El secuestro y asesinato de María del Carmen “Coca” Maggi
María del Carmen Maggi era decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad Católica. Fue secuestrada en su domicilio durante la madrugada del 9 de mayo de 1975. Su cadáver semienterrado apareció el 23 de marzo de 1976, un día antes del golpe de Estado.
Arriba (de izq. a der.): Jorque Enrique Videla, Guillermo Enrique Videla, Jorge Lisandro Videla y Bernardo Goldemberg. Abajo (de izq. a der.): María del Carmen “Coca” Maggi, Jorge Stoppani y Daniel Gasparri, y Enrique “Pacho” Elizagaray.
Durante 1975 la violencia política llegó a su pico máximo en todo el país. Mar del Plata no fue ajena y tuvo en su ámbito universitario un territorio que no tardó en ensangrentarse.
Los cargos jerárquicos de la Universidad Provincial habían sido ocupados por profesionales alineados en la derecha peronista. Algunos de ellos pertenecían a la CNU y otros aparecían ligados a ella dentro del estrecho tramado corporativo del justicialismo marplatense.
En un plano más “operativo” aparecían componentes de la CNU que habían sido contratados en la Universidad Provincial como “custodios” y cuyo verdadero rol, según la Justicia, era perseguir a militantes de izquierda.
Varios de esos “custodios” fueron -siempre de acuerdo a los fallos producidos por la Justicia Federal- quienes cometieron una serie de secuestros y asesinatos, en concierto con una política estatal confiada a la Triple A.
Se avecinaba en aquellos días la nacionalización de la Universidad Provincial y la consecuente integración con la Universidad Católica, dependiente del Obispado. La “fusión”, lejos de acotarse a cuestiones administrativas, confrontaba dos proyectos educativos antagónicos. La radicalización ideológica tornaba insalvables las diferencias y, en ese contexto, la Universidad Católica era tachada como una “cueva de zurdos” y monseñor Pironio como un “obispo montonero”.
La licenciada María del Carmen Maggi (28), decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad Católica, era la cabeza visible del proyecto defendido desde esa casa de estudios y una de las figuras más próximas a Pironio.
Escalada de atentados
La violencia se multiplicó el 20 de marzo de 1975 cuando el abogado Ernesto Piantoni, líder de la CNU, fue muerto a balazos en un atentado que se adjudica a Montoneros.
El “5 por 1” perpetrado la madrugada siguiente en venganza por la muerte de Piantoni significó también un golpe a la militancia de izquierda en el ámbito universitario. De hecho, uno de los cinco muertos fue Enrique “Pacho” Elizagaray, principal referente de la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
Los hechos de violencia no se interrumpieron. El 5 de mayo de 1975 a las 4.20 una bomba elaborada con “una importante cantidad de gelamón” causó serios daños en el edificio de Hipólito Yrigoyen 2020, sede de la CNU.
La madrugada siguiente un artefacto similar estalló en el portón del garaje de una vivienda situada en 9 de Julio 2323. Allí vivía el doctor José Luis Granel, flamante interventor de la Facultad de Turismo de la Universidad.
El viernes 9 de mayo a las 0.55 otra bomba destruyó el frente de una vivienda ubicada en San Lorenzo 2915, domicilio del secretario general de la Universidad Provincial, doctor Eduardo Cincotta, uno de los más visibles referentes de la CNU .
Esa misma madrugada, a las 2.30, la licenciada Maggi fue secuestrada en su domicilio de Maipú 4087.
La tercera novedad importante de aquel día fue la llegada a Mar del Plata de la presidenta María Estela Martínez de Perón, quien se alojó en el Hotel Provincial junto una comitiva encabezada por López Rega.
“No entiendo por qué”
En la mañana del 9 de mayo, Elena Mussi de Maggi, madre de la docente secuestrada, relató a la prensa que a las 2.30 sintieron fuertes golpes en la puerta. Su esposo se asomó desde una ventana del primer piso y vio entre 12 y 14 hombres armados con metralletas que le ordenaron abrir la puerta. No bien lo hizo, los desconocidos ingresaron a la casa y se toparon con su hija, que estaba bajando la escalera. “¿Es usted la licenciada Maggi?”, preguntó uno de ellos, que se identificó como policía. Al obtener respuesta afirmativa, el individuo ordenó: “Venga con nosotros que tenemos que hacerle unas preguntas”. Con estremecedora inocencia, los padres acorralados a punta de metralleta en la cocina- le pidieron a los secuestradores que se llevaran los medicamentos de María del Carmen (padecía diabetes), pero aquellos se negaron.
El grupo se movilizaba en tres autos: un Peugeot blanco, un Chevrolet y, posiblemente un Falcon verde, lo que da cuenta de la magnitud del procedimiento.
Tras haber hecho averiguaciones en distintas dependencias, la madre de Maggi comentó aquella mañana: “La policía no la tiene. No entiendo por qué se la llevaron. Es una chica buena que nada tiene que ver con la política”.
“Nómina de ajusticiados”
Un informe de inteligencia elaborado por Prefectura aquel 9 de mayo indica que el secuestro ?se presenta como sospechoso de reciprocidad del atentado de Cincotta?. Y añade: “Todo indica que Maggi, pasará a engrosar la nómina de ‘ajusticiados’ por motivaciones políticas y su cuerpo arrojado en algún paraje desolado de la ciudad”.
A diferencia de los ‘ajusticiamientos’ anteriores y posteriores, los homicidas demostraron interés en ocultar el cuerpo de la licenciada e incluso habrían vuelto al escenario del crimen para asegurar ese cometido. Quizás ello pueda atribuirse a la gran repercusión que tuvo el secuestro y a los intentos desesperados que muchas personas realizaron por salvar a ‘Coca’ Maggi.
La guerra declarada
En aquellos días la Universidad seguía siendo un tema omnipresente para la CGT local. Lo acredita un documento dado a conocer a la prensa el sábado 10 de mayo por un plenario de secretarios generales que decidió ?combatir activamente la especulación, el desabastecimiento y la agresión guerrillera?.
En respuesta a la especulación y el desabastecimiento, grupos sindicales salieron a allanar comercios y rescataron mercadería acaparada que pusieron a la venta en los mismos locales, respetando los precios oficiales impuestos por el Gobierno. Los protagonistas de tales procedimientos se encargaban, además, de difundirlos formalmente ante los medios de prensa.
En lo concerniente a la “guerra abierta al terrorismo en todas sus formas”, el documento de la CGT expresa que la Universidad había sufrido una conducción ‘anarquizante’ que convirtió ‘dicho ámbito académico en foco de la subversión liberal marxista’. Luego indica que la actual conducción universitaria erradicó ‘de su espacio físico e intelectual a los elementos disociadores?, ante lo cual la subversión ?contesta con bombas en los domicilios de las autoridades’.
Pedidos dramáticos
La difusión de ese documento coincidió con los primeros comunicados de la Universidad Católica pidiendo la restitución de Maggi. Con el correr de los días se sumaron adhesiones de diversos sectores educativos con un contenido cada vez más dramático. En todos se hacía hincapié en la conducta apolítica de Maggi. También llegó a advertirse que podría entrar en coma diabético si no recibía la medicación adecuada. El propio rector de la Universidad Católica, Eduardo Grimberg, emitió un comunicado ofreciéndose a ocupar el lugar de la licenciada Maggi.
La caminata de Isabel
El domingo 11 de mayo la presidenta caminó dos horas por la costa marplatense. Saludó a la gente y se fotografió con niños bajo el estricto control de sus custodios. Entre las personas que se le acercaron estaban los padres de Maggi.
“Que alguien del Obispado venga a verme al Hotel Provincial”, expresó Isabel después de escuchar su pedido de ayuda. Poco después, el vicario general de la diócesis, monseñor Hugo Sirotti, dialogó 20 minutos con la Presidenta en el Hotel Provincial. “Se mostró vivamente interesada y comprometió el esfuerzo oficial. Le mandó saludos a monseñor Pironio y dijo que en su próximo viaje lo visitará”, informó el religioso al salir de la entrevista.
Pironio, que asistía en Córdoba a un encuentro del Movimiento Familiar Cristiano, regresó a Mar del Plata en la noche de aquel domingo. “Nunca me he sentido más impotente ante esta ola de violencia”, diría al día siguiente en un mensaje radial.
Las buenas o las armas
Mientras tanto, una amiga de Maggi, Selva Navarro- intentó una maniobra desesperada: se entrevistó con el abogado José Catuogno -referente del peronismo local- y le pidió ayuda para encontrar a la docente. A cambio le propuso conseguir lo suficiente para fusionar ambas universidades.
Según Selva Navarro, Catuogno se mostró molesto por la entrevista y la acusó de pertenecer a “una cueva de zurdos” pero ese contacto sirvió para realizar una nueva reunión en la Universidad Provincial con Catuogno, Eduardo Cincotta -secretario general de la Universidad- y Gustavo Demarchi, que era coordinador docente.
Navarro concurrió con el rector de la Católica, doctor Grimberg, quien “sufrió un trato desconsiderado por parte de Demarchi, que lo dejó con la mano tendida” y le exigió viajar inmediatamente a Buenos Aires para firmar el traspaso de la Universidad, asegurando que “el ministro de Educación nos recibe apenas lleguemos”. Navarro añadió que ante la negativa de Grimberg, Demarchi respondió: “Esto se va a solucionar por las buenas o por las armas”.
El final de la reunión fue abrupto y en ningún momento llegó a hablarse de María del Carmen Maggi.
Pocos días después, el 2 de junio de 1975, el Dr. Josué José Catuogno asumió por decreto como rector normalizador de la Universidad de Mar del Plata.
La mataron esa noche
Demarchi, además de ser coordinador docente de la Universidad, era fiscal federal. En función de este último cargo se pronunció por la competencia federal del “Caso Maggi” al entender que “tenía implicancias políticas”. La causa fue cerrada sin avances investigativos el 2 de julio de 1975 cuando todavía no se habían cumplido dos meses del secuestro.
Más de 30 años después, al abrirse las investigaciones por los crímenes de la CNU y Triple A en Mar del Plata, la Justicia obtuvo el testimonio de la docente Mirta Masid, quien entre 1973 y 1975 fue pareja de Carlos González (“Flipper”), uno de aquellos cuadros de la CNU que había prestado servicios en la Universidad.
Masid aseguró que presenció diversas actividades de la CNU y que, además, tomó conocimiento de varios crímenes por boca de su concubino.
“A Maggi, dijo la testigo- la secuestran y matan enseguida y esconden el cadáver en Mar Chiquita. Luego tienen que trasladar el cadáver a otro sitio. Me acuerdo claramente porque mi hija había nacido el 1 de mayo de 1975 y yo no quería que tocara a mi hija porque él había trasladado el cadáver junto a Durquet, que siempre se ufanaba de haberla matado”.
“Durquet decía que antes de morir, Maggi dijo: “Los perdono porque no saben lo que hacen”. Se burlaban de ella. Y lo cargaban a Asaro porque estuvo vomitando después de presenciar el homicidio. Decían que a Maggi la habían matado para tocarle el culo a Pironio”.
Sucesión de homicidios
El rector Grimberg renunció el 25 de mayo de 1975 mediante una carta al obispo en las que invocó razones de salud y obligaciones particulares. Continuó su vida profesional y murió en un accidente automovilístico en la década del ’80.
Aquel 25 de mayo del 75 un comando montonero intentó copar la comisaría segunda, ubicada en Gascón 1767 para liberar al detenido Eduardo Soares. Durante la fallida acción murieron el cabo de policía Roque Alvarez y el jefe regional de Montoneros, Arturo Lewinger. Pasadas 48 horas, un grupo armado secuestró en su domicilio al padre de Soarez y lo acribilló en el Campo de Deportes.
Los floristas y Sanmartino
El 30 de mayo fueron asesinados Ricardo Manuel Tortosa (54) y su hijo Juan Manuel (29), dueños del kiosco de flores situado junto a la Catedral. Los cuerpos baleados aparecieron cerca de Camet. Padre e hijo eran peronistas, pero se cree que el homicidio no estuvo vinculado con su militancia, sino con el hecho de haber presenciado alguna escena asociada al secuestro de la licenciada Maggi.
No pasaría una semana para que otro crimen se sumara a la nómina y sacudiera nuevamente la Universidad Católica. La víctima fue el psicólogo y docente universitario Roberto Sanmartino, quien ?según sus familiares y amigos- no tenía militancia política sino que era un libre pensador de gran sensibilidad social. El 4 de junio de 1975 dio su última clase en la Facultad de Humanidades. Nada se supo de su paradero hasta la madrugada siguiente cuando apareció acribillado en Colón y 212.
Nacionalización y fusión
La ley de nacionalización de la Universidad Provincial fue sancionada el 30 de setiembre de 1975 y promulgada el 27 de octubre. Sólo faltaba ahora la integración con la Universidad Católica. Pedro Arrighi, aquel rector que se había enfrentado con el Obispado y con Coca Maggi 17 meses antes y que había sido cesanteado a causa de ese conflicto, era ahora ministro de Educación de la Nación.
El fallo emitido en octubre pasado por la Cámara Federal de Mar del Plata señala que “nada quedaba de aquel proceso transformador iniciado dos años antes en la Universidad Católica”. Y añade que “… monseñor Pironio se encontraba prácticamente desplazado de la diócesis y meses más tarde sería trasladado a Roma protegido por el Vaticano”. De hecho, ofició su última misa como obispo en noviembre del 75.
“Quien se hizo cargo de la casa de estudios fue el cura (Norberto) Sorrentino que llevó a cabo el proceso de integración con la Universidad Nacional de Mar del Plata, amenazando al personal vinculado con las anteriores autoridades para que presentaran su renuncia”, puntualiza la resolución.
El cadáver de Maggi
El 23 de marzo de 1976, un día antes del golpe de Estado, una partida de cazadores encontró en Mar Chiquita el cuerpo semienterrado de la licenciada Maggi. Se hallaba en avanzado estado de descomposición y vestía las mismas prendas que la noche de su secuestro. .
Al investigar en la actualidad los crímenes de la CNU, la Justicia logró rescatar un informe de inteligencia del Servicio de Informaciones de la Policía Bonaerense (Sipba) donde consta que Maggi presentaba lesiones mortales, e incluso un disparo a manera de “remate”. La convicción generalizada es que el crimen fue inmediato al secuestro.
Sobre la base de los hechos reseñados, la Cámara Federal de Mar del Plata consideró que ?la integración de la Universidad Católica a la Universidad Nacional se llevó a cabo mediante la persecución y eliminación de opositores políticos por parte de la asociación ilícita investigada en esta causa, que actuó a través de grupos operativos y de quienes ocuparon lugares de poder dentro de las estructuras del Estado”.
La reapertura de la investigación por los crímenes de la CNU en Mar del Plata permitió imputarle este hecho a varios de los ex integrantes o personas vinculadas a aquella organización.
El aula magna de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata lleva el nombre de María del Carmen Maggi. Y el 20 de noviembre de 2009, el Concejo Deliberante reivindicó su tarea educativa y social al declararla Hija Dilecta de Mar del Plata.
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