“Que lindo es dar buenas noticias” decía un ex presidente. Y las noticias fueron muy malas. Cualquier similitud con la actualidad…
Pero lo cierto es que las buenas noticias siempre son un bálsamo. El deporte profesional también las ofrece, en medio de intrigas, operaciones, negocios turbios o “lavados”. Phelps o Del Potro también, por caso, pueden ser ejemplos desde diferentes perspectivas.

Pero a veces las buenas, hermosas, conmovedoras noticias, aparecen en el torneo amateur menos pensado. Y en algunas oportunidades ni siquiera trascienden sino fuera por la sensibilidad o el acierto de algún espectador.
El 20 de noviembre en Mendoza se disputó una competencia de niños en los Juegos Latinoamericanos de Trasplantados que no hubiera tenido mayor trascendencia en los medios, independientemente del esfuerzo y las hermosas historias de vida de todos los competidores.

Pero a dos marplatenses trasplantados adultos, Gabriela del Valle y su compañero Gabriel Novoa,-competidor en el certamen-, se les ocurrió filmar de forma casera la carrera de niños de 50 metros que deparó una divina sorpresa. De repente dos pibes de esta ciudad, Adana Isabella López Zuccolotto y Santiago Diez Crevecouer, con posibilidades de ganar, detuvieron la marcha y esperaron a la niña sanjuanina Aldana Pelatay, trasplantada renal, con más dificultades y más pequeña que ambos, para que pudieran empatar, o ganar los tres.
Gabriela y Gabriel mandaron el video a LA CAPITAL, se subió a su página web y el impacto fue conmovedor. Sin ese videito casero, quizá hubiera quedado sí como un bellísimo gesto, pero para que disfrutaran unicamente los presentes.

Pero a partir de ese video, y de la difusión de este medio, todos los marplatenses y muchos más argentinos conocieron el gesto de estos niños, pequeño, pero gigante. Justamente como “pequeños gigantes” los calificó la concejala Marina Santoro (FpV), quien interpretó esa empatía y cariño que generó esa imagen y preparó un proyecto de reconocimiento que derivó en un acto muy emotivo que se desarrolló el lunes pasado en el recinto del Honorable Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredón. Allí también ultimamente abundan las intrigas, las operaciones, algunas actitudes que le dan la espalda a la ciudad. Pero de repente ese recinto se iluminó y conmovió con la imagen de aquel video y con el homenaje a los niños marplatenses y sus familias del que también formó parte la única diputada nacional de Mar del Plata Fernanda Raverta, autora justamente de un proyecto para facilitar la instalación en el país de los laboratorios necesarios para agilizar las metodologías para “el análisis de compatibilidad para el tratamiento conocido como trasplante de médula ósea”. La niña Adana es trasplantada de médula. Ella y Santiago fueron reconocidos por su acto de amor al llegar juntos y de la mano con la compañerita sanjuanina a la meta de la prueba de los 50 metros llanos.

El gesto de Juego Limpio, de amor, alcanza además, en este caso, otras aristas, entonces, porque también sirve para demostrar lo que los trasplantes pueden lograr, como generar nuevos campeones del deporte y de la vida, por lo que revaloriza la concientización sobre la donación de órganos, como destacaron en el acto, por ejemplo, el doctor Alejandro Ferro, de Acción Marplatense, y Diego Fernández, de la Fundación Mar del Plata Trasplante.

“Entre tantas malas de las que se habla de Mar del Plata, esta es una buena noticia”, destacó el también concejal Marcos Gutiérrez (FpV). Una noticia hermosa, llena de mensajes, que empezó con un videíto casero a LA CAPITAL y derivó en este reconocimiento que, a través de esta iniciativa de Marina Santoro, fue, como corresponde, de toda la ciudad.