41 de Mozart, de 1788- concebida entre 1802 y 1804 es una de las primeras obras extensas y enjundiosas de un género que abría con ella un proceso de expansión.

Todos los recursos utilizados en el opus son novedosos: la base musical, luego de la llamada del principio, es una sencilla célula que vertebra todo el primer movimiento, que alterna con recursos tales como la enunciación de tema central en los cellos en lugar de los violines; la permanente tensión, la intensidad sonora. Es una obra revolucionaria asimismo en las armonías, muchas veces intensas, que debieron resultar muy chocantes en 1804.

Los elementos a señalar son muchos. Uno es la voz del oboe, que surge como una voz intensa e interior, a partir de su intervención inicial en la mara fúnebre, segundo movimiento, y que, en un sentido de circularidad, vuelve al final como un elemento contrastante, con su dulzura, de todo el virtuosismo de la obra.

La orquesta llevo un tempo siempre vivo, necesario para el armado de una obra cuya estética se apoya en una intensidad y velocidad que hacen difícil la interpretación.

El último movimiento, por ejemplo, un tema con nueve variaciones de Las criatura de Prometeo, incluye variaciones fugadas-como la cuarta y la octava- a que –inspiradas como están en los contrapuntos del último movimiento de la sinfonía nro 41 de Mozart- a un tempo vivo son realmente complejas.

La tría armonía de los cornos, en el scherzo, es un pasaje breve pero muy difícil, que se reitera en al menos tres oportunidades. Se pudo apreciar que, junto a Jorge Gramajo y Marcos Tallarita, había una joven cornista, lo cual es indicativo de la capacidad de muchos jóvenes para integrar el organismo y afrontar obras como esta.

Lo mismo se pudo apreciar en la cuerda.

La Eroica es una obra muy cara para el maestro Becerra, que la conoce profundamente y sabe trabajarla e todos los aspectos.

En una situación en la que el orgánico de la orquesta sigue incompleto –todos los percusionistas se han jubilado y Daniel Izarraga, ex timbaista, actuó en la oportunidad domo contratado- en que el número de contratados es muy alto con respecto a la planta permanente, la orquesta no hace concesiones en las obras que aborda. Ello se debe al intenso trabajo que lleva a cabo bajo la conducción su titular, recientemente galardonado por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, con un reconocimiento a su trayectoria.

 



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