Monseñor Giobando asumió como administrador apostólico y celebró su primera misa en Mar del Plata
Se realizó una ceremonia en el obispado y luego encabezó una misa en la Catedral. "Hace 4 días me enteré de esta tarea pastoral, y con ello me entusiasmé. No vengo de vacaciones, vengo a acompañarlos, a estar con ustedes", dijo.
En una solemne ceremonia, Monseñor Ernesto Giobando asumió ayer el cargo de Administrador Apostólico de la diócesis de Mar del Plata, marcando el inicio de una nueva etapa para la comunidad católica local. La jornada culminó con la primera misa en la Catedral encabezada por el sacerdote.
La llegada de Giobando a Mar del Plata se concretó en los últimos días, y su primera acción fue dirigirse a la sede del obispado para iniciar la reunión del Colegio de Consultores de la diócesis. Antes de abordar los asuntos eclesiásticos, el Administrador Apostólico y el Colegio de Consultores realizaron una invocación religiosa, buscando la guía divina para este nuevo período.
Durante la reunión, el Canciller de la Diócesis, el Padre Ezequiel Kseim, leyó el Decreto de nombramiento firmado por el Papa Francisco, designando a Monseñor Ernesto Giobando como Administrador Apostólico de la diócesis de Mar del Plata. Este momento marcó oficialmente la asunción de responsabilidades por parte de Monseñor Giobando.
La toma de posesión de la sede vacante de la Diócesis marplatense se formalizó con la lectura de la fórmula de juramento por parte de Monseñor Giobando, quien juró sobre los Santos Evangelios su compromiso con la comunidad y su labor pastoral. La reunión continuó con la interacción del nuevo Administrador Apostólico con los sacerdotes del Colegio de Consultores, abordando asuntos pertinentes a la diócesis.
Monseñor Giobando, nacido en la ciudad de Santa Fe el 13 de diciembre de 1959, y ordenado sacerdote en la Compañía de Jesús en 1990, ha desempeñado un papel significativo en la Iglesia.
Primera Misa
En la tarde de ayer, en la Iglesia Catedral, el recién asumido Administrador Apostólico, Monseñor Ernesto Giobando, celebró su primera misa. En su emotiva homilía, expresó su entusiasmo por acompañar a la comunidad diocesana en este momento particular.
“Hace 4 días me enteré de esta tarea pastoral, y con ello me entusiasmé. No vengo de vacaciones, vengo a acompañarlos, a estar con ustedes. Le pido al Señor que me dé la gracia de poder acompañar, de estar presente en esta difícil situación, de poder ayudar”, compartió el obispo.
La reflexión del pastor concluyó con un llamado a la fortaleza: “Querido pueblo de Dios que peregrinamos en esta diócesis, que el Espíritu Santo nos conceda la fuerza para salir adelante, que la Virgen nos cubra con su manto, que el buen pastor, el Beato Eduardo Pironio nos aliente en a ser signos del amor de Dios. Que Santa Cecilia nos acompañe”.
Antes de impartir la bendición final, Monseñor Giobando solicitó a la congregación que rezara unidos por la Iglesia. La misa contó con la concelebración de los padres Ariel Suerio y Juan Pablo Arreachea, párroco y vicario de la Catedral, respectivamente, así como los sacerdotes del colegio de consultores.