Bajan las ventas en panaderías y anticipan un invierno “austero”
El sector se mantiene en alerta por el aumento en las tarifas de luz, gas y agua y afirman que esos incrementos impactarán en los precios.
El kilo de pan ronda entre los $1.600 y los $1.800 en la ciudad.
Si bien por el momento se descartan cierres de comercios, las panaderías de Mar del Plata comienzan a estar en alerta por el aumento en las tarifas, con subas que llegaron hasta el 150% en las últimas semanas.
“Este mes registramos un nivel de aumento de más del 150% en la boleta de luz respecto al mismo periodo del año pasado. En gas, un 100% y, en agua, un 70%”, informó a LA CAPITAL Carlos Monzón, titular del Centro de Industriales Panaderos.
El empresario consideró que la situación en el sector “no varía” respecto a lo que sucede en otros rubros como “carnicerías, verdulerías, venta de autos o electrodomésticos”. Y expresó que hoy se vive “un cambio en la economía que está empezando a sentirse en base a lo anunciado por el Gobierno, con nuevas facturaciones en las boletas”.
Monzón sostuvo que se esperan en el futuro cercano nuevos incrementos en las tarifas, lo que terminará impactando en el precio final de los productos: hoy el kilo de pan ronda entre los $1.600 y los $1.800 en la ciudad. De todos modos -aclaró- , otras variables inciden en los costos.
“En nuestra industria hay empleados y el aumento en las paritarias ha sido importante. Al sueldo del personal también se suma el precio de las materias primas -azúcar, margarina y harina- , que en el último tiempo se están reacomodando de a poco luego de haber aumentado”, explicó Monzón a LA CAPITAL.
Mientras la incertidumbre económica y la pérdida del poder adquisitivo en la población impactan en la actividad, el empresario resaltó que “se sigue vendiendo y hay trabajo”, aunque el consumo está a la baja.
“Los panaderos somos parte de la República Argentina. Si la gente no tiene aumentos de sueldo acordes a la inflación, es lógico que tengamos una merma en las ventas. Dependemos del poder adquisitivo”, analizó Monzón, que reconoció que es “difícil” mensurar cuánto cayó la actividad en el sector en lo que va del año.
“En el verano se trabajó bien, es la segunda temporada de reacomodamiento después de la pandemia. Si bien tuvo menos movimiento que la anterior, fue positiva. Hoy dependemos de los fines de semana largos y el turismo. Tendremos que adaptarnos a un invierno que seguro será muy austero”, vaticinó.
Monzón advirtió que la situación económica del país es “muy rara, porque no se sabe cómo termina”, por lo que urge saber “adaptarse” al contexto.
“El pan vas a comprarlo todos los días, esa es nuestra diferencia con otros sectores: se mantiene el nivel de recaudación, es difícil que decaiga mucho, la gente va acomodando el bolsillo”, reflexionó.
No obstante, indicó que la situación es “complicada” y que el desafío de todos los días es “tener un precio que la gente pueda pagar”.