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Opinión 30 de mayo de 2024

A 55 años del Cordobazo, una visión desde el ideario radical

 

 

Por Mario Rodríguez (*)

Más allá de lo fundamental que resulta el recordar hechos y procesos históricos de tamaña importancia, transcurridos 55 años de la gesta histórica del Cordobazo, entristece ver el papel que desempeña actualmente la Unión Cívica Radical, olvidando sus orígenes, sus luchas y a sus mártires, consintiendo y defendiendo la aplicación de políticas de ajuste para con aquellos sectores que alguna vez representó.

Quienes abrevamos en el ideario radical afirmamos que el Cordobazo no comenzó el 29 de Mayo de 1969, sino que fue un movimiento multipartidario que se dio en el marco de una gran inestabilidad social y política.

Los antecedentes del Cordobazo deben verse años antes. El 28 de junio de 1966, derrocado el Presidente Arturo Illia por el golpe de estado cívico – militar de la dictadura llamada Revolución Argentina, se les vuelve a negar a las universidades la autonomía por la que tanto se había luchado desde 1918. Los militares ocupan los centros de estudios por la fuerza y miles de estudiantes y docentes son reprimidos, el 29 de julio de 1966, en lo que se conoció como La Noche de los Bastones Largos. Simultáneamente científicos y profesores universitarios dejan el país en búsqueda de un futuro más promisorio.

Una manifestación estudiantil es convocada por la Federación Universitaria Argentina, la Federación Universitaria de Córdoba, y otras agrupaciones estudiantiles para realizar un paro estudiantil por tiempo indeterminado. Fue brutalmente reprimida y el estudiante Santiago Pampillón fallecía días después, el 12 de septiembre de 1966, en Córdoba. Esto provocó la indignación de vastos sectores obreros y estudiantiles, fundamentalmente por las circunstancias de su asesinato, a quemarropa por parte de un policía, y por su doble condición de obrero y estudiante.

Luego del salvaje asesinato, el cuerpo de Pampillón es enterrado en Mendoza, y una marcha convocada en su memoria, la marcha del silencio, violentamente reprimida. En ese contexto se crea al año siguiente la agrupación Franja Morada, en honor del fallecido y de la Reforma Universitaria de 1918, que en un principio contenía militantes de diversas corrientes políticas y en la que el radicalismo era una minoría.

En el año 1968, se realiza un encuentro de militantes políticos en el Paraje Setúbal, de Santa Fe, en la completa clandestinidad fruto del régimen imperante. Se toman dos decisiones que cambiarían la vida política del país en los próximos años: la agrupación Franja Morada se constituye como el brazo universitario de la Unión Cívica Radical y se conforma la Junta Coordinadora Nacional, grupo interno del partido que cobrará protagonismo en las décadas siguientes. Ambas agrupaciones comienzan a actuar, desde la clandestinidad, contra el régimen de Onganía.

Y esto nos lleva a 1969, a Córdoba. El clima social se vuelve más inestable, los obreros comienzan a marchar desde principios del mes de mayo. Se trata de movimientos más o menos organizados, pero que históricamente no habían coincidido en sus ideologías. A estos se le unen estudiantes, de extracciones socialistas, radicales, reformistas, de izquierda; y numerosos sectores independientes, que confluyen en el centro de la ciudad. Ante tamañas muestras de poder, la policía se ve desbordada, por lo que redobla la represión sobre las protestas en todo el país.

Y cae la primera víctima mortal de la represión. El primer levantamiento estalló en Corrientes, donde se había privatizado el comedor universitario, recortado el presupuesto y clausurado los centros de estudiantes. En una protesta que convocó a 4000 estudiantes, el 15 de mayo se asesina al estudiante Juan José Cabral, desde un celular policial. A tenor de los acontecimientos, los estudiantes de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Rosario se pliegan a una protesta exigiendo justicia por los hechos de Corrientes. Cuando intentan cortar una calle, la policía los persigue; durante la represión a un grupo de estudiantes, uno de los efectivos le dispara a Adolfo Bello, que muere esa tarde.

Como respuesta a ese asesinato, el 21 de mayo, se convoca en Rosario a una marcha del silencio, en lo que se conoció como el Rosariazo, que se trató de impedir mediante cuerpos del ejército. No obstante, las personas que se manifestaban comenzaron a resistir construyendo barricadas y encendiendo fogatas, y los efectivos policiales retrocedieron hasta los cuarteles sin recursos. Cuando los dirigentes estudiantiles salen de realizar una proclama en una radio, se encuentran con la policía aprovisionada y lista para reprimir. En el ardid de la persecución cae, producto de un disparo en su espalda, un chico de quince años de edad, a quien el radical Aníbal Reinaldo trata de ayudar, siendo el también reprimido por la policía. El joven fallece minutos después.

El 29 de Mayo de 1969 estalla la protesta en Córdoba. Poco después del mediodía, en pleno centro de la ciudad, cae acribillado Máximo Mena, un obrero mecánico de extracción radical. El asesinato hace estallar la protesta, los manifestantes desbordan a las fuerzas y se prolonga durante horas. Conforme la policía retrocedía a sus cuarteles, los manifestantes controlaban más sectores de la ciudad. Ante esta situación, el gobierno de la la dictadura decide enviar el ejército, que finalmente logra aplacar el estallido, pero las consecuencias en el régimen son evidentes.

Tiempo después, un participe fundamental del Cordobazo, el dirigente de Luz y Fuerza Agustín Tosco, rescata a los radicales como partícipes del estallido. Afirma que el derrocamiento de Arturo Illia y las políticas de Onganía fueron fundamentales para su incorporación.

El movimiento surgido en todo el país presionó al régimen de forma tal que Onganía fue depuesto y reemplazado por otro presidente de facto tiempo después. Los cálculos de las muertes durante las protestas son discutidos. Agustín Tosco afirma que existieron más de 30 muertos, y cientos de detenidos, siendo él uno de ellos. Los abogados radicales Hipólito Solari Yrigoyen y Mario Abel Amaya fueron sus abogados defensores.

Podría decirse que los efectos del Cordobazo fueron múltiples. Si bien posibilitaron el final del gobierno de Onganía, se recuperó la democracia recién cuatro años después, y por un periodo efímero. En el radicalismo las protestas asentaron a las agrupaciones Franja Morada y la Junta Coordinadora Nacional, que fueron aceitando sus contactos en el plano extrapartidario con Tosco, en pos de crear un frente de resistencia contra la dictadura, que no distinguiera de partidos políticos y sectores. Simultáneamente entablaron contactos con Raúl Alfonsín, en lo que fue el comienzo del Movimiento de Renovación y Cambio, dentro de la UCR.

Quienes seguimos las ideas de Raúl Alfonsín, ante fechas como esta, que nos recuerdan lo mejor de nuestra historia de lucha por la Democracia y las instituciones republicanas, la educación, la ciencia y el trabajo, y frente a un gobierno que reivindica la dictadura y aplica un ajuste salvaje que ataca el empleo, el salario, la industria y el campo, reafirmamos nuestro compromiso de seguir comprometidos en construir una alternativa que combine crecimiento y desarrollo económico, libertades individuales, equidad y justicia social.

(*) Ex concejal.