Doble crimen del barrio San Eduardo: la defensa insistirá en la inocencia del acusado
El juicio por jurados comenzará el lunes y el abogado Javier De La Tore le adelantó a LA CAPITAL que su cliente "no fue el autor" del hecho, ocurrido en agosto de 2021. "El fiscal sólo tiene presunciones y nosotros tenemos certezas", explicó.
El allanamiento realizado el 6 de agosto de 2021 finalizó con la detención de Ignacio Serra.
A tres días del inicio del juicio oral por el doble crimen del barrio San Eduardo, la defensa del único imputado, Ignacio Serra, adelantó que insistirá en su inocencia.
El abogado Javier De La Tore sostuvo ante LA CAPITAL que su cliente “no fue el autor del hecho”. Y agregó: “El fiscal sólo tiene presunciones y nosotros tenemos certezas”.
Es que, según la investigación preliminar del caso, ocurrido en agosto de 2021 en el barrio San Eduardo, el doble crimen de Ezequiel Emiliano Contreras (35) y Alberto Nicolás Vergara (35) fue resultado de la reacción de Serra a una paliza seguida de amenaza formal que había recibido dos días antes por parte de la primera de las víctimas.
Para el fiscal Leandro Arévalo, que llevó adelante la instrucción, no hay dudas de que Serra fue el homicida. Inclusive, logró probar que el imputado había sido brutalmente golpeado dos días antes por parte de Contreras, al que sus amigos y conocidos apodaban “El Karateca”. De Vergara, en tanto, cree que pagó por estar en el lugar equivocado junto al verdadero blanco, su compañero de trabajo.
A priori, ante el pedido de Serra de ser juzgado por un jurado popular, podía sobreentenderse que la estrategia de De La Tore era que se analizara lo ocurrido bajo cierto “sentido común”. Es decir, que doce ciudadanos comunes y corrientes entendieran que el acusado no se vengó de la paliza recibida por parte de Contreras, sino que temió por su vida y decidió accionar primero. Sin embargo, al ser consultado por este medio, el letrado aseguró que existen numerosas pruebas de que su cliente es inocente.
No es la primera vez que un hecho de estas características finaliza en un debate oral de este tipo, por pedido del propio imputado. Hay antecedentes que permiten suponer que los civiles tienden a analizar el comportamiento de los autores de determinados crímenes en base a las situaciones que vivían esas personas en determinados ámbitos. Sin embargo, claro, no existen garantías de que, de igual forma, lo declaren culpable como muy probablemente lo haría un tribunal colegiado.
Pese a ello, De La Tore manifestó que Serra decidió ser juzgado por un jurado popular porque considera que analizarán mejor y sin presiones la carga probatoria que se ofrecerá en el proceso y que, según el letrado, no alcanzará para demostrar la culpabilidad de su cliente.
“Hay testigos que dicen que el tirador medía 1,80 y mi defendido no es alto. Incluso, es conocido como ‘El Petiso’. Tenemos un dictamen de la perito oficial forense del área de psiquiatría que deja en claro que el relato de mi cliente es veraz, y consideramos que hubo peritajes que no se hicieron y otros que se hicieron que no sirven para demostrar su culpabilidad. En un juicio es la otra parte la que tiene que demostrar la culpabilidad del imputado y no el imputado su inocencia”, señaló.
Tal como lo informó LA CAPITAL días atrás, el debate comenzará el próximo lunes ante la supervisión de Alexis Simaz, magistrado del Tribunal Oral Nº 3. Serra se sentará en el banquillo acusado por el delito de “doble homicidio doblemente agravado por alevosía y por el uso de arma de fuego”.
La primera jornada transcurrirá con la conformación del jurado y, de ser posible rápidamente dicha diligencia, se iniciarán los alegatos de apertura del fiscal Arévalo y la defensa. Luego, continuará ese mismo día o al siguiente con la presentación de los diversos testigos del hecho.
Caso sangriento
Todo comenzó, de acuerdo a la instrucción del fiscal Arévalo, el sábado 31 de julio de 2021. Pasado el mediodía, el automóvil marca Citroën C4 de color azul en el que solía movilizarse el albañil Contreras se detuvo abruptamente en la parada del colectivo, sobre la ruta 11, frente a la capilla Stella Maris. Allí, en la garita, estaban Serra y su hijo, un adolescente de 14 años. Casi sin mediar palabras, el conductor descendió del vehículo y le dio una golpiza a su vecino -al que no conocía-, ante la atónita mirada del menor y los demás testigos.
“¿Qué me andás mirando mal, vos?”, le decía mientras le propinaba trompadas en el rostro y el cuerpo. Por su parte, Serra le contestaba “que estaba loco”. “¿Por qué me pegás? No ves que estoy con mi hijo…”, atinaba a decirle.
La agresión se extendió por algunos minutos e, incluso, hubo un intento de Contreras -al que apodaban “El Karateca”- de subir a su auto a Serra para “ir a dar una vueltita”, conforme una de las declaraciones que figuran en la causa, realizada por un hombre que presenció toda la secuencia y que conocía a ambos del barrio.
Esa intención de “El Karateca” no prosperó y, finalmente, decidió volver a su vehículo para irse del lugar. Antes, se volvió y lanzó una amenaza: “Te juro que te la voy a dar”, le dijo.
Cuando abordaba su rodado, recibió una respuesta que no lo inquietó en lo más mínimo. “Yo también te la voy a dar a vos”, escuchó, sin darle importancia.
Dos días después del incidente, 15 minutos antes de las 13, Contreras y Vergara, su compañero en la obra en construcción, se disponían a almorzar. Para eso, el primero detuvo su Citroën frente al comercio “La Esquinita”, con el objetivo de comprar comida. Se bajó del vehículo, mientras el otro albañil esperaba en el asiento del acompañante. Lo que siguió, cuando “El Karateca” regresó al rodado fue una balacera unilateral que acabó con ambas vidas.
Según la investigación, Ignacio Serra disparó 17 veces sobre Ezequiel Contreras y Nicolás Vergara en la puerta de una despensa ubicada en la calle 841, entre 0 y 2.
El caso fue investigado por el fiscal Arévalo, quien reconstruyó lo acontecido en las horas previas al doble crimen. También supo que, si bien Serra no tenía antecedentes penales, sabía manipular armas de fuego y contaba con un permiso para su tenencia desde 2011.
En base al análisis de testimonios, imágenes tomadas por cámaras de seguridad y peritajes balísticos, el instructor concluyó que Serra había sido el autor de los disparos y ordenó su detención el 6 de agosto siguiente, así como también un allanamiento en su domicilio, donde se encontró la caja de una pistola calibre 9 milímetros. Esa clase de arma, que no fue encontrada, era compatible con la que se usó para cometer los asesinatos, de acuerdo a los informes de los especialistas que examinaron las 17 vainas servidas halladas junto a los cadáveres de Contreras y Vergara.
El imputado llegará al debate en calidad de detenido, condición en la que se encuentra desde hace casi tres años, cuando se produjo el mencionado procedimiento, aunque permanece bajo arresto domiciliario luego de una morigeración que le otorgó la Cámara de Apelación y Garantías. Esa decisión judicial también fue citada por De La Tore en el diálogo con LA CAPITAL, para argumentar que en el juicio se analizarán “más y mejor” las pruebas reunidas y se observará entonces que no alcanzan para probar la culpabilidad de Serra.
“Si los miembros de la Cámara no hubieran notado ese faltante de pruebas jamás le hubieran otorgado un arresto domiciliario a una persona acusada de doble homicidio agravado“, concluyó.
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