¿Las nuevas generaciones ya no quieren ser líderes? la nueva tendencia que avanza cada vez más
Por Analía Tarasiewicz
Frente a la hiperexigencia, el agotamiento laboral e impacto en la salud mental cada vez más creciente, hay una tendencia en alza en las nuevas generaciones -aunque también en adultos- a dejar de asumir roles de liderazgo o subir la escalera corporativa para lograr ser “exitosos”. Las personas ya no quieren trabajar de cualquier manera para lograr objetivos organizacionales, buscan roles más relajados y de menor responsabilidad, priorizando la salud psico-física, emocional y relacional, cambiando así el sentido de la realización profesional y personal.
Existe hoy una creciente tendencia llamada “quiet ambition” o “ambición silenciosa“. El término apareció primero en un artículo de Fortune y luego, la empresa Visier realizó un estudio a 1000 empleados en el que solo el 4 % desea ser un ejecutivo de alto nivel, el 38% de los colaboradores individuales están interesados en convertirse en gerentes de personas en su organización actual. El 62% restante preferiría seguir siendo colaboradores individuales.
Nuevas aspiraciones que están sumándose a esta tendencia son:
Vivir a bajos niveles de estrés y priorizar la salud mental es un mantra: buscan desarrollarse en entornos que promuevan el equilibrio entre la vida personal y profesional, flexibilidad horaria, políticas de salud mental y espacios de trabajo saludables, pero con impacto tangible no de manual.
Trabajar para algo que trascienda o se conecte con el propósito y el significado del trabajo para la persona atraídos por empresas con valores sociales y ambientales sólidos, y buscan oportunidades para contribuir a un cambio positivo.
Upskilling y Reskilling para lo que viene: valoran las oportunidades de formación y desarrollo profesional que fomenten la creatividad, pensamiento lateral y la innovación.
Trabajar con otros para alcanzar objetivos comunes, donde se valore la diversidad de ideas y perspectivas.
Líderes conscientes buscan líderes conectados consigo mismos y con los demás que puedan autoobservarse, ser REALES e inspirar, empatizar, respetar, incluir y desarrollar a los equipos.
Cambio de paradigma ¿Está mal pensar en lo que queremos?
¡Y no! Estuvimos décadas desoyendo los deseos vocacionales y laborales profundos por contentar deseos ajenos, respetar mandatos, pertenecer a un espacio social y tener bienes mientras se sostenía el mercado laboral, perdiendo así la vida y la salud psico-física, emocional y relacional. El trabajo se convirtió en nuestra casa y familia, y dejamos todo allí. Los jóvenes que vieron a estos padres y abuelos sufrir, e incluso muchos adultos de esa generación post pandemia, hicieron un clic de alto impacto. Por lo tanto, el trabajo ya no tiene el mismo significado. Las aspiraciones ahora están dirigidas a otros aspectos personales y ante esta situación el mundo organizacional en su mayoría no está entendiendo bien qué hacer.
Sofía vino a mi consultora desesperada. Tenía la oportunidad laboral “de su vida”: mucho dinero, un puesto de liderazgo regional en tecnología, estatus social, auto, prepaga, bonos, etc. La familia estaba orgullosa, alentando el ascenso de la joven. Pero ella no lo quería y había entrado en una crisis de pánico. “No quiero pasar toda mi vida trabajando en una oficina full life”, dijo llorando. “Quiero tener tiempo para disfrutar de mi familia y amigos, y para viajar por el mundo. Amo trabajar para la tecnología con impacto positivo en la sociedad, el problema son las empresas y sus formatos que me ahogan. No quiero terminar como mis padres: con dinero, juntos e infelices, aparentando y ostentando la nada. Solo quiero vivir de lo que me gusta y puedo hacerlo”. O el caso de Matías, a quien una cadena de panaderías le ofreció un puesto de liderazgo para controlar los locales con un mejor salario y más horas de trabajo. Me dijo: “Si hago esto, no voy a ver a mi hijita, voy a estar estresado todo el día y voy a rendir menos en el grupo de bici. Siento culpa social por querer estar y vivir bien”.
Algunos llaman a estas personas sensibles, frágiles, erráticos, cortoplacistas, perdidos y otros como yo los llamamos emocionalmente conscientes, conectados, rompedores de mandatos inútiles y humanos, pero como todo, también requiere de un equilibrio para no pasarse al otro lado, estas generaciones necesitan ayuda para lograr ese punto exacto de desarrollo laboral y gestión psico emocional que los ayude a crecer profesionalmente y encontrar la forma de matchear su propósito con el de las organizaciones para su continuidad. Estas personas están cambiando las políticas estructurales de las organizaciones y movilizando liderazgos obsoletos a la fuerza. El desafío mayor está en la capacidad de estas organizaciones de cambiar y adaptarse a las necesidades de las generaciones, de contextos cambiantes y a las nuevas tecnologías que suman una nueva complejidad en la nueva era laboral.
Este es uno de los momentos más desafiantes, creativos y profundos de la historia para la sociedad, las personas, las organizaciones, la educación y el liderazgo. Para que éstas generaciones puedan seguir navegando estos barcos, debemos reveer todo lo conocido, reciclar o desechar el resultante, trabajando en la propia psiquis,sesgos, necesidades reales y aggiornando las estrategias a lo que necesitan las generaciones, de una manera real, no impostada, sin cuentos, ni promesas efímeras, ni comprando salud o libertad con materialismo para avanzar como sociedad y armar un camino conjunto y consciente.
(*): Consultora organizacional y psicóloga del trabajo | @trabaja.mejor
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