Por Gustavo Visciarelli

Los antiguos marplatenses recibieron la noticia del incendio con dudas y sospechas. Pocos creyeron en la versión de la farola o del inadecuado artefacto a llama que en la madrugada del 11 de abril de 1934 desató el siniestro que arrasó la Rambla La Perla. No tardaron, incluso, en expandirse versiones intrigantes, tal como ocurrió 27 años después, cuando el fuego consumió el imponente Club Mar del Plata.

En el caso de La Perla se habló, entre muchas otras cosas, de “corredores de seguros” que en los días previos al siniestro ofrecieron pólizas a los comerciantes para prevenirlos de las consecuencias de un incendio. Verdad o no, las sospechas quedaron instaladas en la antigua sociedad marplatense hasta que las consumió el olvido.
Lo cierto es que aquel incendio se llevó medio siglo de historia y de esfuerzos.

Debe recordarse que los antecedentes de La Perla son tan antiguos como los de Playa Bristol, que con su arquitectura y su charme aristocrático logró mejores espacios en la memoria colectiva.

Hacia 1886, a 12 años de la fundación de Mar del Plata, en La Perla -que aún no se llamaba así y que en los planos fundacionales figuraba como Playa de las Barrancas- funcionaba el balneario La Estrella Argentina. Dos años después se le sumaría el San Sebastián Argentino, nombre inspirado en el famoso balneario vasco.

Prosperó así, contra los barrancos, una pasarela de madera donde se alineaban diversos emprendimientos comerciales. Su nombre oficial fue Rambla Norte hasta que en 1892 Alfredo Martìnez Vivot -un veraneante de ideas progresistas- hizo construir un establecimiento que le daría su identidad definitiva a la playa y al barrio: el hotel La Perla, en alusión a una renombrada playa de San Sebastián.

Rambla La Perla cerca de 1925, nueve años antes de su destrucción. Aporte: Jorge Redondo.

Inmigrantes emprendedores -muchos de cuyos apellidos conforman hoy el plano identitario marplatense- fueron los gestores de ese polo turístico que creció desafiando los embates del mar, sin los acaudalados sponsors que tuvo la aristocrática playa Bristol. De hecho, el hotel La Perla -ampliado, mejorado y con 100 habitaciones- fue arrasado por un temporal en 1916.

Una nueva tragedia sobrevino el 11 de abril de 1934 cuando un incendio convirtió en cenizas la rambla y todas sus instalaciones comerciales. Una nueva rambla, esta vez de mampostería, reemplazó a la anterior y se mantuvo en pie hasta la déada del 40, cuando la demolieron. Luego el sector conservó un paisaje despoblado hasta 1985, cuando levantaron el actual complejo.