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Arte y Espectáculos 6 de enero de 2024

Mauricio Dayub redobla la apuesta: llega con “El amateur” y “El equilibrista”

Todos los lunes de enero se lo podrá ver en el escenario del Teatro Atlas. Mañana desembarca con "El equilibrista". "Son historias personales", dijo el actor.

Dayub busca un teatro que sea "algo más que el entretenimiento del momento", contó.

Una nueva ronda de funciones iniciará en Mar del Plata el actor Mauricio Dayub. Este verano, el consagrado intérprete se instalará los lunes en el escenario del Teatro Atlas: mañana y el 22 de enero propondrá “El equilibrista”. Y el 15 y el 29 de este mes interpretará “El amateur, segunda vuelta”, una nueva versión de ese clásico junto a su colega Gustavo Luppi.

“Me producen muchas satisfacción”, respondió Dayub a LA CAPITAL la pregunta de por qué llegará a Mar del Plata y a otras ciudades de la costa con estas dos piezas de su autoría. “Me gustan mucho, las dos obras tienen una familiaridad, son muy distintas y al mismo tiempo tienen algo en común, me representan muchísimo y son historias personales”, dijo.


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La historia de “El amateur” alcanzó gran visibilidad en Mar del Plata, recordó. En el verano de 1999 mostró esta historia en el entonces teatro La Subasta -hoy desaparecido- que estaba en Guemes. Venía de realizar tímidas funciones en Buenos Aires. Pero en esta plaza teatral se llevó todos los premios de ese verano y fue uno de los más elegidos.

“Fue una movida importante la que se produjo alrededor de ese teatro aquel verano. Volvimos e hicimos la película, hicimos gira por Washington (Estados Unidos), por Caracas (Venezuela), la película viajó a San Sebastián y empezamos a ver que la historia que contaba El amateur era una historia que se repite en todas partes del mundo”.

Es la historia de El Pájaro y Lopecito, quienes tienen un objetivo común y arriesgan todo para lograrlo. “Cuando alguien tiene un sueño siempre hay dificultades para lograrlo y siempre se depende de la fuerza, la voluntad y la disciplina que uno tenga y la confianza en ese sueño para alcanzarlo”, dijo.

Por su parte, en “El equilibrista”, Dayub despliega una galería de personajes vinculados a su propia familia. Entre todos esos personajes, la vinculación la hace el propio espectador. “Con el director (César Brie) buscamos una figura de la literatura que es la metonimia, que es mostrar una parte para que el otro comprenda el todo y nos salió bien. Tenía la sensación de que el teatro estaba siendo demasiado explícito, el espectador iba y lo que estaba arriba el escenario era lo que había y se iba con eso”.

Esa forma de teatro tan literal no era la buscada. “El teatro que más me gustaba era el que sugería, el que te dejaba como un eco que no te lo olvidabas el mismo día de la función, te quedaba una semana o dos semanas dando vueltas en la cabeza, era algo más que el entretenimiento del momento. (Un teatro) que te tocaba en algún lugar y te hacía pensar y, con suerte, te podía hacer tomar alguna decisión”. Por ese camino fue y no se equivocó: ya va por la sexta temporada de “El equilibrista”.

-¿Por qué decidiste volver con “El amateur”?

-Porque es la metáfora que hoy me parece que necesita el espectador, es la historia de alguien que se sube al sueño del otro, que confiando en el otro, creyendo en el otro, logra cumplir su propio sueño a través del sueño del otro. Me parecía que la Argentina estaba muy dividida, muy peleada, con muy poca fe, con muy poca confianza, que todos nos decepcionaba. Y esta obra es una especie de canto a la esperanza, me parece que era el momento oportuno, sobre todo porque los que cumplen su sueño en la obra son los que ya hemos determinado que no pueden, eso lo hace todavía mucho más heroico y más emocionante.

-¿Son los que están afuera del sistema?

-Son los que por apariencia ya descartamos de movida, vivimos una realidad donde lo que manda es un poco la apariencia, lo que parece, por eso terminamos siempre decepcionados, porque los argentinos no terminamos de ser lo que somos, aparentamos ser algo, vamos detrás de ese algo y después nos damos cuenta que no está eso, que cambió, que nos defrauda. Y en este sentido, con estos personajes el público rápidamente se divierte con ellos y se asegura íntimamente que no pueden cumplir nada. Cuando a través de la agarra, de la convicción, de la mística, de la disciplina, de la fuerza de voluntad se empieza a lograr el objetivo, uno hace una especie de revisión personal de por qué no logra el propio (sueño). Y eso creo que es lo lindo que pasa con el espectáculo.

-¿Es un espectáculo para confiar en el otro, para empezar a hacerlo?

-Exactamente y por supuesto en los propios sueños, no acomodarse tanto en la incomodidad de no poder y parecer ser otra cosa. Es para encontrar ese canal, para poder cumplir algo que es un poco parte de mi vida. Yo también viví un momento donde supuse, imaginé por la especie de indiferencia del otro, que lo mío no iba a ser posible y sin embargo, hoy le agradezco un montón a esa intuición que me hizo confiar en que tenía que ser y de la manera que yo quería, sin cambiar de postura, sin hibridizar lo que quería sino cada vez más yendo a fondo porque a mí me gustaba.