Una mujer de 69 años fue baleada en la espalda por motochorros que le robaron la moto en el macrocentro, está internada en el Hospital Interzonal y hay posibilidades que no pueda volver a caminar. Días después, en el barrio Los Pinares, motochorros atacaron un hombre de 60 años, quien recibió un disparo en la pierna y otro, que iba a la cabeza impactó en el casco que llevaba colocado y le salvó la vida. Se encuentra internado en observación y en las próximas horas lo podrían trasladar a un nosocomio privado.

Estos eventos de inusitada violencia ocurrieron en la misma semana que en Quilmes un hombre de 49 años fue asesinado de un disparo en el pecho al resistirse de un asalto por dos motochorros. El crimen quedó registrado y las imágenes estremecieron a todo el país y en Mar del Plata estremece el pensar que pudo haber pasado lo mismo, que los robos se dieron la misma violencia que en el Conurbano, pero con víctimas que lograron sobrevivir.

Desde el área de Seguridad del Municipio siguen atentamente los acontecimientos, con cautela pero con suma preocupación. Si bien los hechos se dan en una semana particular, de cambio de gobierno nacional, no creen que se trate de una escalada de violencia producto de recientes medidas.

Existe una preocupación real ante la problemática de los motochorros, fuentes consultadas por LA CAPITAL explicaron que por eso la prevención se relaciona estrechamente con los operativos de tránsito de saturación en diferentes zonas de la ciudad, justamente para detectar motos robadas o sin papales que podrían ser utilizadas para cometer delitos.

Según fuentes oficiales, todos los días el área de Tránsito realiza unas 8 horas de controles en tres barrios por semana, pero en diferentes puntos para mover los controles. En estos operativos, en lo que va del año se labraron 114.648 actas y se secuestraron 4.633 motos.

Además de la prevención con los controles de tránsito aleatorios, otra herramienta fundamental con la cuentan los investigadores son las imágenes que registran las cámaras se seguridad. Si bien esta herramienta se utiliza principalmente luego de ocurrido el hecho, en Mar del Plata gran parte de los delitos que se cometen en la vía pública se esclarecen gracias a las cámaras de seguridad de la Central de Operaciones y Monitoreo.

Desde el área de Seguridad, a cargo de Rodrigo Goncálvez, consideraron que las cámaras son una herramienta clave y fundamental y, en Mar del Plata, hay un equipo capacitado en poder leer las imágenes y poder concatenar una cámara junto a otra para poder seguir el rastro de los delincuentes.

Tanto el caso de la mujer baleada por motochorros como el del hombre son investigados por el fiscal Alejandro Pellegrinelli, quien trabaja codo a codo con la Policía y operarios del COM para poder dar con los responsables de los asaltos.

Tres asaltos de motochorros que terminaron en muerte

Tomás Marcos (en el centro) era empleado de la estación de servicios de Juan B. Justo y Polonia.

El crimen como conclusión de un asalto de motochorros no es solamente un fenómeno que sucede en el Conurbano y en Mar del Plata hay tres hechos de los últimos años que marcaron a fuego y sangre a la sociedad: el del dj “Lele” Gatti, el del playero Tomás Marcos y el del repartidor de pizza Gabriel Aramayo.

El asesinato de Tomás Marcos (52) se registró el 2 de abril de 2019, alrededor de las 20, en Belgrano y 14 de Julio, a tan solo unos metros de donde esta semana fue baleada una mujer en la espalda.

En esa oportunidad la víctima, un playero de la estación de servicios de Juan B. Justo y Polonia, circulaba a bordo de su motocicleta de alta cilindrada cuando dos delincuentes, que también se movilizaban en una moto, lo interceptaron, le dispararon y le robaron su vehículo. Marcos murió y los asaltantes escaparon en dirección a la avenida Juan B. Justo.

La fuga quedó registrada en imágenes que tomaron cámaras de seguridad del municipio y también privadas. Además, fue observada por testigos que vieron la secuencia en el lugar del hecho y declararon ante el fiscal Pellegrinelli.

Si bien se realizó un juicio por jurados contra el único detenido por el caso, Nicolás Pérez, los doce miembros del jurado fallaron de manera dividida, con 9 que lo consideraron culpable y tres no culpable. De esta manera la decisión quedó “estancada” y es por eso que se deberá realizar un juicio nuevamente.

La familia de Gabriel Aramayo en el juicio.

El crimen del delivery Gabriel Aramayo ocurrió el martes 9 de junio, cerca de las 23, cuando la víctima conducía su moto Honda XR de 150 cilindradas, con la que trabajaba. El repartidor circulaba por la avenida Polonia y, al llegar a la altura de Hernandarias, un grupo de entre cuatro y seis jóvenes atacaron a golpes de puño y palazos para cometer un robo piraña.

Los vecinos de la zona escucharon los ruidos desde sus casas y salieron en auxilio del motociclista, lo que permitió que los ladrones intentaran escapar y abandonaran allí el botín: el vehículo, un bolso y una zapatilla. Para que la fuga se consumara un miembro de la pandilla que no se hallaba en el lugar apareció sorpresivamente y efectuó disparos al aire con un arma de fuego, lo que amedrentó a los testigos.

Aramayo, a pesar de los golpes, logró recomponerse parcialmente y en el mismo rodado que habían intentado robarle se dirigió por sus propios medios al HIGA. Allí, los médicos constataron que presentaba graves lesiones: entre ellas, padecía un severo traumatismo de cráneo, que motivó su internación inmediata, sin embargo cinco días después falleció por las heridas.

En septiembre de este año, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 condenó a 15 años de prisión a Franco “Curly” Altamiranda por el delito de “homicidio agravado en ocasión de robo” y consideraron que había dudas razonables con respectos a otros dos imputados, que resultaron absueltos.

Convocatoria a dos años del crimen de “Lele” Gatti.

El domingo 26 de septiembre del 2021, cerca de las 6 de la mañana, cuando Leandro Gatti se retiraba de Mr. Jones, en Playa Grande, y fue abordado por dos hombres que iban en moto, identificados como Itzcovich y Vergara, quienes contaban con el apoyo de Urra Zapata, que los esperaba en un Renault Clío.

Vergara amenazó a Gatti con un arma de fuego y le exigió la entrega de sus pertenencias, al pensar que era quien llevaba la recaudación del bar. La víctima, al resistirse, recibió un disparo mortal en el tórax, que le provocó el fallecimiento por un paro cardiorespiratorio.

Los delincuentes se apoderaron del bolso de “Lele”, en el que llevaba su computadora  y equipos de sonido. Para la fiscal que investigó el caso, Andrea Gómez, el golpe fue planeado gracias a la información brindada previamente por el jefe de seguridad de Mr. Jones, Romito, quien les aportó los movimientos y horarios de los empleados y el momento en que iban a sacar el dinero de la recaudación.

La casa ya fue elevada a juicio, con Urra Zapata como el único prófugo.