Un hombre acusado de violentas extorsiones a su expareja acordó una pena de prisión
Tanto él como sus dos amigos que lo ayudaban a perpetrar los actos violentos contra su exnovia y la familia de ella reconocieron los hechos y ofrecieron un acuerdo con penas mínimas de 3 años.
Las balas y la nota que recibió el padre de la víctima en su casa.
Un hombre acordó una pena de 3 años y 4 meses de prisión por haber extorsionado a su exnovia y al resto de la familia tras una ruptura que no solo fue sentimental sino también comercial.
Diego Tavelli asumió así su responsabilidad de desplegar sobre la mujer distintas maniobras violentas de hostigamientos y extorsiones sostenidas en el tiempo.
En tanto, dos jóvenes que lo ayudaron en esas acciones también presentaron ante la fiscal Daniela Ledesma un ofrecimiento de acuerdo que ahora está en poder del juez Federico Wacker Schoreder. Juan Ignacio Najar pidió una pena de 3 años de prisión de cumplimiento efectivo y Braian Cipolla, de 3 años de prisión en suspenso.
La mujer y la familia damnificadas estan representadas por el abogado César Sivo.
Todo la historia entre Tavelli y su novia comenzó con una relación amorosa de alrededor de dos años, en 2016. Durante ese lapso, el hombre y la mujer probaron la convivencia, y también el noviazgo en casas separadas. Nada funcionó y la historia sentimental acabó. De igual modo ocurrió con la empresa que habían montado con el fin ve producir, vender y distribuir alimentos para planes nutricionales específicos, fabricados en base al conocimiento que a ella la avalaba por ser médica genetista.
Ese fue el inicio del tormento porque la mujer continuó con su negocio y el hombre, según consta en la denuncia que la mujer presentó ante la Justicia de Familia, empezó a hostigarla. El aumento de las situaciones de acoso fue exponencial: llamadas telefónicas, amenazas, apariciones sorpresivas en lugares que frecuentaba y hasta pintadas en las paredes. “Vos de ahora en más no vas a tener paz en tu vida, flaca”, le repetía, según su versión.
La excusa para llevar adelante las agresiones por parte del hombre era que ella se había quedado con el emprendimiento de ambos. Sin embargo, en el fondo la médica y sus allegados siempre sospecharon que lo que realmente había detrás era despecho por la decisión de separarse. Es que existió una demanda de derechos de la sociedad en la Justicia Civil y Comercial en la que el fallo le fue desfavorable y, además, la mujer continuó con la comercialización de sus productos bajo una nueva figura societaria.
La decisión de la médica, ante el acoso, derivó en una presentación judicial en la que solicitó que se dispusiera sobre su ex pareja una orden de restricción de acercamiento hacia ella, la cual fue dictaminada casi en forma automática por el Juzgado de Familia Nº 5, como ocurre casi por protocolo en los presuntos casos de violencia de género. Además, se inició una causa por “amenazas” en la Fiscalía de Composición Temprana de Conflictos Penales, que terminó siendo archivada.
A pesar de todo eso, el acoso continuó. En varias oportunidades, el hombre siguió con las exigencias de entregas de dinero como supuesta compensación por lo ocurrido con el emprendimiento, lo cual fue tomado por la mujer y su familiares como una maniobra extorsiva.
Mensaje escalofriante
“Buenos días, te pedimos que devuelvas lo robado, somos una empresa que nos dedicamos a resolver este tipo de problemas por pedido de nuestros clientes, de vos depende la seguridad y el bienestar de tu familia”. El mensaje de letras impresas sobre una hoja en blanco, junto a dos balas, fue recibido por el padre de la mujer -que tiene casi 80 años- entre la correspondencia de su casa. Y entonces la situación pasó a mayores y debió intervenir la Fiscalía Especializada en Extorsiones, encabezada por el fiscal Juan Pablo Lódola. Eso fue en julio de 2021, mientras también se investigaba al hombre por la supuesta difusión, en la puerta de un reconocido colegio privado de Catamarca y Saavedra, de panfletos en los que se trataba a su ex pareja de estafadora y ladrona de empresas.
A raíz de ello, los investigadores judiciales ofrecieron una mediación entre las partes que no llegó a ningún puerto. Es que, conforme pudo saber LA CAPITAL, a pesar de las múltiples sospechas nunca pudieron reunir las pruebas suficientes para determinar que el autor intelectual de las amenazas y los escraches había sido el acusado.
De todas formas, todo aquello sirvió para que el tormento calmara hasta hace poco más de un mes, cuando dos hombres se presentaron en la oficina del padre de la mujer le dijeron que de no entregar la suma de 15 mil dólares, su familia podría sufrir las consecuencias. La seguridad de su esposa, la de su hija, la de su otro hijo y la de sus nietas estarían en peligro por su irresponsabilidad, le hicieron saber en forma violenta.
En esta oportunidad, las víctimas decidieron notificar a la Justicia y a la policía y así fue que se pergeñó una estrategia para que se avanzara en la posibilidad de acordar la entrega de documentación sobre la propiedad de la empresa de la polémica y una suma de dinero. A medida que transcurrían las semanas, el padre de la mujer continuaba recibiendo mensajes y llamados intimidatorios en su teléfono celular, en los que desconocidos lo instaban a cumplir con su palabra y ponerle fecha a la transacción. Según pudo saber este medio, la misma incluía la suma de 15 mil dólares divididas en tres cuotas de 5 mil.
Una vez que obtuvo el aval de los pesquisas para concretar la reunión y el personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local estuvo apto para llevar a cabo el operativo, se acordó una reunión en una escribanía céntrica para el pasado viernes.
Hasta que llegó el mediodía, los investigadores no sabían quién asistiría a buscar parte del dinero (efectivo y cheques) y de la documentación. Podían aparecerse los hombres que amenazaban por teléfono al padre de la médica, o su ex pareja.
Finalmente, fue directamente el principal sospechoso quien se presentó en la escribanía, junto a un adulto mayor. Entonces, irrumpió la policía y lo aprehendió, sin tomar medidas restrictivas de la libertad de su acompañante.
En simultáneo, en las inmediaciones -sobre la zona de La Rioja y Moreno– los uniformados observaron la presencia de dos hombres y, al intentar identificarlos, uno logró fugarse. Para los investigadores, se trataría de los dos “matones” que podrían haber estado detrás de la “empresa” dedicada a resolver “problemas de este tipo” por pedido de sus clientes. Eso, no obstante, deberá ser acreditado con pruebas y, sobre todo, en base al testimonio del padre de la mujer, que fue amenazado en su oficina hace más de un mes.
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