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La Ciudad 16 de julio de 2024

El Parador Ariston esta vez sí recobrará su viejo esplendor y Emiliano “Dibu” Martínez tendrá finalmente su escultura

Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata.

Esta vez sí. El emblemático Parador Ariston, una joya de la arquitectura moderna construida en la zona de Playa Serena apenas concluida la Segunda Guerra Mundial, será totalmente recuperado por sus actuales propietarios, quienes están convencidos que dichos trabajos revitalizarán aún más el crecimiento de la zona sur de la ciudad. La tarea no será fácil ya que el estado en el que se encuentra el único legado que dejó en Latinoamérica el húngaro Marcel Breuer, uno de los exponentes de la escuela arquitectónica Bauhaus, es más que precario. Lleva casi tres décadas de abandono, a lo que debe sumarse el efecto de la corrosión por estar a solo cien metros del límite costero, lo que inició el deterioro. “Vamos a recuperar esta construcción única en su tipo, reconocida, estudiada y apreciada por la arquitectura nacional e internacional”, se indicó.

 

La idea es consolidar el edificio original que fue diseñado oportunamente como espacio gastronómico y salón de fiestas aunque allí también funcionaron otros emprendimientos como una cafetería y una discoteca, hasta su cierre definitivo en 1993. Ubicado sobre un predio de 900 metros cuadrados, se procederá en primer término a la limpieza del lugar para luego ser cercado. Además, se buscará eliminar todo aquello que se fue anexando a la construcción original, para lo cual se cuenta con el asesoramiento de un arquitecto especializado. En el futuro, estiman los propietarios, y teniendo en cuenta que el Ariston actuará como un atractivo, en torno al mismo podrían construirse locales comerciales y hasta un hotel. “El Ariston propiamente dicho no se toca”, señalan.

La losa sostenida por cuatro columnas de hormigón armado, con una planta elevada que, vista desde arriba, asemejan un trébol, presenta hace años una dejadez evidente aunque no irreversible. “El deterioro es poco, está muy localizado y hay bastante por hacer”, admitió tiempo atrás la licenciada y doctora en Ciencias Químicas, profesora de la Facultad de Ingeniería e investigadora principal del Conicet Marcela Vázquez, quien fue la responsable de realizar un trabajo de diagnóstico junto con la investigadora María Beatriz Valcarce. “Es una estructura de 1947 y evidentemente fue realizada con técnicas constructivas que no son como las de ahora. Se usaron materiales muy nobles y se cuidó mucho el detalle, sabiendo que es una estructura de hormigón expuesto a 100 metros de la línea de la costa. Más allá de algunos problemas puntuales que se podrían resolver sin demasiada complicación, no hay compromiso estructural”, se añadió. Con el núcleo constructivo firme, habrá sectores que requerirán especial atención, como el techo, donde, producto del tiempo y de algunas reformas realizadas, se generó una acumulación de agua que provocó filtraciones. “Es algo perfectamente solucionable”, refieren los propietarios. El Ariston requerirá remociones de hormigón, limpiado del acero y nuevos morteros de reparación en algunos sectores.

 

 

Según pudo saberse, se presentaron ante la Comisión Nacional de Monumentos los informes correspondientes -el Ariston es Monumento Histórico Nacional- para poder avanzar con las primeras dos etapas del proyecto, las cuales constan de limpieza, desbroce de partes anexas, estudios estructurales, informes finales y consolidación del edificio original. Ya fueron aprobadas por la Comisión Nacional estas etapas y ahora se esperan los permisos que debe otorgar la comuna. “Es una obra hermosa y creo que podríamos aportar algo muy valioso al patrimonio cultural de Mar del Plata”, refiere Miguel Ángel Donsini, expresidente del Colegio de Martilleros, quien hace casi tres décadas adquirió la edificación junto a dos socios, paradójicamente sin tener noción alguna de su valor histórico y de que actualmente los planos del parador Ariston se exhiben en los museos de arquitectura de Londres y Nueva York. “La idea es recuperarlo y que pueda funcionar algún espacio cultural que sirva, como ícono del sector, a ver si podemos levantar la zona sur. Viene gente de todo el mundo a ver este edificio y vamos a mantener, claro está, el estilo original”, explicó un entusiasmado Donsini.

 

Lo cierto es que tras varios intentos fallidos, esta vez parecen “alinearse los planetas” para la recuperación de este ícono arquitectónico. “La zona del sur de Mar del Plata creció muchísimo y esta obra sumará su granito de arena. Además, vamos a iniciar gestiones para construir rompeolas en las playas de enfrente”, adelantaron los dueños del Ariston. Cabe recordar que Marcel Lajos Breuer fue un arquitecto y diseñador industrial húngaro nacido en 1902 en Pec que estudió en la Bauhaus de Weimar, en Alemania, en tiempos en los que Walter Gropius dirigía esta escuela de diseño y arte desde donde emergieron las ideas estéticas más importantes del movimiento moderno. El Ariston respeta cuatro de los cinco postulados de Le Corbusier (elevación sobre pilotis, planta libre, fachada libre y ventanas horizontales) y fue levantada en 1948 durante dos meses. Su construcción fue encargada por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, y en ella participaron también los arquitectos argentinos Carlos Coire y Eduardo Catalano. Tenía como objetivo promocionar la venta de lotes en un desarrollo inmobiliario cercano.

 

El paso de los años seguramente agigantará aún más la figura de Emiliano “Dibu” Martínez, el arquero marplatense supercampeón que se ha convertido en una de las figuras más emblemáticas de la Selección Argentina de fútbol. “Yo creo que no ha tomado real conciencia de lo que significa hoy para los argentinos. Sabe que es popular y querido pero dudo que sepa fehacientemente lo que ha generado”, reconoce uno de sus amigos marplatenses que mantiene contacto telefónico casi a diario con quien fuera elegido mejor arquero de la Copa América, hoy descansando junto a su familia en Portugal de donde es oriunda su esposa. Se viene la escultura que lo inmortalizará y que seguramente se convertirá en otro atractivo para los turistas e incluso marplatenses. Una empresa privada, Valen Pinturas, se hará cargo de los costos y asumirá el padrinazgo de la instalación a montar en la esquina de Diagonal Alberdi y Corrientes, donde este martes se colocó una nueva gigantografía con “la atajada del siglo” sobre la leyenda “Mejor arquero del mundo. Dibu Martínez. Orgullo marplatense”.

“Está muy bueno. Me encanta cómo quedó. Me llegaron miles de mensajes de gente de Mar del Plata y sinceramente queríamos darle otra alegría a la gente”, le dijo “Dibu” a su amigo Fernando Muro, titular de la Secretaría de Desarrollo Local, Inversiones e Integración Pública y Privada”, cuando le envió por WhatsApp el PDF con la tapa y la página 2 de LA CAPITAL de este martes. “El loco está feliz”, reconocía Muro ante el empresario Cristian Pugliese mientras se instalaba la gigantografía que recuerda la atajada que paralizó a todo un país en la final del Mundial de Qatar, en tiempo adicionado, cuando el marplatense, con el partido 3 a 3, estiró su pierna izquierda para taparle el remate que tenía destino de gol al francés Kolo Muani. La atajada que se convirtió en tatuajes, murales y también en un punto turístico para Mar del Plata.

 

Emiliano Martínez fue fundamental para la Selección a lo largo de la reciente Copa América ya que solo recibió un gol en el partido de cuartos de final ante Ecuador y en el mismo encuentro fue clave porque atajó dos penales en la definición desde los 12 pasos. Esto le permitió ganar el premio al mejor arquero del campeonato, tal como lo hizo previamente en la Copa América 2021 y el Mundial de Qatar 2022. Como bien lo señalara Juan Alvarez en un perfil de “Dibu” publicado en este medio, la personalidad del deportista marplatense, que hoy comparte el podio de los más queridos por los hinchas, junto a Lionel Messi y Ángel Di María, llevó a que cientos de chicos y chicas se acerquen a los clubes de todo el país con la ilusión de ser arqueros. Los buzos de la Selección con el 23 en el dorsal proliferan en los cumpleaños de los más pequeños. Algo impensado que no había sucedido siquiera con arqueros muy queridos por la gente como Ubaldo Matildo Fillol o Sergio Goycochea.



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