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Opinión 11 de febrero de 2024

La tragedia de una ciudad indiferente

Por Nino Ramella

Leo sobre un caso en el que “desarrolladores”… término que bien valdría alguna reflexión que dejaremos para una mejor oportunidad… demolieron sin permiso un pub ubicado en un barrio residencial del oeste de Londres y fueron obligados s reconstruirlo hasta en el último detalle.Se trata de The Carlton Tavern, un pub histórico ubicado en Maida Vale.

En abril de 2015 fue demolido sin previo aviso por un “desarrollador” sin ninguna advertencia o permiso previo de las autoridades locales. El edificio, que había permanecido en pie desde 1920, era un raro ejemplo de un pub de entreguerras y por ende considerado de importancia histórica. La demolición provocó indignación entre los residentes locales, los activistas del patrimonio y el público en general.

En 2018, se ordenó a los desarrolladores reconstruir la Carlton Tavern “ladrillo a ladrillo” a su estado original. El proceso de reconstrucción permitió que en 2021 el pub fuera reabierto oficialmente al público.

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Ojalá fuera contagioso

En Mar del Plata se suceden una tras otra las demoliciones de bienes listados como “patrimoniales” sin que al parecer despierte indignación alguna, más allá de muy aisladas e inaudibles reacciones.

Alguien podría argumentar que en nuestro caso los valores arquitectónicos no son tan antiguos como los de Europa. Sin embargo vemos aquí que las protestas fueron motivadas por la defensa de un edificio de 1920.

Lo ocurrido con ese pub que obligaron reconstruir fue consecuencia de la responsabilidad del conjunto social en cuanto a la defensa patrimonial. Claro que hubo un actor principal: el Estado… acompañado por la activa reacción de la comunidad, que lejos estuvo de ser pasiva.

El cuidado de nuestros bienes patrimoniales, así definidos por urbanistas y especialistas en su momento, no es ni más ni menos que preservar rasgos identitarios que deben gozar quienes nos sigan en esta vida. Es decir…se trata de un derecho transgeneracional que tenemos que garantizar en nombre de quienes todavía no nacieron.

Quienes destruyen estas propiedades para construir edificios nacidos al amparo de la especulación inmobiliaria suelen argumentar que se hace en procura de inversiones y para preservar fuentes de trabajo. Claro está se trata de dos “intenciones” que suelen eclipsar otra consecuencia: ganar fortunas por parte de quienes sostienen eso.

¿Es posible preservar el patrimonio sin afectar las inversiones o las fuentes de trabajo? Hay miles de ejemplos en el mundo que corroboran que eso es posible…sobre todo en un país como el nuestro donde la disponibilidad de espacio y tierra no es precisamente un drama.

Por otra parte la condición de ser el centro turístico más importante del país nos lleva a pensar en las motivaciones de estricta razón económica que nos conviene tener en cuenta. Si destruimos la ciudad que los turistas eligen, los resultados serán muy negativos.

El microcentro, un ejemplo aleccionador

Porqué preservar el patrimonio es económica rentable puede a veces ser una ecuación no muy simple de transmitir. Creo que tal vez el caso del microcentro marplatense pueda ayudar a entenderlo.

El fenómeno de pauperización y degradación de nuestra peatonal, epítome de lo que llamamos “microcentro”, puede ser clarificador en este aspecto. No fue repentino. Acaso podríamos remontarnos a 1974 cuando se autorizó la construcción del Bristol Center para señalar el principio del mal. Pero es tal vez en los últimos 20 años que advertimos la profundización de esa patología.

Como sabemos, la demanda condiciona la oferta y viceversa. El dinamismo económico interviene con fuerza en los cambios urbanos. Aun así no es cierto que nada pueda hacerse. Y hay que hacerlo, no por romantización nostálgica, sino porque nos conviene económicamente.

Hablando con varias personas del mundo inmobiliario he comprobado cómo los valores de departamentos de edificios muy buenos en esa zona están por el suelo. ¿Quién puede querer ir a vivir a un espacio cuya degradación ha llegado a límites impensados hace no tanto tiempo como es la inseguridad?

Que no será fácil recuperar la jerarquía que alguna vez tuvo ese sector nadie lo duda. En el mundo entero los urbanistas ponen atención al mantenimiento de los microcentros y entornos de las terminales, que está comprobado que tienden a la degradación. Y de esos análisis surgen acciones puestas en marcha por parte de la administración pública.

Hace ya mucho rato que se haría indispensable que se organice una unidad de gestión en la que intervenga el Estado junto a frentistas y otros actores sociales como la Universidad Nacional o los colegios profesionales.

Una mecánica aberrante

En los últimos tiempos la Municipalidad local habilitó un sistema a todas luces aberrante. Lo llaman “compensación”. Se trata de que si se pone dinero entonces liberan alturas. En criollo significa que se han puesto a la venta las excepciones o dicho de otro modo que si tengo plata puedo infringir el código. Que alguien me dé razones para interpretarlo de otra forma hace mucho que estoy esperando.

Y cuando hablamos de la Municipalidad estamos hablando tanto del Departamento Ejecutivo como del Deliberativo. No he escuchado a ningún concejal, ni del oficialismo ni de la oposición, denunciar este atropello. Por un puñado de billetes afectan la vida de generaciones y generaciones. Que los dictámenes de impacto ambiental digan que algunas construcciones proyectan sombra no solo a muchas manzanas a la redonda sino a la playa misma no les parece suficiente razón como para repensar si están haciendo las cosas bien o no.

Llega un pedido de desafectación al Concejo Deliberante de un bien patrimonial y tardan un minuto en aprobarlo, y luego un minuto más para aprobar la liberación de alturas “por excepción”. Y lo peor es que tales conductas pasan como desapercibidas sin que actores sociales o la comunidad en su conjunto expresen su oposición.

Qué hacer

Desde donde sea quienes se sientan comprometidos con la defensa patrimonial deberían insistir en que el Estado reaccione. La Municipalidad es… debería ser… el principal actor de esta lucha. ¿Porqué? Porque es el garante del interés público por sobre intereses individuales. También sería útil que reaccionen instituciones que por incumbencia deberían hacerse oír. Y también sería buenos escuchar los argumentos de los colegios profesionales…aunque haya en ellos intereses controvertidos.

Que reconstruyan ladrillo a ladrillo que lo que se ha demolido dejémoslo para nuestras fantasías. Pero al menos tratemos de detener la deletérea patología que nos afecta.