Juicio a la CNU: un inmenso paso en la lucha contra la impunidad
Por César Sivo, abogado querellante en la causa en representación de la APDH.
Gustavo Demarchi, condenado a prisión perpetua tras el juicio por los crímenes de la "CNU-Triple A".
Es probable que para aquellos que no han tenido la necesidad de buscar justicia durante toda su vida, no lleguen a comprender que, 41 años después, haya gente que celebre que un Tribunal disponga condenas contra varias personas y, en tres casos, las mismas sean perpetuas.
Es probable que muchos resten importancia a este fallo y hasta piensen que no tiene sentido seguir removiendo aguas del pasado.
Sin embargo, varias cosas deben quedar en claro:
A.- Mientras la justicia no llegue, las aguas seguirán agitándose por si mismas. La única manera que eso no suceda, es seguir avanzando en los procesos judiciales como única forma posible de poner las cosas en su lugar. La impunidad,nunca arroja paz, sino que mantiene viva la turbulenta necesidad de seguir buscando que los responsables paguen por lo que hicieron.
B.- La Argentina ha mostrado y lo sigue haciendo, que en su propio territorio, con jueces locales y aplicando el derecho interno (enmarcado en el derecho internacional) se pueden juzgar estos delitos. Esto debería ser motivo de orgullo y reconocimiento por parte de todos los ciudadanos de este país.
C.- Como también, que la perseverancia, constancia, dedicación de los organismos y de los defensores de los DDHH es lo que ha permitido que los juicios sigan adelante.
D.- Y que, como contraposición, ciertos grupos bregan para que todo se termine, escudados en una falsa idea de concordia que es, en rigor de verdad, un eufemismo para decir impunidad.
Teniendo eso presente, es posible que se pueda apreciar lo que significa esta sentencia, en este momento de la Argentina. Y la relevancia que tiene por los antecedentes del caso en sí y por todas las consecuencias que aparejará.
Este largo proceso, tuvo como punto de partida el amparo presentado por numerosos organismos , instituciones, familiares y víctimas; que fuera conocido como ” Juicio por la Verdad” en octubre del año 2000 y que desde un primer momento, más allá de lo que las audiencias iban arrojando, fue evidenciando quiénes no querían que se hablase de la cuestión y por qué. Como dijimos en el año 2008 al pedir la formación de causa penal para los sospechosos (algunos de ellos, ahora condenados), la virulencia de sus ataques era directamente proporcional a la intensidad de su responsabilidad.
Desde ese día hasta hoy nunca dejaron de atacar a todos los que podían evidenciar lo que habían hecho: desde jueces y fiscales, hasta abogados y testigos, familiares, víctimas sobrevivientes, funcionarios.Todos sufrieron ataques de la más variada especie: amenazas, falsas denuncias, difamaciones, hostigamientos, seguimientos, juicios civiles.
Buscaron todas las maneras posibles de “disuadir” a cada operador jurídico o a cada persona que “osaba” contar lo que sabía, o había padecido. Y a pesar de eso, se avanzó. Y a su pesar, se siguió.
Amenazas y difamaciones
El poder de la verdad, la fuerza de las convicciones y la necesidad de tener justicia, fue el combustible necesario para que nadie flaqueara y fue en gran parte, lo que permitió que tuviéramos sentencia … esa sentencia.
A cada amenaza o a cada difamación, se le respondió con más pruebas. Ante cada falsa denuncia, se acudió a organismos regionales o a Naciones Unidas; generando la espalda necesaria para seguir adelante. Así actuaron en el plano internacional: Frontline Defenders ; equipo Nizkor; la Comisión Interamericana de DDHH, y la relatorías para la independencia de jueces y abogados y la de la situación de los defensores de DDHH de la ONU. Y en el Nacional: la FACA, el Colegio de Abogados de Mar del Plata, la Secretaría de DDHH de la Provincia de Buenos Aires, la Red de Abogados de Lesa Humanidad Colectivo Mario Bosch, entre otros. Esto, de lo que poco se sabe, es lo que permitió que esas interferencias no empañaran el juicio en sí.
En 16 años de investigación (entre Juicio por la Verdad y proceso penal ) se reunieron miles de fojas de documentos, cientos de expedientes y varias decenas de testimonios (que superaban largamente el centenar), que permitieron reconstruir lo que había sucedido en aquel entonces y quiénes habían sido los responsables.
Esa monumental tarea, arrojó claridad y certezas y mostró crudamente cómo un grupo reducido de personas, en la pre dictadura y como parte de un plan criminal, persiguió, secuestró, encarceló (en algunos casos) y asesinó a numerosos oponentes políticos, tratando de imponer a través del terror, sus propias ideas.
Este juicio permitió ver la linealidad del aparato represivo y cómo se retroalimentaron las máquinas de exterminio. Arrojó luz sobre cómo desde -por lo menos mediados del año 1974- antes de las normas que habilitaban a las FF.AA. a actuar (operativo independencia en febrero de 1975 y los decretos de aniquilación de octubre del mismo año) ya se había pergeñado un plan sistemático de persecución y muerte, desde el propio Estado.
Este juicio, mostró cómo grupos para-militares y para-policiales fueron parte de ese aparato, avalaron y se valieron de ese plan. Y en particular, cómo un grupo de personas que se identificaba como la CNU( como dato identitario, más allá que formara parte desde lo filosófico o no) en esta ciudad, conformando un grupo mixto (para-militar y para -policial) llevó adelante aquel plan. Y en ese marco, ejecutaron a las ocho víctimas ( Elizagaray, Videla, Videla, Videla, Goldemberg; Gasparri, Stoppani y Coca Maggi) que se ventilaron en este debate.
Por último, evidenció los diversos momentos por los que transitó el grupo y los espacios de poder que fueron transitando para consolidarse como ejecutores de ese plan.
Así pueden dividirse los mismos en:
1.- etapa de pre organización delictiva (1971 el caso Filler) . Aquí mostraron a lo que aspiraban, aunque con las detenciones y sometimiento a proceso (culminado con la amnistía del ’73), se dieron cuenta que no era suficiente ser prepotente y tener armas, sino que se necesitaba algo más.
2.- de definición y gestación de la organización criminal que terminó siendo. Mediados de 1974 , después de la muerte de Perón, es donde adquieren mayor predicamento, ocupación de más espacios de poder (administración de justicia, universidad, CGT, algunos gremios) y mayores facilidades para cometer delitos al amparo del “plan” .
3.- de consolidación y de libre actuación. durante el año 1975 y en consonancia con lo que hacían otros grupos (algunos de los cuales, inclusive trabajaban con ellos) fue el de mayor presencia y actividad. En ese año se producen la mayoría de los asesinatos y es en donde cometen otros delitos comunes (sin vinculación alguna con el plan) amparados por la propia maquinaria de la que formaban parte.
En esa época, es donde arman los listados de prescindentes en las universidades (docentes y no docentes) y en donde identifican a los estudiantes. Sobre ellos, caen las persecuciones del grupo, que luego continuará la dictadura cívico-militar (es muy significativo que esas personas aparecen luego en campos de exterminio de la dictadura, fueran sometidos a “consejos de guerra”, encarcelados en procesos sin ninguna legalidad o tuvieron que exiliarse, ya que esas listas eran una suerte de certificado de defunción)
4.- de transición y pérdida de poder. A partir de que por intereses de integrantes del grupo, se ejecuta a un diputado en San Juan y caen abatidos dos de sus integrantes (“Flipper” González , muere y Otero -el enjuiciado en este proceso de Mar del Plata y condenado a perpetua- termina herido y es detenido), quedan en evidencia varios de los componentes, lo que los obliga a tomar ciertos recaudos y los malquista de algún modo con quienes se estaban encargando de la ilegal represión.-
5.- de ocaso y asimilación Llegado el golpe de estado, los componentes del grupo tienen dos opciones: A.- Asimilarse a las fuerzas del terrorismo de Estado o B.- perder poder por sí mismos. Los que se sumaron, integraron grupos de tareas, participando en secuestros, torturas y muertes; en particular con el grupo que operaba en el CCD “La Cueva”. Los otros, fueron “desactivados” .
Nuevas investigaciones
Las derivaciones y consecuencias de esta causa, se verán en breve término: en primer lugar por la formación de nuevas investigaciones en donde se analizarán las conductas de los que confeccionaban las listas (secretarios académicos y decanos).
En segundo orden, por el nuevo impulso que cobrarán el segundo y tercer tramo de este proceso, en donde se analizan varios homicidios y atentados cometidos en Mar del Plata. En tercer lugar, traccionará las causas de otras jurisdicciones en donde se investigan ramificaciones de esta organizacion (CNU LA PLATA) , o grupos operativos con similitudes de accionar que formaban parte del mismo plan (Triple “A” en Bahia Blanca o en la Universidad del Comahue), mostrando cómo el proceso de verdad y justicia no se detiene en función de que la memoria sigue intacta.
Hace unos años, Simón Wiesenthal, al ser consultado sobre cuándo terminarían los juicios, respondió: “cuando ya no quede nadie para enjuiciar” , recién ahí se podrá decir que se hizo justicia. En este camino estamos y con esta sentencia, hemos dado un inmenso paso en la lucha contra la impunidad.
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