Hombres, mujeres, docentes, graduados, jóvenes y alumnos conformaron la heterogénea asistencia a la marcha federal universitaria que, este martes a la tarde a la tarde, unió al complejo universitario con el monumento a San Martín.

Columnas con distintas identificaciones políticas recorrieron las calles marplatenses para manifestarse en contra del ajuste.

Mientras empujaba el cochecito con su hijo de un año y medio, Malena Gabba aseguró: “Hay que venir, tenemos que venir todos, porque son derechos adquiridos y no podemos perderlos. No hay que dejarse avasallar”. “Se sabía que este tipo podía hacer una cosa así, y andá a saber cuántas locuras más, pero por eso hay que ponerle un freno y decirle que con nosotros no podrá”, reflexionó la graduada en Trabajo Social en la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Mientras circulaba por San Lorenzo, a metros de llegar a Independencia, con los correligionarios de la “Franja Morada”, el estudiante de tercer año de Derecho Luciano Tegli explicó: “Tenemos que marchar una y todas las veces que sea necesario. No nos van a amedrentar. La educación pública es un derecho”.

Ya con la marcha ocupando las dos manos de la avenida Independencia, Juan Iezzi miraba la marea humana junto a su hija Juana, de la mano. La pequeña lucía uniforme de un colegio privado. “Yo me gradué acá, en la Facultad de Ingeniería de la universidad pública. Hay que defenderla aunque no sé si mis hijos van a estudiar o no, pero para que todos tengan la posibilidad de hacerlo”, contó.

A metros de la intersección de Independencia con Bolívar, el representante de Apyme Mar del Plata, Gustavo Casciotti, apuntaba: “Apyme marcha junto con la universidad pública para reafirmar la lucha con el saber, la democracia, la ciencia y sí, un Estado presente, del lado del derecho y del conjunto de la sociedad”.

Cerca del monumento, Celia Rodríguez agitaba una bandera argentina. “Tenemos que salir todos a la calle. Yo no terminé el colegio, pero dos de mis hijos se recibieron en la universidad nacional. Es una vergüenza lo que están haciendo, mirá lo que hace con los jubilados”, dijo.

Con su ambo verde y un abrigo sobre los hombros, la estudiante de segundo año de Medicina Fernanda Medeiros se sorprendía por la cantidad de gente que caminaba por Luro rumbo al monumento a San Martín.

Llegada especialmente para estudiar desde Pernambuco (Recife, Brasil), la joven reconoció que en su país de nacimiento “hay mucho interés por la educación argentina porque es muy reconocida mundialmente”. “En mi caso preferí venir a estudiar acá, un país que tiene cinco premios Nobel y a la UBA, una de las mejores universidades del mundo”, sostuvo.

Asimismo, contó que en Brasil es “muy difícil estudiar medicina”. “Además de que es una carrera cara, hay muy pocos cupos” y explicó que ese interés se debe a que “proporcionalmente a la cantidad de habitantes que tenemos, hay pocos médicos. Y allá ganan muy bien”.

También se mostró dispuesta “a pagar” en caso que se concrete el arancelamiento a los estudiantes extranjeros, aunque aclaró: “Aquí somos solo el 4 por ciento del total. Pero si es necesario, en pos de la mayoría, se pagará”.
Mientras compraba un choripán a 3 mil pesos con billetera virtual, Horacio Langui aseguró: “Vine porque la universidad pública es un baluarte, yo me gradué en la universidad nacional aunque eran otras épocas”.

“La verdad -confesó el contador público- que yo voté a Milei, porque creí que nos podía sacar del desastre en el que nos metieron los peronistas, pero hay cosas que tienen un límite. Y una de ellas es la educación pública”.

“La verdad que yo voté a Milei, porque creí que nos podía sacar del desastre en el que nos metieron los peronistas pero hay cosas que tienen un límite”, contó un contador que participó de la movilización.

Juanma y Mateo cursan el primer año Derecho en la Universidad Nacional de Mar del Plata y participaron de la marcha. “Había que venir, hay peligro que cierren la universidad pública”, coincidieron. De todas maneras aseguraron: “Votamos ‘al Peluca’, y lo volveríamos a hacer, pero no tiene que poner en peligro nuestra educación”.