La Whillington: 25 años del lado popular e independiente de la música
Reconocido por bandas nacionales, como La Renga, el grupo La Whillington se prepara para celebrar este sábado y recorrer canciones de todas las épocas, "una hermosa ensalada", anticipó el cantante. Las luchas sociales y la vez que casi se separan.
Uno de los últimos shows de la banda, que "atravesó un montón de momentos sociales".
Aunque atravesó mutaciones varias, La Whillington no cambió, evaluó su actual cantante, Pablo Ciambotti. La aparente contradicción aplica a esta banda de música que nació en 1999 en Mar del Plata y que coqueteó con la murga, el candombe, el reggae y que ahora se instaló en el rock independiente. No cambió porque se mantuvo fiel a “su dirección y su mensaje”, profundizó el cantante y compositor en una entrevista con LA CAPITAL.
“Estuvimos en la Noche del Apagón, en el Ingenio Ledesma y cuando regresamos de la gira de Jujuy la banda prácticamente se separó, teníamos que ir al psicólogo”
“Nuestro mensaje es de construcción, de lucha, un mensaje social en el cual estamos todas, todos incluidos. Estamos del lado de la igualdad, de la justicia social, de los derechos humanos, de un lado muy socialista, popular”, agregó Ciambotti, un músico que empezó siendo baterista y que se hizo cargo del rol de cantante cuando el primer vocalista dejó la banda.
“Lo que tocábamos era la necesidad que había en ese momento”, dijo el cantante.
“Sentimos que lo que hicimos durante estos 25 años fue lo correcto”. Por eso la necesidad de festajar: este sábado 3 de agosto celebrarán junto a amigos y bandas nuevas este tiempo de música y compromiso. Lo harán en el escenario de Vorterix Club, a partir de las 21.
Estarán los grupos Kruel Stanley, Chumbazo y De Raíz, más músicos invitados de bandas como Científicos del Palo, Reverdeser, Rondamón, Tino y los Grabetas y otras. En el show celebratorio, pasarán “distintos momentos de la banda, con canciones de 2000, de 2002, de 2005, una hermosa ensalada”.
Pablo Ciambotti, primero baterista, luego cantante.
Tras emerger como La Whillington Tinto, pasó a ser sólo La Whillington y ahora muchos seguidores la llaman La W, a secas. “Es más fácil, por otra parte cada vez que teníamos que explicar cómo se escribía era un problema”, explicó el cantante, que recordó que a lo largo de este cuarto de siglo, por las filas de La Whillington pasaron alrededor de ochenta músicos marplatenses, mientras otros nacionales reconocieron su enorme trabajo. Entre éstos últimos, están Pablo Pandolfo (fallecido en 2021) y los integrantes de La Renga.
Independientes por elección, atesoran siete discos y ya se vienen canciones nuevas, algunas de las cuales estrenarán en el show aniversario. “Hemos tenido la posibilidad de firmar contratos con discográficas y decidimos este camino, el camino de barro, es más difícil pero es el que más satisfacciones nos ha dado”, evaluó.
Una constante: la banda participa en festivales y causas sociales.
-¿Qué imágenes te vienen cuando pensás en los 25 años de la banda?
-Un montón de imágenes de todo los tiempos. Esta es una banda que atravesó un montón de momentos sociales, que tuvo distintas formaciones y distintas personas que venían de distintos lugares. De repente te encontrabas con otros estilos de música, en un momento la banda estuvo más instalada en el reggae, en el candombe, en el rock y fue mutando todo el tiempo. Todos los momentos fueron muy lindos. Han pasado alrededor de 80 músicos. Porque al principio la formación era muy grande: éramos 9, 10, 11 y llegamos a ser 13. Teníamos una cuerda de candombe, baterista, percusionista, dos percusionistas, tres percusionistas, vientos, teclados, sintetizadores. Lo que tocábamos era la necesidad que había en ese momento.
-Atravesaron un montón de momentos sociales pero también las letras se alimentaron de esos momentos.
-Así es, todo el tiempo. Se me vienen los festivales en contra de la llegada de Bush, está el recuerdo de la Cumbre de los Pueblos, el haber tocado para Madres de Plaza de Mayo, para Hijos, estuvimos en marchas por la educación pública, por la salud pública, tocamos tres veces en el basural de Mar del Plata después de venir de un Pepsi Music, estuvimos en Obras, en Cosquín Rock. A mí lo que me movilizó mucho fue lo de Abuelas y Madres, cerramos el Auditorium con Música por la Identidad. Lo del basural fue shockeante. Estuvimos en la Noche del Apagón, en el Ingenio Ledesma y cuando regresamos de la gira de Jujuy la banda prácticamente se separó, teníamos que ir al psicólogo.
-¿Por qué?
-Fue algo muy fuerte para los que participamos de ese proyecto. Fuimos más o menos veinte personas. Estuvimos tocando en la Noche del Apagón, vimos la realidades de Jujuy, tocamos para los wichis, pasamos por San Juan y vimos el tema de la minería. Recuerdo que veíamos una nube y las montañas atrás. Hablábamos con la gente del lugar y les decíamos “Qué lindo paisaje”. Y nos decían “Cuando baja la nube se mueren los animales”. Era una nube que se genera por la minería. Todo eso que vivimos en el camino fue muy fuerte para todos, llegamos y nos desparramamos, nos separamos un tiempo. Después continuamos y aprendimos muchísimo. Hubo cosas difíciles de digerir. Hicimos 11 shows para recaudar ropa y alimentos para los wichis y cuando llegamos nos dimos cuenta de que necesitan las tierras, no la ropa y el alimento. Todo eso que nos iban contando era muy duro para la banda.
-¿Te imaginás sin La Whillington?
-En un momento estuve ocho meses afuera de la banda y la banda continuóa. Yo armé otro proyecto, por supuesto, que se llamó Feria Americana. Lo que me imagino es lo que vengo haciendo desde los espacios en los que estoy ocupando: acompañar a las bandas (nuevas), ayudar a que les sea más fácil tener audiovisuales, grabaciones, que a nosotros nos costó años. Y tratar de lograr que la gente pueda salir a ver a sus artistas, porque hay un nivel impresionante en la ciudad. Pero cada show es una despedida de La Whillington. Uno no sabe si mañana seguiremos tocando o no. De hecho este show es la despedida del batero que se va a vivir a España y el show anterior fue la despedida del músico que tocaba los sintetizadores, que también se fue a vivir a España. Pero yo
sigo escribiendo canciones.
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