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Muscari: “No conozco ñoquis del teatro, conozco muchos ñoquis de la política”

El actor, dramaturgo y director teatral, desmenuzó los mensajes de la historia contada a través de vínculos, que transita su segunda temporada en la ciudad. También habló de la paternidad y de la actualidad de la cultura.

Arte y Espectáculos 20 de febrero de 2024

“Vine con expectativas humildes, porque la obra no era novedad, pero fueron superadas ampliamente, de modo que estoy chocho” le dijo José María Muscari a LA CAPITAL.

El actor, dramaturgo y director, está disfrutando de la ciudad y de su recién estrenada paternidad, mientras sigue cada detalle de la segunda temporada de “Perdida Mente”, la obra que, con Leonor Benedetto y Ana María Picchio y la incorporación de Iliana Calabró, Mirta Wons y Emilia Mazer sigue con gran éxito de público hasta el 3 de marzo en el Teatro Atlas.

Muscari se reparte entre Sex y Coqueluche que siguen en cartel en Buenos Aires y esta interesante puesta -la primera obra argentina que incorpora la neurociencia en escena- en Mar del Plata, no deja de pensar en la actualidad de los textos mientras piensa en la escolaridad y en continuar forjando el vínculo con Lucio, el joven que adoptó a fines del año pasado.

“Tengo una sensación de felicidad de intensidad, estoy dividido entre lo profesional y lo personal, pasando un verano hermoso”, confió en una charla con este medio que pasó de lo personal a lo teatral y a la actual y compleja situación de las políticas culturales.

– Estás construyendo un vínculo nuevo, desde otro lugar ¿Cómo cómo te sentís con eso?

– En primer lugar con mucha parsimonia y con los pies bien en la tierra porque adoptar no es solamente la decisión y que el universo te convierte en padre. Si hay una parte emocional que se activa y otra parte que hay que activarla con trabajo, con amor, con las cuatro comidas, los deportes, con llevarlo a buscar la escuela, con buscar su núcleo de amigos, hacer un viaje a Corrientes para que se recuente con su gente. Apuesto al día a día y a sumar horas de vuelo en la relación. Hay mucho más por delante por hacer, pero la verdad que estoy muy contento y a la vez muy consciente de que el trabajo es continuo y que tiene dificultades también porque me estoy conociendo con un adolescente que ya tiene una personalidad formada.

– ¿Te cambió mucho la perspectiva desde la teoría, las ganas, a la práctica?

– No tenía tanto imaginario en mi cabeza como para compararlo con la realidad. Si bien la adopción viene dando vueltas en mí hace mucho tiempo y había averiguado, no estaba súper proactivo. Si tenía esa fantasía. Vi el video de Lucio, me conmovió, me anoté en la convocatoria, me eligieron y ahí todo se activó con acción.

Si te puedo decir que antes de concretarlo estaba muy atravesado por el prejuicio y pensé que era mucho más difícil, más complejo, que traía aparejado un montón de problemas, que por ahora no me están pasando. Tampoco es que adoptar es una panacea de felicidad y emoción todo el tiempo, está esa parte que tiene que ver con lo humano, pero después lo cotidiano hay que ponerle el cuerpo y el trabajo como a todo. Estamos los dos descubriéndonos y armando el vínculo y eso es genial.

“Estaba muy atravesado por el prejuicio y pensé que era mucho más difícil, más complejo, que traía aparejado un montón de problemas, que por ahora no me están pasando. Tampoco es que adoptar es una panacea de felicidad y emoción todo el tiempo, está esa parte que tiene que ver con lo humano, pero después lo cotidiano hay que ponerle el cuerpo”.


– Hablás de vínculos y en Perdida Mente los vínculos son fundamentales.

– Si, de hecho es una historia contada a través de los vínculos. A una jueza de la Nación le detectan Alzheimer y decide convocar a las mujeres importantes de su vida: su hija que tiene varias adicciones, su hermana que es una débil emocional por decirlo de alguna manera, su mejor amiga y mano derecha que es un poco corrupta y la mucama de toda la vida que es su sostén emocional, como la nobleza del espectáculo. Esos vínculos están atravesados por la detección de la enfermedad y por cómo combustionan esas personalidades en esa vida. En el gran trabajo de análisis y de investigación que hicimos con Mariela Asensio descubrimos que la gran parte de las personas que tienen Alzheimer no sufren, sufre su entorno, porque en realidad las personas que tienen Alzheimer tienen un deterioro cognitivo que quizás ni siquiera registran, viven en una realidad paralela o en momentos conectan y en momentos, no, pero el mayor desafío y los mayores conflictos en relación al cerebro funciona en las personas que están a su alrededor y que tienen que sostener ese cotidiano, esas idas y venidas, esas desconexiones. Al entender esto nos dimos cuenta que la obra tenía que pasar por esos vínculos.

 

Si bien es una comedia dramática donde el público se divierte y se emociona a la vez, creo que está tomado por parte de las cinco actrices con mucha entereza, con mucha responsabilidad. Logran que el público entre en una vida, que no es la propia, pero que te lleva a hacerte preguntas sobre tu propia vida.


“Descubrimos que la gran parte de las personas que tienen Alzheimer no sufren, sufre su entorno, porque en realidad las personas que tienen Alzheimer tienen un deterioro cognitivo que quizás ni siquiera registran, los mayores conflictos en relación al cerebro funciona en las personas que están a su alrededor y que tienen que sostener ese cotidiano, esas idas y venidas, esas desconexiones. Al entender esto nos dimos cuenta que la obra tenía que pasar por esos vínculos”.


– Hay un cambio drástico en los personajes. Esos egos, esa hoguera de vanidades van mutando a la hora de la necesidad, de la convivencia y de estar juntas por el otro. Del individualismo, la competencia por el amor de la otra a una sinergia y me parece que no es un dato menor que son todas mujeres las que generan esa red de contención.

– Si, no es un dato menor pero no es una obra de mujeres ni del universo femenino ni de lo que le pasa a las mujeres. Son mujeres más por un gusto personal. Me gusta trabajar con mujeres. Sí creo que a diferencia de los hombres tienen como vos decís una posibilidad de activar las sinergias de la emoción y de la contención más rápida que los varones, y en ese sentido hay algo de la obra que está bueno, como vos planteabas, que es que muchas de ellas están en el individualismo de lo que les pasa y cuando ven que lo que le pasa a la jueza es superior a lo que les pasa a ellas hay un cassette del que salen para encontrarse con el otro y ahí se genera el fenómeno de la identificación en el público. Se ven reflejados en esos estadíos por los que va pasando la familia frente a la enfermedad.

José María Muscari.

José María Muscari.

– Trabajaron con conceptos de la neurociencia.

– Muchos conceptos se cuelan en las palabras de los personajes, en sus comportamientos y eso también es otro atractivo de la obra. Es la primera obra de teatro en la Argentina que mete la neurociencia dentro de la ficción. La gente descubre como funciona el cerebro de una manera orgánica, con una historia que te va entreteniendo y uno de alguna manera se identifica con algo de lo que ve, hay un código en otro nivel de la obra con mucha ironía y es la parte quizás también más divertida.

– Vas colando temas como prejuicios, diferencias sociales, actualidad, algo que siempre está en en cualquier tipo de historia que vos contás.

– Sí, yo creo que uno es un artista en su totalidad, no es que soy uno cuando escribo la obra, otro cuando miro los noticieros, otro cuando voto, otro cuando intento ser padre. Soy uno que tiene todas esas aristas y creo que todas esas aristas aparecen en lo que uno escribe o en lo que uno dirige. Sí hay una decisión de que mis espectáculos sean contemporáneos, que dialoguen con nuestro presente y mucho más una obra como Perdida Mente, que fue tan remixada. En esa modificación tiene mucho que ver nuestro presente, lo que pasa en los medios de comunicación, cómo nos atraviesa en el cotidiano todo lo que va pasando y eso el público lo festeja mucho porque también cuando en una obra de teatro algo de lo que pasa en el escenario te repercute porque lo escuchaste, porque lo leíste, porque está en tu inconsciente, hay algo que se te activa, de cercanía inmediata con lo que está pasando ahí arriba, te une, te ancla y te acerca y me gusta ese fenómeno. Trato de hacer obras de teatro que tengan al público incluido y cercano, no lejano. No hago obras pictóricas para que el público las observe desde lejos, me gusta pensar en mi teatro como algo mucho más inmersivo, aunque sea una obra convencional como es Perdida Mente.

– Actualmente las políticas en cuanto al cine, al teatro están en un interrogante. ¿Qué opinión tenés?

– Lamentablemente un sector está generando idea de que al cine, al teatro, lo estamos pagando con los impuestos. Todo eso es una confusión, algo que no sucede. El Instituto Nacional del Teatro, el Fondo Nacional de las Artes, el Inca, no se sostienen con nuestros impuestos son organismos que se autofinancian y que generan un montón de actividades. Aclaro que yo soy un creador independiente, no hago películas por lo cual la opinión que tengo sobre el cine nacional es la que me congrega como espectador, no es mi industria y no hago teatro independiente. Desde hace mucho tiempo mis espectáculos son comerciales producidos por productores, esto quiere decir que la opinión que estoy dando no es algo que se representa sobre un beneficio para mí.


“No hago obras pictóricas para que el público las observe desde lejos, me gusta pensar en mi teatro como algo mucho más inmersivo, aunque sea una obra convencional como es Perdida Mente”.


Considero que cualquier gobierno o cualquiera sea su figura política o plataforma política que defienda está en condiciones de revisar el funcionamiento de cualquiera de estos organismos, pero no de cerrarlos ni destruirlos o hacerlos desaparecer. Me parece que si te parece que algo funciona bien, hace que funcione mejor y si funciona mal hace que funcione bien. No digas que no existe más o que hay que sacarlo.

Por otro lado se nos expande el pecho y estamos re contentos cuando Darín está nominado al Oscar o cuando Buenos Aires es comparado a Londres o a Nueva York por la movida teatral. Pero eso tiene que estar sostenido por actividad y esa actividad tiene que estar sostenida por Institutos y Organismos que proactivan eso, porque sino nos vamos a quedar con una actividad pequeña, nula y además absolutamente comercial. Y lo que funciona en el mundo del cine o del teatro no es solamente lo comercial.

Además yo no conozco ñoquis del teatro, conozco muchos ñoquis de la política, así que me parece que donde tienen que revisar, ajustar y ser rigurosos es la política, la corrupción.